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lunes, 15 de septiembre de 2014

Rivero se va de la orquesta de Pichuco

Pichuco había desoído todos los consejos, desechado todas las advertencias, al decidir incluir una voz grave en su orquesta, la de Edmundo Rivero. La oreja de los tangueros no estaba acostumbrada a ese tipo de cantores y Horacio Salgán en su día lo había comprobado, cuando las grabadoras se negaban a admitir a Rivero en su orquesta, que también iba a contracorriente.

Ocurrió en 1947, cuando Alberto Marino deja la orquesta de Pichuco, y parecía convertirse en un vacío imposible de llenar. Troilo compartió alguna noche con Edmundo Rivero, lo escuchó cantar acompañado de su guitarra y el fueye del Gordo, y al final firman su incorporación al conjunto, formando dúo de cantores con Floreal Ruiz.

                                               
Pichuco con sus dos grandes cantores Edmundo Rivero y Floreal Ruiz


El debut sería el 3 de abril de aquel año, en el cabaret Tibidabo de la calle Corrientes. Buenos Aires asistió a la definitiva consagración del resistido cantor y en esos tres años con Pichuco dejaría una huella inolvidable. Y 22 grabaciones que pasarían a convertirse en una herencia impagable y en recuerdos maravillosos, idealizados por la nostalgia. Como por ejemplo, Sur o La viajera perdida, dos tangos donde la argamasa de orquesta-cantor, conforma un todo  imposible de mejorar.

En 1950, empujado por Troilo rumbo a la consagración definitiva como solista, Rivero se marcha de la orquesta, pero ambos se constituyeron en amigos para siempre. Se reencontrarían en escenarios y emisoras, en entreveros y homenajes. Y cada vez que pudieron colaborar lo hicieron sin preámbulos, la palabra de uno y otro estaban por encima de cualquier documento. Y nunca padecieron ni juntos ni separados, el agravio del olvido. 

                                  
Julio Jorge Nelson presenta a Pepe Corriale, Di Sarli, Troilo y Rivero

Edmundo Rivero recordaba así aquella época:

. Es que los años de Troilo son como una película que se hubiera filmado con otra velocidad. Sus grandes figuras, Manzi, Discépolo, el propio Gordo parecieran comerse la escena. Y sin embargo , todavía quedan en primeros planos estrellas de reparto como pudieron ser Barquina, o Paquito "El llevador". Pasan por mi mente cien duendes de la noche ida: colegas cantores, músicos, gente de teatro, mezclados con hinchas anónimos (o famosos), mangueros, vividores, plomos. Todo parecía andar a mil por hora, hasta el país, en aquel año cuarenta y siete.

                                       
 

. ... El año cuarenta y siete lo tenía a Discépolo  todavía en plenitud, polémico, ya jugado políticamente. Pero ese mismo año trajo también tristezas: había partido otro grande, Celedonio Flores, el letrista más admirado por mí, hasta entonces. Uno de los que despidió sus restos fue Homero Manzi, ya también herido de muerte. Poco después él me iba a dar a cantar su verdadera despedida, ese milagro suyo y del Gordo Troilo que se llama Sur.

Cuando Rivero deja la orquesta de Pichuco, éste lo despide en la radio con unas sabias y hermosas palabras y Edmundo canta el tango de Gardel, Pettorossi y Le Pera: Silencio.

Podemos escucharlo en esta grabación inédita:

Edmundo Rivero - Silencio . Con despedida A. Troilo

                                       

Y años más tarde en uno de los tantos reencuentros, Pichuco con su fueye y Roberto Grela con la guitarra, tocando a la parrilla, lo acompañan en otro inédito; el tango de Pacual Contursi y Samuel Castriota: Mi noche triste.

Edmundo Rivero - Mi noche triste - con Troilo-Grela

¡Qué años aquellos!

2 comentarios:

  1. hace como veinte años lo visite a oscar del priore en la radio y le pregunte si tenia algo inedito de troilo con rivero y me dijo que en su proxima audicion tuviera el grabador a mano y me paso silencio,mamita... que joya que obra de arte mira el genio del gordo rayaba a tal altura que si se le cantaba tocar la boheme en tiempo de tango se lo hubieran aceptado.silencio es algo colosal el arreglo que no se de quien es ,es algo fabuloso es increible como pichuco con rivero y esos arreglos sublimaron tantos tangos,cuando lo escuche y lo suelo pasar de tanto en tanto en la radio los llamados son incesantes el troileano que lo escucha por vez primera se vuelve loco en fin artistas de una epoca que sera inolvidable yo apenas aspire su perfume casi diluido pero que marcaron hasta hoy mi amor por el tango.te pasaste con esta recordacion salute

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  2. Lo del Gordo es de otra galaxia. Si apenas tenía estudios... Pero mete dos notas y te hace bolsa. Y a todos sus cantores les erigió un pedestal, gracias a su oreja sublime.

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