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viernes, 25 de julio de 2014

Fernando Lamas / Piazzolla

Extraña combineta. Pero real. Ástor Piazzolla llegó a Nueva York en 1958 con muchas ideas y proyectos musicales que bullían en su cabeza. Pero las cosas no funcionaron como pensaba y lógicamente, tenía que trabajar para sobrevivir.

La prueba está en que se resignó a armar un show con Juan Carlos Copes y María Nieves, que debutaría en el Waldorf Astoria de Nueva York. Allí sonaban a extravagancias y me lo imagino a Piazzola tragando saliva, justo él que no quería saber nada de bailarines y pretendía un tango lejos de las pistas de baile.

                                     
Copes, María Nieves y Piazzolla
                 

Actuaron también en el Chateau Madrid neoyorquino en 1959, con la incorporación de Santiago Ayala, El Chúcaro, y Norma Viola, con los que armarían aquel show de las boleadoras. Ana Itelman pergeñaba los números de baile. Luego vendría el salto a Puerto Rico con bastante suceso en el Club Flamboyan, hasta que le llega a Ástor la noticia de la muerte de su padre, que le comunica su esposa Dedé por teléfono y al volver a Nueva York se encierra en el departamento compartido y en menos de una hora compone el Adiós Nonino que repetiría constantemente en su carrera, como la imagen del padre que se le aparecía una y otra vez en el regreso a la Nueva York de su infancia.

                     

                                        
        
Pero antes de todo ello, está ese trabajo que debió hacer, aceptando la oferta de Roulette, de arreglar dos temas de un álbum gestionado por MGM que estaba destinado a promocionar y afianzar la figura de gran Latin lover, con que habían aureolado al actor argentino Fernando Lamas. Los dos temas en que tuvo que trabajar fueron Mujer (Playera) en el que figuran como autores Lamas y Piazzolla.

En realidad, pareciera ser una adaptación que realizara Ástor sobre la obra Andaluza, de Enrique Granados. Y el otro tema, es el clásico de Juan De Dios Filiberto y Fernán Silva Valdés: Clavel del aire. Por supuesto no pasó gran cosa con este disco de Lamas acompañado por la orquesta dirigida por Glenn Osser, que sólo alimentaría los sueños de sus fans. Pero a Piazzolla le sirvió para realizar otro tipo de trabajos para este sello, que tenía varias ramas, y finalmente grabar allí su propia obra.

                                                 


La historia de Fernando Lamas es de película. Manuel Romero había citado a Osvaldo Miranda para arreglar su intervención en la película Navidad de los Pobres, que el dirigiría., con Niní Marshall e Irma Córdoba. Le estaba contando a Miranda que le hacía falta un actor para el papel de traidor, cuando en ese momento entra en  la Confitería Nóbel de la calle Corrientes, donde se habían citado, Fernando Lamas, para hablar  por teléfono. Lo saluda a Miranda porque se conocían "de algún lado".

A Romero le gustó la pinta y le pregunta a Osvaldo, quién era ese tipo. Y éste responde: "Sé que está trabajando en un radioteatro en Radio Belgrano con Blanca del Prado". Romero nervioso, porque Lamas ya se había ido le reclama: "Ubicalo y traémelo". Miranda va a la radio, no lo encuentra porque ese día no trabajaba y le dan su dirección de Coghlan donde se encuentran y arreglan. Luego se convertirían en grandes amigos e incluso Lamas, con el tiempo, triunfador en Estados Unidos, lo invitaría a visitarlo allí.

                                         
Ava Gardner, Fernando Lamas y Lana Turner
       

A partir de esa película de Romero en 1947, filmaría diez más en dos años. La última fue La historia del tango en 1949, con Virginia Luque y Juan José Míguez. Lamas había sido muy buen nadador e incluso participó en un campeonato en Brasil de donde volvió cargado de medallas y regalos de una millonaria que se enamoró del metro ochenta seis del apolíneo deportista.

Se casó con la actriz Perla Mux y tuvieron una hija, Cristina. Separados, y como buen latin lover, vuelve esposado de Montevideo con la heredera de un magnate. Con ella, Lidya Babachi, tendría otra hija, Alejandra. Había filmado en Argentina con estrellas mexicanas como Dolores Del Río y Elvira Ríos, y otra vez la suerte que toca el timbre de su casa. La productora Republic Pictures viene a Buenos Aires a contratar actores argentinos para la película The avengers que dirigiría en Hollywood John Auers y se llevaron a Roberto Airaldi, Osvaldo Miranda y a Lamas que peleó duramente el sitio con Armando Bo, otro que había sido destacado deportista. Y con quien hicieron gran amistad.

                                               
Fernando Lamas con Greer Garson


Osvaldo Miranda, gran amigo, me contó mil historias de Lamas y podria haber hecho un libro con sus anécdotas. Casi todas geniales.  De los tres que fueron , sólo Airaldi hablaba inglés y Lamas recordaba algo del secundario. Cuando entró en las oficinas de la Metro, se había puesto las mejores pilchas y apareció como ganador. Estaba allí Lana Turner que quedó prendada de él. Sería la primera en caer. Vivió con la hermosa Lana y filmó como actor, solicitado por ella como compañero, en La viuda alegre.

                                  
Con Lana Turner bailando un tango

Después se fueron enamorando de él Arlene Dahl con quien tuvieron a su hijo, Lorenzo, y más tarde Esther Williams su última compañera, aunque en el camino hubo muchas famosas más. No volvió nunca a la Argentina, como le escuchó Miranda cuando el avión levantó vuelo desde Morón ("Chau Buenos Aires, no vuelvo nunca más") y advertido de su cercana muerte, en Los Ängeles, mandó llamar urgentemente a su hija Cristina, tal cual me lo contó Miranda. Llegó justo para despedirlo. Tenía 67 años cuando el cáncer de páncreas lo devoró, a este latin lover y bon vivant cuya vida fue toda una película.

Hoy recuerdo a esa dupla: Lamas-Piazzolla en los temas Mujer y Clavel del aire, que arregló Ástor allá por 1958.

La vida es un tango.

127 - Mujer - Fernando Lamas

                                




2 comentarios:

  1. que tapin tenia el tipo salute ha... y que minones tuvo al lado y en todos los frentes

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  2. Porteño y bailarín me hiciste tango como soy, romántico y pintón.
    Y unos atributos mágicos.

    Abrazote.

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