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jueves, 21 de abril de 2022

Julio De Caro abrió los caminos de la evolución

    La escuela decareana abrió todos los caminos de la evolución del tango. Francisco De Caro -hermano de Julio- fue quien revolucionó lo iniciado por Juan Carlos Cobián. Con él y por él quedó claramente definido que el piano debía realizar el acompañamiento armónico.

   Sin Francisco no se hubieran incorporado al tango otros pianistas como Osvaldo Pugliese, Carlos Di Sarli, Horacio Salgán u Osvaldo Tarantino. Otro tanto ocurrió con los dos bandoneonistas del Sexteto.

                               
    

   Con los fraseos breves, ligados, con morosas aberturas y cierres silenciosos en Pedro Maffia predominó el sonido íntimo y la técnica. En cambio, en Pedro Laurenz los fraseos son agrestes y su fuerte temperamento expresivo se unió a Maffia para lograr un inquietante equilibrio sonoro en duelos bandoneonísticos, en muchas ocasiones a capella y en inspiradas variaciones,

   Estos dos maestros crearon todas las posibilidades para que pudiéramos disfrutar de las virtudes de figuras cumbres como Aníbal Troilo, Julio Ahumada, Leopoldo Federico, Máximo Mori, Eduardo Rovira, Osvaldo Ruggiero, José Libertella, Dino Saluzzi, Daniel Binelli o Néstor Marconi.

   Es entonces cuando la lúcida, equilibrada capacidad de Julio De Caro complementa el enlace. Con el contracanto armónico de su violín que ejecutaba en forma envolvente, ligando con su arrastre personal todo cuanto creaban sus compañeros del sexteto famoso, logrando a su vez un sonido expresivo inédito hasta entonces.

                                


   Sin virtuosismo pero con un gran  sentido musical en donde se emsambla el sonido criollista de Bardi con el perfil ciudadano. Eso mismo que luego se encontraría en sus hijos predilectos como Alfredo Gobbi (por excelencia), Cayetano Puglisi, Antonio Rodio, Mauricio Missé, David Díaz, Enrique Francini (con evolucionado virtuosismo), Mauricio Marcelli (cuando canta la melodía sin alardes virtuosistas).

   Y, en el caso de Zsymsia Bajour, se da la perfección en la técnica violinística como concertista internacional y con admirada devoción hacia Julio De Caro en las versiones de Decarísimo (1961) -de y por Piazzolla-, y en Todo corazón (1975) junto a Armando Cupo y Luis Stazo. 

   Julio De Caro abrió los diques de la creación dentro del tango.

   Nélida Rouchetto (Revista La Maga - Agosto de 1994)

(Podemos escuchar al sexteto De Caro interpretando el tango de Francisco De Caro (letra de Dante Linyera), Loca bohemia, grabado el 14 de septiembre de 1928)  

                                


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