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jueves, 14 de marzo de 2019

Tangos para la Gloria Swanson

    Pedro Maffia tiene entonces 27 años. Es un sabio del bandoneón. Ha conseguido aquietarle al infantilismo un poco saltarín de los heroicos chambones del 95; ha podido superar la encantadora y vacilante artesanía de las vedettes bandoneoneras de 1910 y pone ahora  el fueye en punto de primera plenitud. Digita los temas con la irreprochable lógica que la tradición europea ha dado al violín, por ejemplo, y que el bandoneón no posee.

    Su manera de poner los dedos sobre las botoneras será desde hoy en adelante la escuela técnica para cuatro generaciones. Oprime los botones con la soltura, con la blandura prepotente de quien domina a su herramienta por autoridad y por talento. Alcanza de tal modo a desentrañar de las setenta y una voces teologales del arrugado, como quien agota un aljibe, toda la hondura de sonido, de expresión y de brujería.

Vardaro, Maffia y De Franco. E.Puglisi y Pugliese. F. De Lorenzo
    
    El tango se adensa en ese sutil encadenamiento de notas que Pedro destrenza y acentúa con un swing de locos, dejando fluir la frase o recogiéndole el piolín en la inesperada cosa de un rubato. Ya consagrado como el mejor, Maffia deja a De Caro. El 1 de noviembre de 1926 debuta  -con Pugliese een el piano y Vardaro en el primer violín- en el Club San Isidro.

     En marzo de 1927 sus devotos se juntan en el Electric Palace de la calle Lavalle; Pedro Maffia se presenta en los cines, catedral indiscutida de Tango desde que tres años atrás al empresario Agustín Álvarez se le ocurrió la idea de poner una orquesta típica (sexteto, casi siempre) para musicalizar las películas mudas.

     Álvarez impuso su idea en una sala de su circuito: el Select Buen Orden; en seguida su éxito ganó a otras. Lomuto, en el Select Suipacha; Puglisi, en el Paramount; De Caro, en el Real y en el Renacimiento; Vardaro-Pugliese, en el Metropol, hacen de Lavalle y sus alrededores -entre 1924 y 1930- un emporio tanguero.
   
Aníbal Troilo "el émulo de Maffia", según Fiorentino, con 16 años en la Orquesta Goyito.
   
    Pedro corona esta etapa de su maestría -el sexteto que conduce es excelente y a veces se convierte en septimino por el agregado del cello de Nerón Ferrazzano-  en el cine Hindú. Allí van a gozar un gordito de quince años, que alguna vez sabrá opinar para ubicar a su ídolo: "Antes de Maffia, nadie".
    El gordito se llama Pichuco.

                                                                                     Horacio Ferrer

    


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