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miércoles, 16 de diciembre de 2015

Alberto Podestá

Nos dejó hace unos días, después de una vida entera dedicada al tango, ya que con 14 años, ya cantaba en su provincia de San Juan. Alejandro Wáshington Alé, el turquito, que pasó por varias orquestas, dejando en todas su impronta, especialmente en la de Carlos Di Sarli, con versiones que nos siguen iluminando en las interminables noches milongueras. Es muy lindo repasar los recuerdos de una vida dedicada al tango, contados por él mismo.


                                                 

-Esta foto ( en que aparece en la orquesta de Di Sarli, junto al director), no sólo tiene valor sentimental para mí, cuando con 18 años cantaba en la gran orquesta de Carlos Di Sarli, nada menos. Estoy con traje negro, admirándolo. De chico me decían Gardelito: Me sabía todo el repertorio de Gardel, era locura que tenía con él. Llegué a verlo en 1933, con 9 años cuando Gardel pasó de gira por San Juan. Me llevó un tío que era control de la Paramount y me dejó sentado en una platea, a un costado. Me acuerdo clarito cuando lo vi entrar, medio gordito, caminando como jorobadito. Y después cuando empezó a cantar, con esas guitarras atrás...¡Qué locura!...

-Yo trabajaba en el cine de San Juan, vendiendo golosinas. Allí veía las películas de Gardel, me aprendía sus tangos de memoria y después los practicaba en casa, con una escoba de guitarra. Me llevaban ante cuanto tanguero apareciera por San Juan, y así Hugo del Carril y el dúo Buono-Striano me dijeron que si alguna vez me animaba a ir a cantar a Buenos Aires, me darían una mano. Así fué. A los 15 años me largué a probar suerte acompañado por un hermano mayor y fuimos a una pensión llena de sanjuaninos. Nos quedábamos sin plata y justo sale la prueba con Miguel Caló, el 23 de diciembre de 1939 y quedé.

                                                     
                                       


- En seguida grabé Yo soy el tango y Caló me cambió mi nombre turco por el de Juan Carlos Morel. Arranqué, con 16 años y la orquesta tenía músicos como Francini, Pontier, Ahumada, Domingo Federico, Rovira, Stamponi y Osmar Maderna. A los dos años me voy con Di Sarli que me dice: "Ese nombre no. Conmigo sos un cantor nuevo, arrancás de cero. Te vas a llamar Alberto Podestá y vas a tener que defender el nombre". Como en ese tiempo no salían los nombres de los cantores en los discos, en ninguno figura Juan Carlos Morel. Solamente decía: "Tangos con estribillo cantado". Di Sarli tenía una orquesta impresionante y llenábamos en todas partes. Mis primeras grabaciones con él fueron: No está y la milonga Entre Pitada y pitada.

Me costó mucho la decisión de dejar a Caló, me fuí con mucho dolor. Pero acepté porque si antes ganaba 200, pasé a ganar 1300. Y no se puede imaginar lo que eran 1300, un capital enorme... Con esa plata pude traer a mi familia de San Juan. El único problema que tuve fue con Roberto Rufino. Roberto fue muy mal compañero. Del 42 en adelante empezamos a salir en las placas. En ese tiempo, si salía su nombre en los discos, tenían que darle porcentaje. Como siempre, los de las grabadoras se las ingeniaban para no pagar. Empezaron a aparecer los nombres gracias a una idea de Fiorentino; él nos reunió a los cantores para luchar por eso. Al final la grabadora aceptó, pero haciéndonos firmar un papel donde aceptábamos que no íbamos a cobrar el royalty que nos correspondía.



El maestro Di sarli fue muy importante en mi carrera. Como lo que me dijo cuando cantaba fuerte: "Hay que cantar con el interés, no con el capital. No te vas a jugar toda la plata de un golpe. Ahí viene el matiz, la media voz, todo". Cuando cantabas un poquito fuerte, Di Sarli te decía: "¡Interés pibe, interés!". Y tenía razón. En esa época éramos cantores de orquesta que grabábamos, hacíamos éxitos, pero éramos trabajadores, con un pequeño sueldo. El que ganaba el dinero grande era el director. Tiempo después, cuando empecé a cantar solo, en el año 50, salí al ruedo, como se dice, me fuí haciendo solo. Nunca tuve un representante, como tengo ahora, que me está dando una gran mano. Me hubiera servido de mucho 25 años atrás. Estuve en grandes formaciones como las de Francini-Pontier, Pedro Laurenz o Edgardo Donato y de todos guardo un gran recuerdo. Conocí mucha gente buena. Francini, Pontier, Cadícamo, Contursi, eran unos tipos que los veías y te enamorabas de ellos. El Catunga Contursi siempre tenía la sonrisa en la cara, muy buen mozo, alto, pelo ondulado.

Manzi iba a SADAIC, dond era presidente honorario, y lo veías conversando con todo el mundo. Ahora éso no se ve más. Era distinto, había otros códigos. Un cabaret precioso era el Novelty, de la calle Esmeralda 473. Su dueño, un francés, tenía también el Tabaris y Les Ambassadeurs. Luego se llamaría Dominó.  Ahí tocaron Demare, Pontier. El Marabú también tenía algo mágico. El Chantecler era un caserón viejo, pero qué lindo. D'Arienzo estuvo muchos años ahí, era una atracción.  Cuando le tocó ir a Di Sarli, decían que no iba a funcionar, pero fue un exitazo. Pero el mejor era el Tabaris. Por ahí pasaron Chevalier, Mistinguette, Trenet, Josephine Baker, estuvo el Príncipe Carlos. Se cenaba, tomaban copas y se bailaba. Cuando había shows, toda la pista se levantaba hasta la altura de las mesas. Y cuando bailaban se bajaba la pista. Estaba el Tibidabo en Corrientes y Libertad, el templo de Troilo. Siempre había una mesa reservada para sus amigos: Manzi, Contursi, Cadícamo. Discépolo, Razzano...

                                                

Y recuerdo Mi Club, en la calle Suipacha, que a las diez de la noche estaba repleto. Cuando estuvo Di Sarli fué una locura. entraban 600 o 700 personas. Hoy, repaso todo aquello, con tantos colegas que se fueron y pienso que a mis 83 años, y en plena tarea, no me puedo quejar. Jugábamos el campeonato de fútbol de las orquestas y después Troilo y yo hacíamos el asado. "Vení, Gordurita -me decía-, vamos a hacer el morfi...". Esta foto  con Di Sarli me parece que la hubieran sacado hace poco y han pasado nada menos que 65 años. ¡Qué linda época del tango!

                                                                                                      Alberto Podestá


Y yo lo recuerdo, cantando, en dos versiones. Con Carlos Di Sarli, en el tango Volver a vernos, de Joquín Mora y Luis Castiñeira, grabado el 21 de diciembre de 1942.  Y con Miguel Caló en el tango de Francisco Pracánico y Luis Rubistein. Si tú quisieras, grabado el 18 de marzo de 1943.

Volver a vernos - Carlos Di Sarli-Alberto Podestá

Orq. Miguel Caló-Alberto Podestá - Si tú quisieras.

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