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viernes, 31 de marzo de 2023

Fangal

    Es sabido que cuando falleció súbitamente Enrique Santos Discépolo, dejó varios inéditos con ideas de tango que llevaba iniciados, en distintos papeles. Su viuda, Tania, buscó a los poetas tangueros que más admiraba Discepolín y les entregó a cada uno el texto dónde estaba la idea del tema y algunas palabras claves en el desarrollo del mismo, dado que él le dedicaba mucho tiempo a cada composición que encaraba. Ella quería que estos tangos se consolidaran y tuvieran respaldo popular.

                                  

Tania y Discépolo

   Y éste que hoy me ocupa, le tocó en suerte a Homero Expósito y a su hermano Virgilio en la parte musical. Tania pensó que este tema era ideal para ellos porque abundaba en las maquietas admirables de los grotescos discepoleanos con su proverbial insatisfacción  y  Expósito podría trasladarlos a su pluma sin problemas, dándole la sensibilidad poética que el tema requería.

   Y así, en el talento  de esos dos admirables poetas se fraguó un tango que no llegó a tener el éxito esperado pero que, sin dudas, describe  ciertos tópicos de la literatura tanguera  como ejemplo de la mujer de origen humilde que asciende escalones en la sociedad merced a su belleza y termina perdiéndose y desperdiciando su vida en los laberintos de la noche.

                                            

Homero y Virgilio Expósito completaron el tema discepoleano

   Pero en ese caso, siguiendo las coordenadas iniciales que esbozó el gran poeta en algunas ideas y palabras, Homero Expósito, "se puso la camiseta del autor", agregándole mordacidad y el grotesco discepoleano que tanto éxito le depararon. Y sobre un tema muy traqueteado, en las letras de tango, fue dibujando y completando el aguafuerte que le entregaron.

¡Yo la vi que se venía en falsa escuadra,
se ladeaba, se ladeaba por el borde del fangal!..
¡Pobre mina que nació en un conventillo
con los pisos de ladrillos, el aljibe y el parral!
Alguien tiró la banana, que ella pisó sin querer,
y justito, cuando vi que se venía ya decúbito dorsal,
¡me la agarré!...

   Evidentemente, no es el estilo de Homero, ni la forma de expresarse, pero supo impregnarse del espíritu dramático-sarcástico que transmitía Discépolo en sus temas y escritos, y lo cierto es que pinta muy bien a los dos personajes del tango en cuestión: la mujer ya hundida en los precipicios de la mala vida, y el varón que cree ser el salvador enamorado... y termina cayendo en sus penumbras.

Fui un gil
porque creí que allí inventé el honor,
un gil
que alzó un tomate y lo creyó una flor.
Y sigo gil
cuando presumo que salvé el amor,
ya que ella fue
quien a trompadas me rompió las penas...
Ya ven,
volví a la mugre de vivir tirao.
¡Caray!
¡Si al menos me engrupiera de que la he salvao!...

(Esto dijo el "cusifai" mientras la "cosa"
retozaba, retozaba ya perdida en el fangal,
y él tomaba una ginebra desastrosa
entre curdas y malandras en la mesa de aquel bar...).
Si alguien tiró la banana, él, que era un gil, la empujó
y justito cuando vio que se venía ya decúbito dorsal,
¡se le prendió!...

   Hay algunas versiones importantes de este tema. Edmundo Rivero lo grabó acompañado por  la orquesta de Héctor Stamponi en 1959- Disco Philips. También lo llevaron al disco Rubén Juárez o Juan Manuel Serrat, entre otros. Escuchamos la versión de Edmundo Rivero.

                                 


                                

1 comentario:

  1. Qué lindo artículo, gracias Buscaba la letra y vi que en varios sitios ponen que es de Serrat letra y música 😠

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