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jueves, 12 de diciembre de 2024

LA casa de Gardel en Toulouse

        Acá estoy golpeando el llamador de la casa donde vivió Carlos Gardel, en Toulouse, junto a su madre. Había nacido en el  Hospital de la Grave, en esa misma ciudad, el 10 de diciembre de 1890. y al día siguiente lo bautizaron en en la capilla de dicho hospital.   

  Su madre Berta Gardes, era soltera, había sido embarazada por un señor casado y con hijos, por lo cual no lo reconoció y trató de no volver a tener relación alguna con ella. El mal rato que debió padecer la llevó a tomar un barco con su pequeño hijo de dos años  y así llegarían a la lejana Buenos Aires, donde podría recomenzar su vida.                                            

                                           


Yo había estado en Medellín, en el aeropuerto donde Carlos Gardel fallecería trágicamente junto a compañeros y pilotos, conocí lugares donde cantó  y en un viaje a España -viviendo en Buenos Aires- decidí largarme a Toulouse para conocer el Hospital y la casa de la Rue Canon da Arcole numero 4, donde Gardel vivió con su madre los dos primeros años de su vida que luego sería  gran historia.      

Y acá estoy golpeando el llamador de la casa con mucha curiosidad. Saldría un señor que vivía allí, le expliqué el motivo de mi presencia, me atendió cortésmente y me dijo que habían pasado varias personas por la casa, con el mismo motivo. Año más tarde una Placa en la puerta señalaría la fecha histórica.

Gardel y su madre


Doña Berta recordaría siempre a su hijo: "Llegamos a Buenos Aires el 10 de marzo de 1893. De modo que hubiera tenido ahora 45 años, pero la vida le regaló una juventud perpetua, como al personaje de «El retrato de Dorian Grey». También Gardel nació para vivir una eterna juventud, sin arrugas y sin vejez. Por eso, tal vez, se lo llevó la muerte, en pleno triunfo, en un vuelo elegante, para que su trayectoria no se interrumpiese con la muerte vulgar de la gente común.

Desde los quince años puedo decir que comenzó a cantar y a causar la admiración de cuantos lo escuchaban. Se sentaba en los umbrales de las puertas, y a su alrededor un enjambre de muchachos le hacían rueda. Las familias lo invitaban a cantar en sus casas, y a veces se quedaba con ellas hasta quince días, teniéndome sobresaltada por su ausencia.

El primer dinero que logró cantando lo obtuvo en el Armenonville. Allí le dieron treinta pesos, que vino loco de alegría a traerme..".

Y la viejecita vuelve a enjugarse los ojos, recordando la frase del hijo: «La voy a hacer vivir en un río de oro, viejita. Voy a ganar millones para usted, porque tengo una estrella…»

  Pero Doña Berta nunca imaginó el trágico final de su querido e idolatrado hijo...

(Podemos escuchar a Carlitos Gardel cantando el tango de José De la Vega y Agustín Bardi "Madre hay una sola". Grabado el 28 de mayo  de 1931, con el acompañamiento de sus guitarristas Barbieri y Riverol. )

                              



                            



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