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viernes, 6 de octubre de 2023

Barrio de tango

   Vuelvo otra vez con los barrios porteños y lo que representaron para la fundación, preservación, crecimiento y un desarrollo sostenido que lo llevó a la épica de los años cuarenta y cincuenta del tango. Cuando alcanzó su grado máximo de emotividad con los destellos creativos de poetas, músicos, compositores, cantores y directores de orquestas que nos vuelcan en la alucinación de la añoranza perpetua.

   En nuestra nostalgia romántica volvemos a reencontrarnos con aquellas piezas que pintan las baldosas de una casa de barrio, el percal de la muchacha en flor, el bandoneonista que toca de oreja en el conventillo, los pibes que corren detrás de la pelota, la pareja recreando su romance en el zaguán, los inmigrantes ya jubilados, jugando su partida de naipes en el boliche de la esquina...Y Manzi escribía:

Así evoco tu noches, barrio tango/ con las chatas entrando al corralón / y la luna chapaleando sobre el fango / y a lo lejos la voz del bandoneón...

                                    


 Todas esas parcelas que albergan a tantas familias, donde crecieron, se desarrollaron infinidad de personas, fueron recreadas en versos de tango que tuvieron trascendencia. Y siguen sonando en milongas de tantos lugares lejanos de aquella Buenos Aires pegada al Riachuelo y al Río de la Plata. Allí está el recuerdo de los poetas que trazaron esas páginas. Como el que cantaba, vaciándose, el flaco Morán ...

En tierras extrañas luché con la suerte / derecho y sin vueltas, no supe mentir, / y  al verme agobiado, más pobre que nunca / rumbié a mi querencia, buscando morir.../ San José de Flores, más vale que nunca pegara el regreso / si al verte de nuevo me puse a llorar, / mis labios dijeron, temblando en un rezo / ¡Mi barrio no es éste, cambió de lugar!... (Letra de Armando Acquarone)

  Carlos Gardel consagró algunos de estos tangos. Como por ejemplo, Almagro, cuyos versos son de Iván Diez (Augusto Arturo Martini). Curiosamente, el cura Lorenzo Massa  (fundador del Club San Lorenzo) convenció al cantor de origen italiano Vicente Ronca para que le pusiera música a esa letra y lo firmara como Vicente San Lorenzo. Ronca lo estrenó y Gardel le dio el espaladarazo definitivo al grabarlo, en 1930.                       

Almagro, Almagro de mi vida, / tú fuiste el alma de mis sueños.../ Cuántas noches de luna y de fe, / a tu amparo yo supe querer.../ Almagro, gloria de los guapos, / lugar de idilios y poesía, / mi cabeza la nieve cubrió; / ya se fue mi alegría / como un rayo de sol.

                                 


   Hay realidad, hay vida en el desarrollo de estos temas sobre personajes  que homenajean sentimentalmente al lugar donde se desarrolló su etapa de aprendizaje. O donde vivían los  primos y podían darle rienda suelta a ese pasmo juvenil ante cada descubrimiento. Y también algunos me dejan recuerdos, como Puente Alsina, ese trazo que separa Pompeya de Valentín Alsina y atravesé tantas veces para vivir aventuras excitantes. 

  Como anécdota, también notable, estábamos en un café de Rotterdam, donde mujeres mayores reunidas tomaban el té de la tarde. Mosotros pedimos café y refrescos. Había un pianista tocando melodías suaves. Nos escuchó hablar, con las voces más altas que el resto, dejó de tocar, buscó unas partituras y arrancó con... ¡Puente Alsina!!!. Nunca lo pude olvidar. ¿Cómo llegó ese tango de Benjamín Tagle Lara hasta ahí..? 

Puente Asina, que ayer fuera mi regazo, / de un zarpazo, la avenida te alcanzó.../ Viejo puente, solitario y confidente, / sos la marca que, en la frente, / el progreso le ha dejado / al suburbio rebelado / que a su paso sucumbió.

   Yo soy de Parque Patricios, y en 1945, Carlos Lucero escribió unos versos con ese título mostrando también su sentimiento por la zona, a los cuales les pondría música el violinista Víctor Felice. Y un cantorazo nacido y criado en el barrio, José Lomio, luego transformado artísticamente en Ángel Vargas, le daría la popularidad apropiada, en la orquesta de Ángel D'Agostino.

En aquellos lindos tiempos / del percal y agua florida, / con guitarras en sus noches / y organitos en sus tardes. / Yo soy de Parque Patricios / vieja barriada de ayer…

                                          


   Y quién no pisoteó las viejas calles de San Telmo y sus ferias y boliches tangueros. Hice el secundario en el colegio Pueyrredón, de la calle Chacabuco, y siento esa zona como algo cercano en mis andanzas. Iván Diez también le dedicó un lindo tango y Gerardo Matos Rodríguez lo musicalizó.

San Telmo. Barrio de San Telmo! / Mi barrio de pibe, hoy quiero cantarte!/Balcarce!, Defensa y el Bajo /Mis fieles amigos, los vengo a buscar. / San Telmo. Calles de San Telmo! / Adoquines viejos, piedras que he pisado!/Al verlos conmigo, he quedado / Tragando saliva pa´ no lagrimear...

   Claro que podría seguir nombrando tangos, milongas y valsecitos que recuerdan a esos queridos barrios. Como Boedo, Bajo Belgrano, Tres esquinas, Corrientes y Esmeralda, Lecherito del Abasto, Mi viejo barrio, Flor de Monserrat, La vuelta de Rocha, Rincón de Riachuelo, Señores, yo soy del centro, Del barrio de las latas, Sos de Chiclana, Barrio pobre, Paseo de Julio, Fondín de Pedro Mendoza, Palermo, Muñeca del Once, Tres esquinas, Acuarela boquense, Esquinas porteñas, Corrientes angosta, , Caminito,...

   Y como escribía Francisco Amor:

A mí... Dejame en mi barrio! / de casitas desparejas, / rincones donde se amansan / recuerdos de cosas viejas.

   O como lo recordaba el gran Alfredo Le Pera que se nos fue temprano:

Barrio, barrio /que tenés el alma inquieta /de un gorrión sentimental /Penas, ruegos /es todo el barrio malevo / melodía de arrabal..../ Viejo... barrio…/ perdoná si al evocarte se me pianta un lagrimón, / que al rodar en tu empedrao / es un beso prolongao que te da mi corazón.

 

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