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viernes, 14 de junio de 2019

Entrevista a Juan Carlos Copes

"El misterio del tango está en el abrazo"


Juan Carlos Copes, no es necesario aclararlo, es un ícono del tango bailado, un referente en el mundo de nuestra danza porteña. El hombre que llevó el tango a los escenarios y desde entonces da cátedra en todas partes. Siempre a tono con los tiempos, nunca fue un tanguero anclado en la melancolía, sino un innovador audaz  Y hoy, cerca de los ochenta, sigue teniendo unos cuantos proyectos. Historias de una vida intensa. Memoria de un grande de la danza porteña-

Revisar su currículum impresiona. La cantidad y calidad de obras, proyectos e ideas que Juan Carlos Copes puso en marcha a través de su vida, nos hablan de un personaje inquieto, creativo, de gran iniciativa. Un talento del tango que trabajó con los más grandes (Canaro, Troilo, Goyeneche, Piazzolla, Libertad Lamarque, entre muchos)  y con  figuras internacionales de primer nivel (Carlos Saura, Plácido Domingo, Liza Minelli, Irak Mukahamedov), se codeó con los mejores del espectáculo del mundo, y recibió premios a lo largo de todo el planeta. “Introductor de la Milonga en Nueva York” (1965), “Premio Discepolín a la Trayectoria Artística” (1983); Premio ACE por la Coreografía de “Gotán” (1995-1996);  Premio “Estrella de Mar” en 1995, 1997 y 2001 por “Gotán”, “Entre Borges y Piazzolla” y “Copes Tango Copes”; son algunas de las muchísimas distinciones nacionales e internacionales que recibió. En 2000 la Legislatura porteña lo nombró “El bailarín de tango del siglo XX”.

Llega puntual al encuentro. Es un hombre serio y amable,de porte elegante. Parece más joven de lo que es, y al primer contacto da la impresión de que nos conociéramos de siempre, porque empieza a rescatar de la memoria una catarata de recuerdos que vuelca en la charla con precisión asombrosa.

Agil y atento en la conversación, Copes empieza a contar su historia, plagada de pasiones y aventuras.
Nací en el año 31 en el barrio de Mataderos, barrio de tango. Como usted sabe, los mataderos y el puerto fueron los lugares en que el tango nació como baile. Los trabajadores que para distraerse de sus faenas diarias o de su trabajo pesado en la ribera, buscaban distracciones, iban a pasar un rato a esos lugares donde había mujeres y se bailaban mazurcas, habaneras…música alegre…El hibridismo del tango se produce entre la habanera, la milonga y el candombe…Entre las búsquedas del inmigrante y del criollo surgió este baile, como una identidad que los reunió para siempre.
¿Y cómo era su casa?
Muy pobre, pero feliz. Mis padres fueron muy nómades. Después nos mudamos a Floresta, donde hice la primaria, y luego a Villa Pueyrredón, donde descubrí el tango. Salíamos de farra, ya siendo adolescente, y nos íbamos con los muchachos a Parque Norte, que estaba en la esquina del Jardín Zoológico. Y ahí descubrí a personajes increíbles. Quedé loco viéndolos bailar. Había capital en esos lugares para poder tener una orquesta de tango y otra de jazz, y nosotros teníamos capital también para gastar unos manguitos. Y eso que yo trabajaba en el Ministerio de Educación y estudiaba en el industrial, pero a la noche me escapaba a la milonga.
Hubo en su familia un flautista que tocaba tango
Si, Juan Berti, que era el papá de mi madre. Fue el primer flautista del tango.
Y qué más recuerda de aquellos años
La imagen más fuerte es la de mi abuelo. Un hombre imponente, con faja, sombrero, al que yo veía gigante. Para mí era “Jacinto Chiclana” (personaje de Borges, un guapo de Balvanera), porque yo lo veía así, por supuesto con la perspectiva de esa edad. Me acuerdo de tantas cosas lindas….los hornos de ladrillos...y del silbido…El silbido es otra de las cosas que perdió el porteño. Antes todo el mundo silbaba. En mi casa yo me crié en un ambiente pobre pero digno y alegre, donde todo el mundo silbaba. Mi vieja, mi viejo, mi hermano, yo de pantalones cortos, todos silbábamos el tango.
Se recibió finalmente en el Industrial?
Sí, mi padre me anotó en una Escuela de Artes y Oficios en Retiro, que hoy es el Industrial número 7. Hice los cuatro años allí y me recibí después de mucho estudiar. Eran los tiempos de Perón.
¿Usted fue peronista?
No, no fui peronista. Pero reconozco muchas cosas buenas de Perón y creo que si hubiera seguido concentrado en lo suyo…o Eva Duarte hubiese vivido más…no sé, uno se va dando cuenta de ¡qué estadista hubiera sido!, porque lo que vino después de él hasta ahora, mejor ni hablar.
                                                                                                                 
