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sábado, 3 de agosto de 2013

Luis Teisseire

Hoy quiero recordar a este músico de la guardia vieja, flautista para más señas, que no ha tenido la debida relevancia dentro de los anecdotarios tangueros, aunque sí fue muy respetado por su lucha por los derechos de los músicos y ha dejado una obra muy interesante sintetizada especialmente en un racimo de temas que siguen dando vuelta en el carrusel musical rioplatense.

Era hijo de un marsellés y una genovesa, como no podía dejar de ser en aquel arrebozar de inmigrantes que buscaban su lugar en el mundo dentro de la colmena porteña, que también crecía al impulso luchador de aquellos recién llegados de tierras convulsas y problemáticas. Con todas las dificultades añadidas de lenguas y costumbres distintas.

Luis Teisseire
Su padre lo preparó para desarrollar una carrera, pero todo se enturbió con el accidente en que se vió envuelto éste, al caer en un pozo y fracturarse las piernas y varios huesos del cuerpo. Luisito, que cursaba el sexto grado, vioó entonces cómo los sueños paternos se difuminaban y comenzaban las privaciones.

A los 15 años debió salir a buscar trabajo y estuvo 3 días en una farmacia, luego en florerías y de todas salió malparado porque su espíritu anarquista, formado en muchas lecturas, lo llevaba a pelear tempranamente contra las injusticias sociales de aquellas duras épocas. En todos los sitios que trabajó terminó organizando huelgas y en algunas tuvo éxito, sus compañeros comenzaron a respetarlo.
                                       
Con su flauta en el Quinteto de Augusto P. Berto

Le enseñaría a leer y a escribir a un chico de su barrrio y éste en gratitud le regaló una flauta. Feliz obsequio que indujo a Luisito a soplar melodías por el canuto y a dedicarse a su estudio, al principio de motu proprio  y luego con el profesor Mauricio Guariglia. Y por allí encontraría un argumento para abandonar su peregrinaje laboral y enrolarse en las filas tangueras que buscaban músicos.

                               

Entraría en Lo de Hansen, como flautista en un trío con el cieguito Aspiazu en guitarra y el vasco Urdapilleta en violín. De allí vendría el salto a El Quiosquito, en aquella ruta nochera del Palermo multicolor y divertido. Luego la ciudad feérica, el centro, los Cafés con palco orquestal, los discos fonográficos del sello Atlanta, instalado en el quinteto de Augusto Berto; bailes, cabarets, sainetes teatrales.
                                             

Pero nunca se había separado de los libros y hasta escribió dos obritas en las cuales reflejaba su pensamiento ácrata: La calumnia y La vuelta del capitán, que fueron representadas por Teatros de aficionados. También tocaba en un Orfeón, a los 20 años, cuyo repertorio lo constituían solamente obras del propio Teisseire.

En 1918, tocando en el cabaret L'Abbaye, de la calle Esmeralda casi Corrientes, en el cuarteto de Augusto P. Berto (el autor de La payanca), que completaban José Sassone al piano y Peregrino Paulos en violín, encontró inspiración en uno de esos sucesos que se contemplaban a menudo en dichos lugares y creó su perdurable: Entrada prohibida. Allí tendría lugar una discusión con una de aquellas pupilas francesas que traían los maquereaux marselleses y el portero, por orden de los dueños del sitio la echaron del lugar, prohibiéndole la entrada. Al ritmo de su flauta, fueron agregándole letrillas: "Del cabaret te espiantaron / y te prohibieron la entrada; / eras la paica mimada...", aunque después Juan Andrés Caruso le pondría versos definitivos distintos.


Siempre fue fiel a sus ideales, luchó por los derechos de los músicos e intérpretes sin cansancio, promovió distintos paros laborales, peleó con dueños de grabadoras, de locales, formó el Sindicato junto con otros músicos y aunque se fue alejando de los estrados, dejaría una  abundante obra donde también brilla su Bar exposición, dedicado a un bar de la calle Florida 656, al que primero llamó Cosa linda y barata. Pero además compuso con numerosos colegas y Gardel le grabó 7 de sus temas: A contramano, Calandria, Celeste y blanco, El ramito, Farolito viejo, Mano mora y Por ella. Hasta le dedicó un tango a Nuestras Malvinas con letra de Gabino Coria Peñaloza.

Vamos a recordarlo con: Bar exposición en la gran interpretación de Carlos Di Sarli. Lo registró en tres oportunidades y acá escuchamos la primera de ellas del 5 de mayo de 1943. Y José Basso, hace una hermosa creación de Entrada prohibida (casi troileana del 40), grabándola el 20 de mayo de 1950.

Bar exposición - Carlos Di Sarli

15- Entrada prohibida - José Basso

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