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martes, 26 de noviembre de 2013

Buenos Aires

Para nosotros es una ciudad casi mágica. Los que la hemos recorrido a fondo, los que la vivimos en las buenas y en las malas, nunca dejaremos de quererla. Allá quedó todo nuestro aprendizaje de vida, los maestros, la barra compañera con ese sentido de la amistad tan porteño, los libros de nuestros celebrados literatos, los tangos escuchados y bailados,  esas imágenes que están grabadas en nuestras retinas, de un final cabeza a cabeza en el Hipódromo de Palermo, de un gol inmortal de Bochini, de aquellas gambetas de potrero, de Pichuco acariciando el fueye, las primeras aventuras en la milonga o en el centro.

                       


Aunque las autoridades municipales sucesivas la hayan dejado partir en pedazos, siempre tienen sus baldosas un recuerdo íntimo. Esos cafés que encierran la filosofía del porteño, a veces amarga, discepoleana, pero otras veces jocunda como la verborragia de Tato Bores, o la cáustica de Pepe Arias.
                                                   


El tango le ha dedicado infinidad de temas musicales, con versos o intrumentales. Pocas ciudades del mundo tienen tamaña discoteca con sentido de querencia, de compinchería, de nostalgia. Quizás el mayor acierto haya sido el de Manuel Romero, en su tango que se llama Buenos Aires, precisamente, que lleva música del catalán Manuel Jovés. y la cual el "gallego" Romero la bautiza definitivamente como La Reina del Plata.

Buenos Aires, cual a una querida 
si estás lejos, mejor hay que amarte...
                                      

Hoy no resisto la tentación de ofrecerles la plegaria que le dedicara ese pedazo de poeta que es Héctor Negro y que me parece realmente hermosa.

Plegaria para Buenos Aires

  Ciudad nuestra que estás en el Plata.
  (Pero más en nuestros corazones).
  Enarbolado sea tu nombre.
  Venga a nos el tu tango.
  Hágase tu voluntad
  así en el Centro como en los barrios.
  El tango nuestro de cada día, dánosle hoy
  y perdona nuestras melancolías
  así como nosotros perdonamos
  a nuestros desmemoriados.
  Y no nos dejes caer en la sinrazón.
  Más líbranos de tus sinrazones.
  Amén.

                          Héctor Negro

Y de la infinidad de tangos, valsecitos y milongas dedicados a nuestra querida ciudad mágica, extraigo un par de ellos para iluminar la página y los cuores exiliados.

Por la orquesta de Miguel Caló cantando el gran Raúl Berón, el tango de Alberto Suárez Villanueva y Oscar Rubens (Rubistein): Lejos de Buenos Aires, grabado el 29 de julio de 1942. Y por Osvaldo Pugliese y su orquesta, el tango instrumental de Emilio Balcarce: Mi lejana Buenos Aires, registrado en setiembre de 1966, que la recuerda lontanamente desde aquella gira por Japón.

Lejos de Buenos Aires- Miguel Caló-Raúl Berón

Mi lejana Buenos Aires - Osvaldo Pugliese


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