Agustín Bardi nos dejó un legado tanguero que nos ilumina permanentemente y nos acompaña, no sólo en el recuerdo, sino también en el repaso de sus temas y bailándolos en la milonga por las grandes orquestas típicas. Porque Bardi, junto a su amigo Eduardo Arolas, nos legaron un archivo convertido en un mosaico de realidades e imágenes musicales que capturan tiempos diversos y nos atrapan.
Vistas así a la distancia, parece hasta mentira que ambos hayan sentado las bases del tango del futuro, consiguiendo que sus obras sigan siendo modélicas sin tener, ni remotamente, los conocimientos musicales de los compositores y ejecutantes que les sucederían. Alberto Ginastera dijo una vez que los tangos de Bardi están tan bellamente escritos, que podrían ser tocados en el Colón sin modificarles ni una sola nota.
Osvaldo Pugliese no dudó en afirmar: "Arolas y Bardi en su mezcla de campo y ciudad crearon el ABC del tango". Y Alfredo Gobbi, una noche, en la mesa que yo también ocupaba se expresó así: "Si Bardi no hubiera existido, seguramente no habrían llegado Julio de Caro y la mayoría de nosotros..:". Precisamente Gobbi le grabó una maravillosa creación de su tango "Chuzas".
Entre los 70 temas que nos dejó para la posteridad, hoy rescato "La última cita", un tango que compuso en 1925. Ocho años más tarde, Francisco García Jiménez le adosó unos versos que no tuvieron el éxito de otros en los que también intervino a pedido de grabadoras o músicos. Mercedes Simone lo estrenaría y grabaría en 1933 acompañada por orquesta.
Francisco Canaro fue el primero en llevarlo al disco y también lo harían en forma instrumental las orquestas de Julio De Caro, Miguel Caló, Osvaldo Pugliese, Raúl Garello. Ängel D'Agostino con Ángel Vargas y Florindo Sassone con la voz de Jorge Casal, le dieron vida a la creación de Bardi y a los versos de García Jiménez.
Esos versos son realmente largos y Mercedes Simone los canta íntegramente de principio al final. Casal que logró un éxito con este tango, también le da manija a la poesía en la grabación que realizó con Sassone. En cambio Ángel D'Agostino optó por darle prioridad a la música y le dejó a Ángel Vargas una parte del verso para que lo cantara. Y lo cierto es que pegaron muy bien con la música.
y en el romance de amor
Y allí, donde tu boca querida
Puso el alma en el besar
fue a balbucear la despedida.
Más el labio y la pasión
y el corazón enmudecieron...
y ahogada en llanto la voz
dimos los dos
en un suspiro el adiós.
Y la de Florindo Sassone con Jorge Casal, llevada al disco el 21 de marzo de 1949.
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