Me decía antes que empezó a aprender observando en la milonga…
Sí. Mirando y asimilando. Practicando y ensayando, una y otra vez. Y al principio, por supuesto, no nos animábamos a sacar a bailar. Hasta que empecé a foguearme. Iba a un lugar y sacaba a una chica que estaba en la punta y bailaba, después sacaba a otra del otro extremo del salón, le rompía los pies, pobre, y después buscaba a otra de otra punta, y así. Bailaba con cuatro y me iba a otra milonga. Era la única forma de practicar y de aprender.
Y vio grandes bailarines amateurs
Si, eran increíbles. De ellos aprendí a pisar, a deslizarme. Y a descubrir que cada uno debe encontrar “su” manera de bailar el tango.  Por eso se dice que el tango es una danza de improvisación, porque lo que uno siente le va saliendo al bailar. Es la pura verdad. Nadie puede decir “así” se baila el tango, nadie tiene derecho a decirlo. A mí me gusta, casi le diría, deslizarme, mientras bailo.
En cuanto al aprendizaje, si te gusta, es un primer punto a favor. El segundo, tener una compañera que te pueda seguir. Y después, aprender a caminar el tango, aprender algunos códigos, tres o cuatro. Una salida, hacerle hacer un ocho a la mujer. Porque el tango nace en el hombre, que es el que tiene más responsabilidad, el que tiene que llevar a la mujer. Y el baile son cuatro piernas y un solo cuerpo. A partir de ahí, podés hacer poco pasos, muchos pasos, ningún paso, pero caminás, sabés caminar el tango….y podés bailar con tu compañera.
¿Cómo eran las milongas de esa época?
Las milongas eran fabulosas. La gente bailaba por todos lados. Yo viví los tiempos de la llamada “Moda Divito”, aquella de los sacos con grandes solapas, hombreras e infinidad de botones, corbatas grandes, en fin… Y nos tuvimos que comprar a crédito dos trajes a la moda porque si no, las minas no te daban bola. Había que ir con “el uniforme”. Había un uniforme para el milonguero. Estaba la casa de los zapatos,  la de las corbatas –que eran como las que usaba Alberto Castillo-. Era una locura…había tipos que tenían botones hasta en las bocamangas de los pantalones.
En 1951 usted ganó un Campeonato de Tango muy importante
Si, en el Luna Park Un gran campeonato para aficionados al tango.
¿Había profesores de tango ya?
Yo, cuando empecé, conocía a solo dos profesores. Eran Julia y Lalo Bello, que era una pareja que bailaba con Troilo, D´Arienzo, Pugliese y otros. Y Lalo era español…y ellos como artistas, al igual que todos los artistas, fueran actores, cantantes o músicos, así como todo el pueblo, sabían bailar el tango….Ellos fueron los primeros que viajaron a Japón, con Canaro. Todos bailaban tango. Y usted sabrá que hubo grandes actores como Enrique Muiño y Elías Alippi, que fueron muy buenos bailarines. Hasta concursaban con El Cachafaz, entre ellos.
¿Cómo bailaba El Cachafaz?
Y… bailaba un tango muy 2 x 4. Medio a los saltitos.  Porque fíjese que cuando baila en “¡Tango!”, con su compañera, ella baila con una pollera hasta el suelo, y con esa pollera ¿cómo hace un gancho?...Es como decía (Alberto) Castillo “ahora una corrida, una vuelta, una sentada…”, era el tango bien dos por cuatro.
Pero bueno, “El Cachafaz” fue un grande. En una época sin medios de comunicación tan masivos, por algo llegó a ser tan famoso. Y murió en Mar del Plata, en el ´42.
¿Cuál es el secreto de esa seducción tan intensa que genera el tango?
En el caso de la música, su belleza, cuando se trata de buen tango. En cuanto al baile, el abrazo, no hay otra Ahí está el misterio. Vos estás en algún lugar, en la milonga, y sacás a una mujer a bailar, y el ínfimo tiempo que transcurre entre que te levantás de la silla y vas a buscarla: ¿cuánto es?, ¿quince segundos?...y vos a los quince segundos ya estás abrazándote a una mujer que no conocés. Esa posibilidad de íntima comunión que da el abrazo es el secreto del tango.
¿Y cuándo empezó a trabajar como profesional de la danza?
Fue de la mano de un gran empresario como fue don Carlos A. Petit, que me contrató para hacer temporada en el Teatro El Nacional y en el Tabarís. ¿Sabe lo que era eso?...Al Tabarís iba mucha gente de alto nivel. Todos los artistas internacionales que venían a la Argentina iban al Tabarís a ver sus espectáculos.
Yo llevé el argumento al escenario, con tango y con milonga, por primera vez en el 57 y 58. Lo hice con Francisco Canaro en la calle Corrientes en un espectáculo que se llamó “Tangolandia”. Después todos empezaron a copiar la idea de las coreografías en los escenarios.
¿En esa época, ¿quién era su ídolo?
Bueno, el más grande ídolo mío en el baile fue Gene Kelly, a quien tuve la suerte de conocer y abrazar cuando vino a vernos en Los Angeles, cuando hacíamos “Tango Argentino”, en el ´86. Por un intermediario me citó a su casa y yo fui, y no lo podía creer, estar ahí, con ese monstruo, en su residencia de Beverly Hills. Casi me muero. Me regaló fotos firmadas y dedicadas, me trató como a un par, y elogió mi baile. Y me sugirió que hiciéramos algo con alguna comedia musical con música de Cole Porter o algún compositor popular norteamericano.


