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lunes, 10 de diciembre de 2018

Salgán: "Para encauzar mi fantasía"

 Mientras Salgán evoca las circunstancias anteriores a la constitución de su orquesta, se me asoma a la memoria, también, algo que me dijo Carlitos García, que estuvo con Firpo y con Martínez-Ledesma más o menos en las mismas épocas que Horacio, su amigo de  toda la vida.
-En aquel tiempo -recuerda Carlitos- nos fascinaba la música brasileña y nos pasábamos tocando y jugando con choros y sambas.

   -Ahora, Horacio: ¿cuál fue el motivo que lo empujó a formar su conjunto de tango en el 44?
   -Una necesidad imperiosa de manifestar lo que sentía. Vea: en ese entonces actuaban muchas orquestas típicas. Pero ninguna expresaba el Tango como a mí me gustaba. Es posible que parte de esa diferenciación de sensibilidades tenga este origen: dos o tres generaciones familiares atrás, probablemente mis bisabuelos, fueron negros. Acaso de ahí procede mi manera de sentir y de tocar las síncopas, por ejemplo.

                     
                    
   -Entendido. Pero, ¿cuáles fueron los incentivos de su estilo?
   -Ahora verá. El principal, creo, radicó en una obsesión, hacer Tango; quiero decir que lo que  yo tocara fuera Tango, que tuviera los valores esenciales de temperamento de de forma que definen al Tango.

   -¿Por qué?
   - Por una razón muy simple. resulta que le escribía los acompañamientos a Carmen Duval, que en ese tiempo era mi primera esposa. ¿Y qué pasaba? que me decían: Eso no es Tango.
   -¿Tenían razón?
   -Tenían. Yo me expresaba en un Tango sin ritmo. Fíjese qué cosa. Me dominaba una profunda tendencia a fantasear. Era un fantaseador de la música.

Horacio Salgán, Carmen Duval, Juan Carlos Thorry, Lucas Demare, Eddie Kay
                   
   -Cuando concibió su orquesta; digo, en el momento en que empezó a plasmarla, en el corazón, en la imaginación, en la cabeza, ¿qué hizo de esa fantasía?
   -Lo que tenía que hacer: luchar obstinadamente contra ella. O mejor, disciplinarla en una obstinada búsqueda de las fuentes esenciales del Tango. Quería, necesitaba encontrar un norte, un polo magnético para dar con una forma rítmica para canalizar mi fantasía.
   -Cómo lo consiguió?
   -Aunque parezca mentira, por la indeclinable voluntad de querer tocar ¡al modo tradicional! Por eso le he dicho que mi mayor incentivo fue una obsesión. La fantasía me alejaba del tango y mi obsesión era ¡meterme dentro del Tango! Con fidelidad fanática. Y observe qué curioso: mi estilo nace y cobra forma por un proceso exactamente inverso al de Piazzolla. Él plasma el suyo por la necesidad de salirse del Tango. Y yo, por el mío, por la fijación excluyente de quererme meter dentro del Tango.

                             
   -¿Cuáles fueron los primeros arreglos que escribió para su orquesta?
   -Fueron: Ojos negros de Greco; El Marne de  Arolas, Shusheta de Cobián.
   -¿Los mismos que fueron novedad absoluta y revolucionaria siete años después, cuando empezó a grabar en Victor?
   -Los mismos. Ni una nota más ni una nota menos.

(De un reportaje que le hiciera Horacio Ferrer)

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