Translate

domingo, 31 de mayo de 2020

Roberto Lino Cayol


El teatro y el tango estuvieron unidos a lo largo de la historia, en Buenos Aires, en lo que respecta al género popular. Infinidad de temas tangueros se estrenaron en comedias, sainetes y revistas musicales. El comediógrafo y periodista que recuerdo en esta cita, fue uno de los que trajinaron en ambos rubros. Aunque fue hombre de teatro por sobre todas las cosas y escribió unas cincuenta obras que reflejan su estilo de hombre culto, sagaz observador y con mucha llegada al público.
Roberto Lino Cayol
Está considerado como uno de aquellos primeros saineteros junto a José González Castillo, Luis Bayón Herrera, Alberto Novión. También hizo comedias, dramas, siempre dentro de un estilo elegante. Tenía 22 años, en 1909 cuando se llevó el primero y segundo premio del concurso de obras teatrales organizado por el diario Última hora, con El anzuelo y La buena mentira. Desde entonces no paró de escribir, creando algunas obras de sainete como El debut de la piba que sigue montándose por diversas compañías de teatro aficionado e incluso profesionales, por su calidad.

 Previamente había sido periodista en el diario El Tiempo, como crítico, en revistas como Caras y caretas, en Última hora donde escribiría sus Cayolerías, mostrando esas dotes de observador de la vida diaria y sus capacidades para analizar y transmitir. Algo que también le haría triunfar en el teatro. Fue en el final de su carrera cuando se dedicó al género revisteril que en los años veinte alcanzaría su gran auge. En esas conexiones emocionales, el tango no podía pasar de su cálida sensibilidad y en esas revistas estrenaría algunos de los temas que también creó.

                                         
Para la revista Me gustan todas, Cayol le puso versos al tango instrumental Moulin Rouge, de Raúl De los Hoyos, transformándolo en Viejo rincón, que estrenaría en el teatro Maipo el actor-cantor Vicent Climent, el 14 de agosto de 1925. Gardel lo grabaría en 1925, con sus guitarristas Ricardo y Barbieri y en 1930 con el acompañamiento de la orquesta de Francisco Canaro.

 Así también surgieron otros dos tangos de impacto entre el melodista de Saladillo, De los Hoyos y el propio Cayol, como Noches de Colón y Anoche a las dos. Ambas, compuestas en 1926, entrarían en el repertorio de orquestas como las de Francisco Canaro, Osvaldo Fresedo, Ricardo Tanturi, José Basso, Héctor Varela y otras.


Para sus propias obras de teatro, también compuso con Arturo De Bassi, que dirigía la orquesta desde el foso, los tangos El caburé y Gil a cuadros. Este hombre que también ejerció como empresario teatral, fue descrito por quienes lo conocieron y trataron, como una persona seria, encorbatada, gruesos lentes, de aspecto doctoral, pese a dirigir incluso comedias musicales en el Maipo.

Le faltaban tres meses para cumplir los 40 años de edad cuando falleció, víctima de una cruel enfermedad. Su obra entera cobra mucho más valor si tenemos en cuenta lo corta que fue su vida y todo lo que hizo durante ese tiempo, como periodista, autor teatral y poeta. Cabe recordar, también, que fue uno de los fundadores de la Primera Sociedad de autores, la Sociedad Argentina de Autores Dramáticos y Líricos.  Todo ello amerita largamente su recuerdo en estas páginas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario