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domingo, 19 de mayo de 2024

Troilo y Fiorentino

       En una oportunidad que Ángel Vargas fue al Marabú a escuchar a Aníbal Troilo, éste lo hizo subir al escenario y allí cantó, acompañado por la orquesta, el vals de Betinotti: Tu diagnóstico. Un momento único. Justo Pichuco  había vuelto al lugar donde debutara con su primera orquesta, el 1 de julio de 1937, en una noche ciertamente  helada, de las que no invitan a salir de casa. 

   "Todo el mundo al Marabú / la boite de más lato rango, / donde Pichuco y su orquesta / le harán bailar buenos tangos"..., rezaba el ingenuo cartel de entrada, para recibir al futuro ídolo de los porteños. José Sala, el dueño del cabaret le abría las puertas a la flamante formación sin sospechar la fabulosa carrera que le esperaba a su gordito director que diez días más tarde cumpliría 23 años.

   Ya había adelantado Troilo que quería que su orquesta fraseara en conjunto a la manera de Gardel. Y sus preferencias musicales quedan expresadas  de inmediato, cuando graba en Odeón, el 7 de marzo de 1938, su primer disco de 78rpm, con Tinta verde, de Bardi , por un lado y Comme il faut, de Arolas en la otra cara. 

                               



   Sin embargo, por un conflicto con la grabadora y por la guerra mundial recién comenzada que impedía la llegada de pasta para registrar el material y fabricar los discos, pasarán tres años sin discos suyos. Hasta que firma con la RCA Victor y comienza registrar placas con la voz de Fiorentino, el 4 de marzo de 1941. 

   Pichuco afirmaba: "El cantor debe ser un instrumento más de la orquesta. Entonces es el conjunto quien debe estar al servicio del vocalista, cuando éste llega al primer plano a cantar. Y así como se le pide a un violín o a un bandoneón, o al pianista una expresión determinada, también se le pide al cantor. Cuando Fiore no encontraba la vuelta a un matiz que yo le marcaba, de rabia mordía el pañuelo...".

   Por algo le llamaron "La orquesta de los cantores", debido a la calidad de los vocalistas que formaron en la orquesta. También reconocía Pichuco: "Fiorentino (tenía 10 años más que su amigo Troilo y era bandoneonista, incluso) fue el hombre que nos enseñó a subir a un escenario. A mostrar al público la sonrisa cordial. Y recuerdo cómo se preocupaba porque saliéramos al escenario bien peinados y bien jaileifes ante la vista de nuestros admiradores.".

   Fiore no tenía demasiada potencia de voz y su dicción era poco clara, pero en cambio manejaba la melodía como pocos y los milongueros se le siguen agradeciendo al día de hoy. Estuvo seis años junto a Troilo, alejándose de la orquesta en marzo de 1944. Por iniciativa suya el nombre de los cantores-estribillistas comenzó a figurar en las placas e incluso fue quizás el primero que cantó un tema entero.

   Ocurrió en 1934, cuando siendo estribillista de la orquesta del violinista uruguayo Roberto Zerrillo, canta la letra completa de "Serenata de amor", un tango del propio Zerrillo, con versos de Oreste Cúfaro. 

   Y Troilo será quien consolidará en la orquesta típica la dupla de cantores que, esporádicamente, había esbozado Francisco Canaro años atrás. Ello ocurre cuando incorpora a un joven de flamantes 23 años llamado artísticamente Alberto Marino, ganándole de mano a Rodolfo Biagi que ya lo tenía casi hecho para formar en su orquesta.

                                           



   La oreja musical de Pichuco ya estaba  demostrando su capacidad para seleccionar las voces que brillarían en su orquesta. La etapa triunfal de Fiorentino con Troilo se iba cerrando, pero, afortunadamente quedaron esas 60 grabaciones que empujan a los milongueros de ambos sexos en todas las milongas del mundo. Y esa música perdurará para siempre por el valor de la melodía musical-cantable expresada en esos históricos discos.

   Dicen que, "para muestra basta un botón", pero yo acá aprieto dos botones y suena primero el tango de Celedonio Flores y Alberto Acuña: "Colorao colorao", grabado por Troilo-Fiore, el 12 de junio de 1942. 

                                  


         Y a continuación este tango de Miguel Bucino. "Una carta". grabado por esa dupla genial, el 11 de julio de 1941.

                                         


                        

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