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sábado, 4 de febrero de 2023

Federico Silva

      Afortunadamente para el tango, este periodista uruguayo, también comentarista radial, redactor deportivo, colaborador y luego Director de la revista "Cine, Radio Actualidad",  Director también del programa Motivos populares que estuvo durante veinte años en las emisoras  Sport, el Espectador y Montecarlo, supo injertarse en el género musical del Río de la Plata, en el cual mostraría todo su talento poético.

   Arrancó a sus veintitrés años con el tango Déjame verte y ya mostró allí que provenía de la escuela romántica, en la cual luciría Homero Expósito, con quien lo emparientarían poéticamente. Sus recursos estéticos están vivenciados también en  los libros que escribiera, dedicados a Pichuco, a Julio Sosa o a Carlos Gardel, en el que reconoce su nacionalidad francesa y a su madre, Marie Berthe Gardés.

                                 

Federico Silva

   Y mientras ascendía en su profesión periodística, en programas de radio, su pluma aparecía nuevamente en un tango que merecería ser acompañado por la composición musical de Sebastián Piana: Pena de luna, realizado en 1945: "Se asfaltó la calle con pena de luna/ borró sus ojeras y te vio pasar, /en la misma calle del barrio tranquilo / donde echaste un día mi sueño a rodar. /Hace mucho tiempo, tenía veinte años / un ansia tremenda de soñar y amar, /mataste el cariño, me guardé la pena /encendí un cigarro y aprendí a cantar...".

   Se llamaba René Federico Silva Iraluz, había nacido en Montevideo el 5 de enero de 1920 y en Buenos Aires lo esperaban para darle lustre a sus recursos estéticos y poéticos que se inscribirían rápidamente en el rumor fluvial de la gente que los entonaría y silbaría. Su tango Que falta que me hacés, que lleva música de Miguel Caló y Armando Pontier, fue un exitazo total en los años sesenta, cuando el tango estaba de capa caída y Julio Sosa le dio un empujón bárbaro. También el Polaco Goyeneche le dió vuelo al tema.

                                

 Silva en 1946, en la pensión de Montevideo con Piazzolla, Baralis, Fontán Luna y Campoamor..
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   Hasta siempre amor (con Donato Racciati), Cielo de cometas (con Armando Pontier), En la madrugada (con Tito Cabano), No nos veremos más (Luis Stazo), Vos y yo corazón (Luis Stazo), o cualquiera de los doce temas que compone con Armando Pontier a pedido de los directivos del Sello Victor para un elepé de Roberto Goyeneche, a quien acompañaría Aníbal Troilo, dan una muestra de su capacidad creativa en la cual se evidencian las convenciones de la vida.

   Incluso Juan D'Arienzo con su orquesta y sus vocalistas grabó un elepé con doce temas de Federico Silva, lo que da una prueba del éxito notable del poeta oriental, que corrobora el propio Rey del compás, en la contraportada del LP, con una dedicatoria al autor de los versos de esa docena de temas. Y, algo impresionante, fue que D'Arienzo no llegó a ver publicado ese disco porque falleció cuando estaba en pleno proceso de creación.                 

                                        

 Federico Silva fallecerá a los 66 años, pero le dio tiempo de sobra para dejarnos ese tendal de tangos, milongas y valsecitos que hurgan en los misterios de la realidad. Y yo escojo al voleo dos valsecitos suyos que tal vez no sonaron demasiado en nuestros reproductores, o en las emisoras radiales, pero que muestran sus recursos estéticos y las experiencias vividas y transmitidas junto a la algarabía social del baile.

   Con música del cantor uruguayo Luis Alberto Fleitas, compone este valsecito: Tessa, que Edmundo Rivero graba con guitarras en 1957. Y también, como se ve acá, acompañado por Horacio Salgán al piano.

                            


     La seguimos con Carrousel, un valsecito de Federico Silva y Armando Pontier. Lo canta Roberto Goyeneche acompañado por un conjunto dirigido por el fueye Luis Stazo, junto a Armando Cupo y Mario Monteleone.  El arreglo es de Stazo.

                                         

   Y cierro con un tango : No nos veremos más, versos de Federico Silva y música de Luis Stazo. Lo grabó Juan D'Arienzo con su orquesta, cantando Jorge Valdez, el 2 de septiembre de 1963.
     
                                           

                                        

                               

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