La pobreza agudiza los instintos y debió soportar muchas vicisitudes para poder ir cumpliendo con sus sueños. Manejaba la guitarra y la armónica, de modo elemental, y supo fabricarse el compendio de ambas, asegurando la segunda al mástil de la guitarra, al modo Villoldo, lo que muchos años más tarde le serviría para interpretar el rol del gran creador de El Choclo y tantas páginas, en la revista teatral "De Villoldo a Gardel", que se representaba en el Teatro Nacional.
En busca de las latitudes musicales que le bullían en el alma, comenzó a caminar su provincia y otras linderas, llevando su quimérica ambición hasta Rosario, donde se hizo conocer rápidamente, por sus modales y el cargamento de temas folklóricos y tangueros que iba componiendo. Las peripecias del personaje, su maniera de época, su simpatía, le fueron abriendo puertas y Buenos Aires estaba ahí nomás y lo recibiría con la generosa acogida de músicos y público que comenzaron a valorarlo.
Empezaría a tocar el piano, de manera adventicia, en Buenos Aires pero le agarró el gustito. Los próceres del tango en aquellos años le parecieron grandes para su estatura musical y volvió a Rosario, a Córdoba, siempre empuñando instrumentos y formando orquestas. Hasta que pegó la vuelta a la capital, desafiando al tiempo, a su escasez permanente de medios económicos, estrecheces dolientes y ya con el tango instalado en su cuore, aunque siempre reservó un lugar para el folklore.

Por su parte, Lunes 13 -su título original- llevaría letra posterior de Francisco García Jiménez en 1929, unas pinceladas muy porteñas que consagraría Carlos Dante con la orquesta de Alfredo de Angelis años más tarde, en 1947. Un exitazo. Anteriormente lo habían grabado en su forma instrumental orquestas como las de Roberto Firpo, la Típica Victor, el trío de Padula o Juan D'Arienzo.
Con su bohemia viajera y noctámbula, Padula se fue abriendo puertas gracias a que las artes inventan otros futuros y les van dando forma. A su capacidad de impregnarse de la música con diversos instrumentos, el bandoneón entre ellos, le agregó esa gran baza que fue su creatividad como compositor. Y es toda una llamada a las esencias, cuando mira hacia su provincia natal para componer otro tango que demuestra su vigorosa capacidad de inyectar emoción al tema y a la historia. Se llama Tucumán y lo lleva al disco JuanD'Arienzo con su orquesta en 1940 y 1950. Y lo seguimos bailando en pistas de medio mundo...

José Luis Padula comenzó a grabar con su orquesta en el sello Odeón en 1935 y lo curioso es que dirigía tocando el bandoneón y en ocasiones el piano. Su cantor fue el por entonces novato Ángel Vargas, que dejaría impresas dos placas con la orquesta: el tango: Brindemos compañero y la ranchera Ñata linda. Ambos temas eran de Padula, con Cadícamo el primero y con Lito Bayardo la segunda.
Pero además dejó una obra cuantiosa que sirve para valorar a este bohemio pertinaz, gran creador, modesto, sufridor, casado, con 6 hijos, que supo pelear contra las duras circunstancias de su vida y fue muy apreciado por sus colegas. Una persona digna de admiración que falleció, entre penurias, a los 52 años dejando una obra incombustible que obliga a abrurnos de orejas para valorarla.
Excelente articulo, el tango es mi musica favorita, muchas gracias por tu blog!
ResponderEliminarUn placer recordar a tamaños personajes del tango.
EliminarCompositor admirado por mi madre, también tucumana, nacida en 1916, año en el que Jose Luis Padula compuso el tango 9 de Julio, parece que se alinearon las 🌟. Todo esto me emociona profundamente. Gracias por publicarlo.
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