El caso de este talentoso creador de tango es más notable porque sólo tiene de gallego el apellido y vaya uno a saber adónde nace la rama de los Martínez que portaba como apellido, porque él era más criollo que el pan criollo. Y bien morocho, por cierto.

José Martínez (1890/1939) pertenece a la fabulosa saga de los músicos intuitivos, de aquellos que llenaron el tango de páginas maravillosas, sin conocer la notación, cuando la música de Buenos Aires recién comenzaba a germinar y sus bases eran difusas.

Martínez se entreveró de joven en el ambiente del tango, tocando en academias o en dúos y tríos, después de haber aprendido de oreja el piano en casa de un amigo, cuando era empleado de una escribanía. Y pese a no tener formación académica, Canaro lo pinta como el eje de su propio ascenso a la élite, cuando debuta con su orquesta en el cabaret Royal Pigall (luego Ta-Ba-Ris), en 1918. "Martínez al piano y Fresedo en bandoneón me dieron la consistencia necesaria a la orquesta para dar el gran salto adelante en mi carrera", confesaba Pirincho.
![]() |
Orquesta de Canaro en 1920. De izq. a der. Julio Doutry, Minotto, Juan Canaro y Martínez. Parado: Francisco Canaro. |
Afortunadamente el gallego Martínez dejó un legado formidable en forma de piezas tangueras. A mí me da vuelta su tema Olivero, que Pugliese eleva al cénit. Pero además piezas de tan bella factura como El pensamiento, El cencerro, La torcacita, Pablo (dedicado al actor Pablo Podestá) o Polvorín con letra de Manolo Romero, son de una estructura genial.
También compuso Pedacito de cielo, un tango que grabó Agesilao Ferrazano con su orquesta y mereció mejor destino. Y La gauchita, La pampita, Pura uva ( Su primer tema en 1912, que se lo escribió Canaro), Yerba mala, Lepanto, Carbonada, Canaro (dedicado en 1915 a Pirincho que se lo llevó al papel), El acomodo, El palenque, Punto y coma, El matrero, Calma chicha, Tengan paciencia, Expresión campera (de 1915, se lo escribió Arolas), Cofrecito, Madrecita de Pompeya, La correntada, Tristeza criolla (milonga), El estudiante, Marianita, etc.
Enorme creador, difuminado entre tantos grandes del tango, Martínez fue uno de sus pilares iniciales y como la música de Arolas (con quien compartió palco) y Bardi, sus temas tienen muchas reminiscencias melódicas pampeanas. A ellos dos y al violinista Palito Abate les dedicó su tango-milonga Yerba mala, de 1915.
Este Blog nacido al bardo, ha llegado a las 30.000 visitas de tangueros de todo el mundo, y creo que era necesario traer al mismo a uno de los pilares del tango, de cuando este género estaba en pañales. Para mí es un placer enorme sentirme acompañado en esta aventura que es escribir y escuchar música, mientras recordamos tantas cosas perdidas en el polvo de la historia.

Vamos a recordar a este fenómeno que abandonó el tango para trabajar en una oficina, en tres de sus grandes creaciones. Luego de pensar mucho porque me gustan casi todas, me decido por éstas: Punto y coma, grabado por la orquesta de Osvaldo Pugliese el 13 de setiembre de 1948. La torcacita por Carlos Di Sarli del 21 de junio de 1941, en su primera versión. Y El pensamiento registrado por Juan D'Arienzo el 26 de julio de 1945. ¡Qué panzada!
OP- Punto y coma
07- La torcacita
130- El pensamiento
No hay comentarios:
Publicar un comentario