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jueves, 27 de diciembre de 2012

La orquesta de los milongueros

Sin duda alguna, la orquesta de Di Sarli fue la menos discutida de todas, la que aceptaron gustosamente las hinchadas de D'Arienzo, Pugliese, Troilo y demás conjuntos del cuarenta y cincuenta, como maravillosamente milonguera.

El maestro de Bahía Blanca arrancó bañándose en las fuentes de su ídolo, Osvaldo Fresedo, a quien le dedicó su tango: Milonguero viejo, pero a la vez dotó a su conjunto de una alquimia maravillosa en la que se conjugaban, junto a su gran personalidad romántica, su concepción pianística, contrapunteada con las cuerdas,  los bandoneones en un segundo plano y, por sobre todo, su prodigiosa mano izquierda elevando desde el piano la música a una profunda emotividad. Aún cuando la concepción en la orquestación, marcada por Emilio Brameri o por él mismo, fuese sencilla.
En el Marabú, donde fue la gran figura, con Troilo y Zita.
En los últimos tiempos, y sobre todo cuando grababa, llegó a alinear una fila de ocho violines, donde destacaban los contracantos del primer violín Roberto Guisado. Y Elvino Vardaro, incluso,  formaba en el conjunto.

El Marabú de la calle Maipú entre Corrientes y Sarmiento fue su reducto. Allí congregó a los milongueros y a sus colegas. Cuando reaparece en 1944, luego de una de sus largas vacaciones, contando nuevamente con Alberto Podestá en los cantables, resolvieron hacer allí un concurso para elegir temas para la orquesta, que era la encargada de trasladarlos al público.

En los primeros cómputos, resultó ganador el tango Qué sólo estoy, de Raúl Kaplún y el locutor Roberto Miró. Segundo a dos votos quedó Cero al as, de Arturo Gallucci y Francisco Bohigas. Y más atrás, temas tan notables como: Nada, Otra noche, Llueve otra vez y Boedo y San Juan. Resulta súper interesante ver la calidad de los temas nuevos que salían al mercado en esa época. Todos estos tangos serían llevados al disco por la orquesta del Señor del tango, aunque en principio estaba sólo establecido para la obra ganadora que se llevaba además una medalla de oro y mil pesos.
                         
La orquesta de Carlos Di Sarli con el cantor Roberto Rufino
Tuvo tanto éxito el certamen, que luego se haría por Radio El Mundo, donde Di Sarli era gran figura los martes y jueves a las 20.30 horas. Y votaron los tangueros de todo el país que tuvieran interés en el mismo. En la primera rueda salió vencedor el hermoso tango de Rodolfo Scianmarella: Otra noche, que el director llevó al disco, cantado por Alberto Podestá.

La denominación de El señor del tango, se le ocurrió una noche que iban a una actuación, a su presentador de entonces, Antonio Cantó. Iban en el auto con el representante de entonces, Barrios y en el asiento de atrás, Cantó y Gallucci idearon ponerle un apellido simbólico, una marca comercial al director. Y así nació: Un señor del tango, con el que Cantó lo presentó esa noche en el Club Flores de la calle Quirno 947. Luego, en Radio El Mundo lo presentarían definitivamente como El señor del tango, en 1953.
Portal de La Armonía, el 12 de enero de 1960
Vamos a recordarlo al gran maestro de Bahía Blanca, en dos de los temas citados: Qué solo estoy, registrado el 13 de abril de 1944, y Boedo y San Juan, de Enrique Cadícamo. Este último lo canta Roberto Rufino y fue grabado el 17 de diciembre de 1943.

Qué sólo estoy

Boedo y San Juan

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