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sábado, 16 de enero de 2016

Bien Milonga

Sí, hoy es sábado, el día justo para milonguear y para eso tenemos un hermoso salón con piso de madera lustrada, ideal para gastar suela, o eso que tienen hoy día por debajo, los zapatos de baile. Nos citamos en la CASA DE ARAGÓN, (Pza. República Argentina nº 6). El día se presta, fresquito, con un solcito que calienta la osamenta, y que entibiaremos aún más cuando nos movamos al compás de esos maravillosos temas que inventaron las orquestas del treinta y cuarenta, y que cada día que pasa son más entrañables.

En la belle epôque aprendíamos a bailar con los muchachos más grandes, haciendo la parte de mujer hasta que aprendíamos la marca y el compás, para luego ejecutar el rol del hombre. En estos años que devinieron a raíz del suceso de Tango Argentino por el mundo, hay profesores de todos los países y todas las tendencias, y algunos incluso buenos. Cada época tiene su historia distinta pero en algo coincidimos los milongueros de ayer y de hoy. Bastaría con echar un vistazo a nuestros antecesores, los que inventaron los pasos de baile y le dieron lustre y secuencias al tango de salón.

                               


Por ejemplo, es cierto que se habló mucho del célebre Cachafaz, pero también quedó el recuerdo de José Giambuzzi, conocido popularmente como El Tarila. Carmencita Calderón que fuera compañera muchos años de El Cacha, me habló elogiosamente de El Tarila, un italiano acriollado, que trabajó en el Mercado de Abasto. Fue profesor de tango en la Academia que poseía el rengo Domingo Santa Cruz, en la esquina de Córdoba y Gascón, y luego tuvo su propio local. Inventó unos cuantos pasos y sobre todo los giros. Su definición sobre cómo debe bailarse el tango la hizo en Radio El Mundo, en mayo de 1961, en el programa de Adolfo R. Avilés, tres meses antes de su muerte.

-Tarila, ¿como cree usted que se debe bailar correctamentre el tango y cuál es su consejo al respecto? -le preguntó Avilés.
-Para bailar el tango -respondió Tarila- sólo se necesita elegancia y compás de música... Los que lo bailan ahora son calisiteros (calesiteros, de calesita); dan vueltas y vueltas y vueltas, se cansan y no hacen nada...

                                                   

Me parece una definición muy sabia por parte de quien viene de la época iniciática y donde se bailaba el canyengue con mucho firulete.

Y como modelo de esa fórmula, nada mejor que el querido amigo Osvaldo Zotto, que nos abandonó cuando apenas contaba 47 años y era apreciado por su calidad y elegancia en el mundo entero. Tuve la suerte de presentarlo en Madrid, en dos festivales y compartí lindos momentos con él en esta ciudad y en Buenos Aires.




Podemos verlo en este video, bailando con Lorena Ermocida en Vancouver - Canadá en el año 2002. Se lucen con el tango Para dos, por la orquesta de Osvaldo Pugliese.


                                         

Y acá, con Milena Plebs, bailan en el Palacio Paz, de Buenos Aires, frente a la Plaza San Martín, en la serie "Tango con las Estrellas". En este caso se mueven al compás de Tú, el cielo y Tú. por Carlos Di Sarli, su orquesta y Alberto Podestá.                                               

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