Entre otras formaciones disímiles entre sí, ocupó su sitio en el piano, alineado en las de Florindo Sassone, Elvino Vardaro, Edgardo Donato, Miguel Zabala, Joaquín Do Reyes, Enrique Alessio, Hugo Baralis o Héctor Artola. También alternó en un grupo criollo, formó tríos, y acompañó a Alberto Marino con la orquesta dirigida por él, cuando el cantor emergido triunfalmente de la típica de Aníbal Troilo, gozaba de una popularidad notable.
Fue precisamente Pichuco quien lo convocó en 1954 para militar en su exquisito conjunto, sucediendo a Carlos Figari, que se independizaba para formar su propia orquesta. Este salto lo proyectaría y le daría la fuerza dinamizadora para brillar en aquellos años de máxima expresión del tango. La intensidad interpretativa que proponía Troilo, con su gran riqueza de matices y la libertad de creación que dispensaba, representaría para Manzi, otra graduación en su carrera.
Estaría unos tres años con Pichuco. Lo suficiente para actuar en clubes, salas céntricas, radio y participar en 29 registros con la orquesta. El último tema que grabaría en dicho conjunto, sería Retirao, un tango antiguo de Carlos Posadas, donde muestra todo su talento. Saldría de dicha formación para enrolarse en la de su admirado Osvaldo Pugliese, reemplazándolo en aquellos años de persecución política que sufría el pianista de Villa Crespo.
Osvaldo Manzi. en color gris, con la orquesta de Osvaldo Pugliese |
Lo vi varias veces en aquellos años y recuerdo la frase de Mario Demarco, bandoneonista de la orquesta por entonces.
-Manzi sabe y mucho. Adaptarse a la orquesta tan rápido y sucediendo al director por las razones que todo el mundo conoce, no están al alcance de cualquiera. Manzi está muy bien preparado y consustanciado con el estilo de la orquesta. Y el resultado es muy satisfactorio para todos nosotros.
Manzi (Osvaldo Ramón Manzione), admiraba la capacidad y el romanticismo de Pugliese. Y puede apreciarse su capacidad y amoldamiento a dicha orquesta en grabaciones como La bordona, Qué pinturita, Yunta de oro o Patancha, entre otros temas destacados de esa época.
Formaría luego su propio conjunto, alineando a Eduardo Rovira como primer bandoneón de la misma, y también con arreglos del mismo. Fontán Reyes sería el cantor que grabaría Dolor milonguero y también registraría la orquesta el instrumental Febril del citado Rovira. Luego de algunas actuaciones profesionales en otras formaciones recibe el llamado de Ástor Piazzolla.
Y la cita sirve para confirmar la valía de Osvaldo Manzi, que sucedería a Jaime Gosis en los revolucionarios Quinteto y Noneto de Piazzolla. El muchacho de Boedo que ya orillaba los 37 años, cumpliría con creces en dichas formaciones del bandoneonista de Mar del Plata y demostró su sapiencia confirmando personalmente la frase de Troilo sobre Ástor:
-"Nosotros estamos en el arranque y el Gato ya pasó por segunda vez"
Le faltaban cuatro meses para cumplir los 51 años de edad, cuando una enfermedad puso fin a su vida y sus sueños de músico.Su talento está presente en numerosas grabaciones y hoy lo quiero recordar al frente de su Octeto Marabú, con un LP de temas instrumentales que fue impreso en Canadá. En este caso fagocita un estilo parecido al de las orquestas de Osvaldo Fresedo, Carlos Di Sarli y otras conocidas, y es muy lindo para bailar incluso.
Fueron registradas por el sello Microfon en 1960 y de ese LP extraigo dos temas: Verdemar, de Carlos Di Sarli y José María Contursi y Qué solo estoy, de Raúl Kaplún y Roberto Miró.
Verdemar - Octeto Marabú
Qué solo estoy - Octeto Marabú
Muy precisa la reseña de este músico fundamental y, como siempre, un sabio y a la vez sentido análisis de nuestros temas tangueros
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