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miércoles, 13 de junio de 2012

El tano Ruggiero


Fui fana y lo sigo siendo de Osvaldo Ruggiero, el gran fueye que arrancó con la primera orquesta de Osvaldo Pugliese a fines de 1939, cuando tenía apenas 17 años y tocaba el fueye a puro instinto, con una garra impresionante, creando un estilo que podría fusionar las escuelas de Pedro Laurenz y Aníbal Troilo.

En su autodidactismo alcanzó cotas sublimes de genuino creador, por la brillantez del sonido que le arrancó a su fueye, la expresión contrapuntística y esa gran tensión interior que sube, escala y se convierte en una explosión de belleza tanguera..

Osvaldo Ruggiero entre Osvaldo Pugliese e Ismael Spitalnik

Cuando íbamos a las milongas para bailar con Pugliese y llegaban aquellos momentos de las variaciones, muchas veces parábamos de bailar y veíamos desmelenarse sobre los bandoneones a Ruggiero, Caldara, Gilardi y Demarco, lo que nos sumía en un estado de éxtasis tanguero. En Mala junta, Chiqué, Mal de amores, era algo maravilloso.

La polenta en los rubattos y la diferenciada brillantez del sonido de su fueye, eran de alta alcurnia milonguera, con una fuerza cadenera que empujaba a la orquesta y a los bailarines.

Lo seguí a él y a sus brillantes compañeros cuando se fueron de la Orquesta de Don Osvaldo por falta de trabajo en 1968 y fundaron el Sexteto Tango.

Sus tangos N.N., Para dos, Bordoneo y 900, Tiempo, Catuzo, Locura tanguera, entre otros constituyen una orgía de gotán a gran escala.

Por todo eso, en síntesis, le dediqué oportunamente este poema.






RUGGIERO
                                                                                  “Me quema su melena por la boca /
                                                                                   y entro a la torva espuma de los solos”
                                                                                                           Juan Carlos Lamadrid
                                                                             
Garúa en mi cuore lejano vichadero
de evangélicas notas de arrabales,
que acaudilla tu fueye cadenero,
en nochemisa de  taco y de percales.

Yumbeando, tu melena teje el rito,
digitando, el rumor te da la cana:
La zurda del diego de Fiorito
y la diestra, una mano monzoniana.

Zapa de repe  tu fértil botoneo,
marca con tiza; la pista, -puro trombo-,
es arrebato florido y canyengueo.

El cuore se pialó y te mandó al bombo
pero dejaste sembrado un bordoneo
de tiopa, de salón y de quilombo.
                                      jmo


Acá va una muestra de su enorme talento, por Don Osvaldo Pugliese




 Cuando nacieron sus dos hijas gemelas, el Tano Ruggiero les dedicó este bellezón de gotán: Para dos. Lo bailan con su milonguero estilazo, el inolvidable Osvaldo Zotto y Lorena Ermocida en Los Ángeles. Las variaciones finales son un bocatto di cardinale para cualquier milonga que se precie.

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