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viernes, 16 de diciembre de 2016

Tus labios me dirán

                                                                                 A mi querido amigo Eduardo Sibilin

Héctor Marcó y Emilio Brameri pergeñaron este tango, que el segundo llevó al maestro Di Sarli para ver si le gustaba y podía incorporarlo a su repertorio. El maestro de Bahía Blanca, leyó los versos de Marcó, escudriñó la melodía y la tocó al piano. Hizo un gesto afirmativo y le confirmó a Brameri:

-Está muy bien. Arréglemela nomás.

La orquesta lo estrenaría, cantando el sanjuanino Jorge Durán, en un programa radial. Fue en los comienzos del año 1945 y fue llevado al disco el 8 de marzo de ese año. Era el cuarto tema que Durán registraba con Di Sarli y realmente es todo un acierto, porque con su hermosa y potente voz alegoriza la doliente pérdida del amor.



Cuando lo bailo en la milonga -me sucede con muchos temas-, me voy metiendo en los versos, al igual que en la música y lo bailo con más intensidad. Es una interpretación sincera, cantado por un intérprete que siente la música y sabe extraer el máximo de una canción. Se trata de un conjuro de palabras que demoran el fin y resulta un magnífico alegato, de fuerza sombría y fractura doliente.

No me quieres más, ni te culparé
si de esto eres capaz, mi llanto ocultaré,     
pero sólo tú, tú y mi corazón
darán cuenta a Dios alguna vez.
Nada queda ya, nada por decir,
te aprestas tú a empezar
y yo para partir.
Pero, por mi amor, cállate el adiós
te pido ese rincón para morir.

Lo estoy imaginando a Durán con su perpetuo cigarrillo, envuelto en volutas de humo y avezado en estas lides amorosas, de rupturas permanentes y comienzos de nuevas aventuras, estudiando los versos de Marcó que más tarde habrá de estrenar luego de fatigantes ensayos. Durán sabía lo que era estar infectado de desamor sin estridencias y los versos  le calzaban perfectamente. La música de Di Sarli con su orquesta le da el marco perfecto para entrar de lleno en ese final.

Vivir...
como una sombra tras de tí,                      
como un eterno soñador
quise alcanzar tu amor
para abrazar mi fe.

Rodé...
y entre mis lágrimas ahogué
los dulces pétalos de luz
que desfloraban en mi cruz
como un turbión, tus labios.

El final es el que todos hemos vivido alguna vez y que las peripecias de la vida, con el tiempo,  remiendan el agujero de la pérdida. Está demostrado cue, cuando nos enamoramos, el metabolismo se pone como loco a disparar endorfinas. Un fenómeno de sugestión que dibuja muy bien Marcó  y que demuestra que el fenómeno de las endorfinas ocurre, incluso luego que la persona que lo inspira se haya ido, pero sigue estando presente en el pensamiento. No sabemos cómo se disparan esos procesos, ni porque suceden, pero creemos ciegamente en las órdenes que nos dan nuestras enforfinas. Hasta que llega el final del capítulo.

Por ellos me negué a la vida,                                                               
por ti me resigné al dolor
y hoy...
que de rodillas a tu alma quiero amar
tus labios me dirán adiós.

Si además de todo ese racconto recordatorio lo escuchamos entre un manto de lluvia como el que tenemos hoy en casi toda España, el efecto se prolonga y quiero bailarlo, después de escucharlo atentamente una vez más....

Tus labios me dirán - Carlos Di Sarli-Jorge Durán



3 comentarios:

  1. ..escuchar a Di Sarli y J.Duran, en esta joyita de tango, es
    volver a la decada del 4O y recordar las grabaciones de estos
    fenomenos , inovidables para los amantes del 2x4.... Repito
    dos fuera de serie ....

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  2. Siempre admire al "cajon" --Con el maestro Alfredo Attadia ensayabamos en un subsuelo de Corrientes y Parana y nunca olvidare
    que Jorge -Solista año 57- ensayaba con violas a metros de nuestro
    lugar....recuerdo que dejamos el ensayo hasta que el termino...con
    su potente y afinada voz , ni los fueyes se escuchaban....

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  3. Lindo recuerdo Walter... Gracias y muchas felicidades para vos y tu familia!!!

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