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miércoles, 21 de octubre de 2020

El Fiorentino de Troilo

 El título tiene como objeto reivindicar una vez más, no sólo el ojo y la oreja que tuvo siempre Pichuco para escoger y guiar a sus cantores, sino incluso la maestría que desarrolló en este aspecto. Son muy conocidos los problemas que atravesó un grande como Floreal Ruiz para enganchar los versos del tango Naranjo en flor con la música, por ejemplo. En largas y pacientes sesiones, Troilo le iba cantando a Floreal los párrafos del temas de los hermanos Expósito, que era realmente innovador, hasta que Floreal lo comprendió e hizo toda una creación.

Floreal y Marino se consagraron con Troilo. Rivero y Goyeneche venían con su carnet de identidad tanguero ya incrustado definitivamente, pero dieron un paso al frente con el Gordo y así lo han reconocido públicamente una y otra vez. Porque hasta en eso acertaba el gran bandoneonista y director, en elegir los temas ideales para cada uno de sus cantores. 

Todos sus músicos y vocalistas recuerdan lo bien que cantaba Troilo, modulando los versos, acompañándose con el fueye, aunque no tenía demasiada fuerza en las cuerdas vocales y siempre lo hacía a media voz. Incluso componía cantando sobre los versos que le acercaban Manzi, Cátulo Castillo, José María Contursi, Enrique Dizeo, Homero Expósito o Cadícamo, por ejemplo. Así logró temas maravillosos y de largo recorrido.

Y hoy quiero hacer hincapié en el milagro que realiza con Fiorentino. Porque así lo califico yo y también alguna gente importante. Es sabido que cuando Pichuco forma su primera orquesta, la idea era llevar como cantor a Antonio Rodríguez Lesende. Lo tenía entre ceja y ceja y era su obsesión, porque quería arrancar con un cantor que se adaptara a lo que él perseguía musicalmente. Y entendía que el gallego era justo lo que necesitaba para completar la formación que había planeado. 

Aníbal Troilo y Fiorentino escuchando la reciente grabación

 Pero Rodríguez Lesende se excusó, habrá pensado en la novatez de Troilo y no aceptó la proposición. Se venía encima la fecha de arranque de la orquesta y Troilo habló con varios amigos del ambiente intercambió datos, no encontraba la solución y escogió a Fiorentino como solución momentánea. Se conocían, eran amigos, pero el flamante director no terminaba de convencerse de las posibilidades del cantor, elegido un tanto por la premura de la situación.

La historia dice que Fiore era bandoneonista, gracias al regalo de un fueye que le hiciera su hermano Vicente, las enseñanzas que le diera con el mismo Minotto Di Cicco, y de paso también cumplía su papel de estribillista en varias orquestas. Incluso el mismo Minotto, en 1924,  lo acercó a la orquesta de Francisco Canaro, donde haría de bandoneonista, cantor e incluso a veces, de presentador. Entre 1928 y 1929, dejaría cuatro temas grabados con la orquesta de Pirincho. 

 Con Juan Carlos Cobián dejó 10 grabaciones en 1928. Con D'Arienzo, en 1929, 10 registros, de ellos 4 a dúo con Enrique Carbel. Con Roberto Firpo 1.Con Pedro Maffia entre 1930/31 grabó 17 temas. Con la Típica Victor también llegó a grabar un tema. Pasó por otras orquestas como las de Roberto Zerrillo, Antonio Rodio, Malerba-Vaccaro, la Típica Melin en Rosario y otras. En 1931 viajó a Europa con la orquesta Fogelman-Gorrese. No tuvieron mayor trascendencia, anduvieron por varios países y en 1932 retornó a Buenos Aires.

Fiore cuando cantaba con Maffia
                                       

Cuando Troilo decide convocarlo, Francisco Fiorentino iba a cumplir 33 años, mientras Pichuco contaba apenas con 24. El hecho de haber sido aprendiz de sastre, le ayudó a elegir y recomendar  los trajes que debían utilizar los integrantes de la orquesta para salir bien jailaifes. Troilo siempre reconoció este detalle. Y lo asombroso del caso, es que después de toda la trayectoria que tenía a sus espaldas, con la orquesta de Pichuco comenzamos a descubrir a Fiorentino...

El piano de Goñi marcando los tiempos, el fueye de Troilo encendiendo las luces y el repertorio elegido, fueron encumbrándolo a Fiore. Los datos acumulados demuestran que no fue fácil. Ya no era un estribillista y debía matizar las palabras, los versos. Musicalmente, su voz ayudaba mucho pero le costó entender el paso que estaba dando, la pronunciación, el énfasis. Y todo, dentro del ritmo que proponía la orquesta. 

Troilo contaba como transpiraba, se trabucaba, no encajaba bien las estrofas. Sacaba el pañuelo del bolsillo del saco y lo masticaba nerviosamente al tener que repetir una y otra vez el tema. La orquesta tocaba "a la parrilla", sin arreglos y se le iba haciendo cuesta arriba el encaje. Pero el 4 de marzo de 1941, debutan en el sello RCA Victor con cuatro temas grabados en dos discos cos 78 rpm, entre los cuales hay un instrumental: Cachirulo y tres cantados por Fiore: la milonga Mano brava y los tangos Toda mi vida y Yo soy el tango.

Podríamos decir que acababa de nacer el Fiorentino  que se consagraría como cantor. Además, sólo con su apellido y sin nombre, caso inusual en el tango. El Fiore que creó Pichuco. El que no tenía nada que ver con el estribillista anterior. El Fiorentino que nos sigue encantando cuando lo escuchamos o lo bailamos. El que entre marzo del 41 y el mismo mes de 1944 dejó 60 registros discográficos con aquella orquesta milonguera al mango. 

                                 

Orlando Goñi y Troilo ensayando con Fiore y corrigiendo


Troilo lo dijo con tristeza: "Ya estaba, ya había hecho todo. No daba para más...", cuando recordaba el momento en que  decidió no renovarle. Y lo cierto es que Fiorentino no volvió a ser nunca más el cantor que debutó en julio del 37 con su orquesta. Dejó una marca indeleble y Alberto Morán lo reconoció así: "Fue un modelo para muchos de nosotros. Un maestro". Creó ese estilo que influyó en los cantores posteriores del tango. Pero nunca volvió a tener la guía del maestro que fue Pichuco y su canto se fue desdibujando paulatinamente. 

Ni antes ni después alcanzó al Fiore de Troilo, que le puso su orquesta a disposición, le armó un repertorio ideal para su gola y lo encumbró para siempre, aunque se fue desdibujando paulatinamente hasta su fallecimiento en aquel accidente fatal de Mendoza. Estuve en SADAIC, en su velatorio. Y sigo siendo fiel a esos 60 grabaciones que nos empujan en la milonga.

Y que mejor recordación que esta magia milonguera que nos dejaron Troilo y Fiore el 16 de abril de 1941. De Pedro Maffia y Jorge Curi: Te aconsejo que me olvides.

                                 


                         


2 comentarios:

  1. Maestro,

    Magistral posteo, recordando a ese tremendo cantor que fue Fiorentino.
    Solo basta con escuchar como le entra a Barrio de tango con ese "Un pedazo de barrio..." para sentir un hachazo en el corazón. Sin dudas, Fiore fue uno de los más grandes cantantes de Tango.

    Saludos desde Buenos Aires
    Gustavo R.

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