Fue en los años sesenta que usted empieza a viajar, ya con su compañera, María Nieves, y actúan en Broadway.
Claro. Ya en el 59 habíamos estado en Nueva York con Astor (Piazzolla). Debutamos en el "Waldorf Astoria" y "Chateau Madrid" en New York".
El dueño del Teatro City nos probó para hacer una producción con folklore y tango. Me acuerdo que ahí, para las bailarinas había régimen militar. Eran setenta u ochenta chicas, ocho horas de ensayo, tres funciones por día. La cosa es que trabajamos mucho tiempo en los Estados Unidos. El productor –un griego- que nos contrató para Nueva York y Broadway, me conocía de un tiempo antes cuando yo fui a estudiar al Carnegie Hall danza contemporánea, donde estudié un poco de acrobacia, con sogas, con elementos que eran necesarios para incorporarlos como bailarín.
Y tengo entendido que estudió cine
En Estados Unidos hice también un curso de dos años en el Instituto de Cinematografía de Hollywood. No lo hice con la intención de filmar películas sino con la idea de ponerme a tono porque ya veía que la televisión era el futuro, y yo filmaba todo, por todas partes, para registrar lo que veía, como un documentalista. Tengo ese título colgado en la pared.
Estuvo trabajando también en la Cuba de Fulgencio Batista, y estuvo ahí unos días antes de la entrada de Fidel Castro en La Habana
Exactamente. Antes de Estados Unidos, lo que hablábamos antes, habíamos pasado por Brasil, por Venezuela, y estuvimos en La Habana justo antes del triunfo de la revolución. Tres días antes llegamos a El Salvador y fuimos testigos de lo que pasaba en Centroamérica, la Revolución Cubana se expandía con la irrupción en el mercado de la “Cuba Libre”, aquella bebida hecha con Ron y Coca Cola que fue muy popular. Mi objetivo era Nueva York. Primero pasamos a Mejico y a Puerto Rico. Cuando llegamos a Nueva York Astor me llevó de la oreja a ver “Amor sin barreras”. Y estando allí nos enteramos que había muerto el padre de Astor. Al poco tiempo, un día fui a la casa y Dedé, su mujer, me dijo “dejálo que está en el piano”…y resulta que estaba creando “Adiós Nonino”, que es una maravilla y en la actualidad del tango es como “La Cumparsita” en el mundo. Es uno de las obras por las que más nos reconocen afuera.
Usted fue el primero que bailó una obra de Piazzolla.
Claro. “Verano Porteño”.
¿Y cuándo vuelve a La Argentina?
Bueno, hicimos en el 66 un espectáculo de Tango y Folklore,  y después debuto en Caño 14 en el 68, con Julián Plaza. Trabajamos al año siguiente con Pichuco.  Inventé en esos años el concepto "Tango Show", que fue rápidamente copiado en todos los boliches para dar pie a la nueva incursión del tango-danza en el menú porteño
¿Por qué los porteños que bailan tango son una minoría actualmente?
Es vergonzoso que eso pase. Porque vaya usted a Brasil y verá cómo todos los brasileros bailan samba. Hubo de alguna manera una intención, muchas veces, a través de la historia, de marginar al tango. Hubo tres décadas, tal vez tres generaciones que no vivieron el tango. Las orquestas se redujeron, perdieron mucho trabajo. Se transformaron en formaciones de pocos integrantes. Y la invasión de otras músicas lo hizo mucho menos popular. Y durante tres décadas se hizo muy difícil, lo perdimos un poco, como si no fuera un patrimonio de todos nosotros. Y ahora lo declararon Patrimonio de la Humanidad, y me causa algo de gracia…porque luchábamos tanto en aquel entonces para hacerlo resurgir…los bailarines y los músicos. Recordemos que alguna vez, mucho antes, hasta se prohibieron los tangos que tuvieran letras con expresiones del lunfardo…Así que hay que reconocer que siempre al tango le pusieron palos en la rueda quienes estuvieron a cargo de la cultura del país. Eso generó también que los grandes poetas pudieran demostrar que eran capaces de escribir poesía de alto vuelo. Cadícamo, Discépolo, Homero Expósito…los grandes poetas que dio el tango, que llenaron al tango de hermosas metáforas.
¿Y por qué piensa que se da esa situación de desidia oficial?
No sé. Miré, yo conocí mucho a Cadícamo. Y él tenía el proyecto de hacer una gran comedia musical con muchas cosas que tenía escritas…un hombre que además había viajado por el mundo, uno de los más grandes poetas que dio el tango. Y tuvo una audiencia oficial con Menem, que lo derivó a otra persona. Y todo quedó en la nada. No le dieron bola, en una palabra.
No sé, en nuestro país cuesta mucho, es un país en el que es todo muy difícil. Hay bailarines y gente que enseña en todas partes y lamentablemente, tengo que decirlo, el tango no tiene sponsors. No hay Coca Cola, marcas de hamburguesas, ni nadie que apoye al tango a gran escala. Y las autoridades oficiales no hacen nada…Ahora, hace un par de años que le dan manija al tango, aprovechando el flujo turístico, con los campeonatos, pero hacia adentro se hace muy poco.


 Hace muchos años, se insistía en mostrar al tango lejos de la realidad, exagerando la estética de farolito, el lengue y el sombrero…¿no le parece?
En aquellos años los programas televisivos de tango, como uno muy conocido que no quiero nombrar, muy visto por la audiencia, no servían para conquistar al público. Mostraban un tango antiguo y conservador, un poco retrógrado, y eso no servía para seducir al público.
A usted no le gusta que le digan “Maestro”, porque entre otras cosas dice que no hay una “Magistratura” del Tango. ¿Sería necesaria una magistratura o algo parecido?
No sé. Enseñarles a los bailarines también quién fue Villoldo, quién fue Arolas, quién fue Piazzolla. La otra vez unos bailarines muy jóvenes estaban bailando “Escualo” y les pregunté ¿saben qué es esto?, y no sabían que estaban bailando a Piazzolla.. Yo en su momento propuse armar una escuela de bailarines ante las autoridades de la ciudad, y tampoco me dieron ni bola.
¿Y tiene algún nuevo proyecto?
Si, en un espectáculo en Tango Porteño, donde antes estaba el cine Metro, en ese local enorme tan bien ambientado. Vamos a hacer un espectáculo dentro de pocos días que, por lo que ya probamos, es maravilloso, con una puesta en escena impresionante. Lo único que exijo es hacer solo una función por noche. Va a ser un homenaje a Juan Carlos Copes, conmigo en vivo, algo muy lindo…(*) Ya lo han hecho con Troilo y con otros personajes.
Y hay otras cosas dando vueltas que no quiero todavía confirmar, pero que, como siempre, van a ser novedosas. Pronto me voy a dar un seminario en Porto Alegre, también voy a estar en Salta, por algunos compromisos que contraje. Y además, estoy preparando un nuevo libro sobre mi vida y mi trayectoria.
Hoy en día, su pareja de baile es su hija Johana, que ya tiene vuelo propio.
Sí, ella es como la compañera perfecta. Estoy muy orgulloso.
¿Cómo cree que lo va a recordar la historia del tango, dentro de cien años?
Creo haber sido un precursor. En cuanto al tango de escenario, en cuanto a la enseñanza en algunos ámbitos, en mis recorridas por el mundo. Porque agradezco a Dios haber viajado tanto y conocido a tanta gente. Y espero que me recuerden como a un pionero, un hombre que dio todo por el tango, con pasión. Y con eso me alcanza.

Entrevista: Javier Salaberry - Julio de 2012

(*) El espectáculo al que se refiere Juan Carlos Copes fue estrenado la semana del 10 de mayo de 2010.


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