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domingo, 28 de julio de 2019

Cuando el tango cambió de ritmo

Del 2x4 al 4x8
  
   Mucho se ha acusado a Piazzolla de haber desnaturalizado el tango. Suponemos que lo mismo habrá ocurrido cuando Mendizábal estrenó "El entrerriano" (1897) o cuando surgió el Sexteto de Julio De Caro (1923). Pero, más allá de ello, lo cierto es que el tango es un género musical que ha estado en constante evolución.

   La modificación más radical que debió sufrir fue, cuando en algún momento de la década de 1910, pasó del ritmo de corchea con puntillo-semicorcheas-dos corcheas (generalmente escrito en dos por cuatro) al de cuatro corcheas (que suele escribirse en cuatro por ocho). A lo cual se le sumó una desaceleración que venía, además, a alterar el tempo (velocidad).

                                         
    La primera vez que escribimos sobre el tema fue en 1985, en una comunicación de la Academia Porteña del Lunfardo. A pesar del paso de los años, la falta de documentación no nos ha permitido arribar a conclusiones definitivas. de todos modos no está de más volver sobre el asunto. 

   Resulta arduo establecer en qué momento se le imprimió al tango el nuevo ritmo. De todos modos hay algunos hechos sugerentes. Digamos, pues, que en 1917 Eduardo Arolas llevaba al disco su tango "La guitarrita", grabación en la que se oye tal ritmo. De allí podríamos inferir que ese compás fue concebido por su autor en 1913, aunque el armonizador que lo llevó al pentagrama haya escrito para la mano izquierda el viejo ritmo.

   En 1916, Roberto Firpo, al frente de su cuarteto, llevaba por primera vez al disco "La cumparsita". en esa grabación ya se interpretaba el acompañamiento de cuatro corcheas. En consecuencia, podría suponerse que el cambio pudo haber sido creado por Arolas o Firpo. Pero hay más aún por decir...
   Un año antes, en 1915, Agustín Bardi componía "Tinta verde": Si observamos la partitura, advertimos que, en la armadura dice dos por cuatro, pero al dirigir la vista al pentagrama en clave de Fa, veremos que está escrito, indudablemente, en compases de cuatro corcheas. Entonces, ¿el cambio fue producido por Bardi?

                                


   Todo puede resultar más complejo aún. Veamos.En 1913, cuando la orquesta del violoncellista Carlos Marchal interpretó los tangos del concurso organizado por el barón Antonio De Marchi en el Palace Thèátre, hizo decir al día siguiente, a un cronista del diario "Crítica". ("El concurso tanguero en el Palace Thèátre anoche", 24-6-1913): "En cuanto a las composiciones musicales ejecutadas anoche, ninguna se ajusta al estilo clásico del verdadero tango. Todas ellas tienen compás de habanera. El tango fue tango pero nunca habanera".

   ¿Qué quería significar el cronista? ¡Que el tango se había ejecutado lentamente! ¿Que además se le otorgaba el nuevo ritmo? Es probable. Nuestra danza venía de triunfar en París y aquel cronista seguía diciendo al respecto de lo antedicho: "Se deduce que, el ambiene europeo con que está impregnado el tango, lo ha devuelto a la patria con otro acento y otra indumentaria".

   ¿Interpretaría aquella orquesta de 1913 el tango ya con el nuevo ritmo? ¿Habrá sido en París  donde comenzó a modificarse el ritmo tradicional? Podría ser.... Quizás todo tenga que ver con otra modificación, la obrada por  los jóvenes de la sociedad porteña que lo bailaron por entonces, en la capital francesa, como Ricardo Güiraldes, Daniel Videla Dorna, Vicente Madero y otros.

                                 


   Al respecto, resulta interesante el siguiente párrafo de José Gobello ("Bailarín´e tranco largo", en Precisiones, 26-7-1979): "¿Cómo bailaba Vicente Madero?, preguntamos a su hija Malú: "No con firuletes -se apresura a responder- Era un tango caminado. Recuerdo que me decía cuando me invitaba a bailar: Tenés que tranquear largo". Y aclara el autor del artículo: "Ellos tomaron el tango de los pies de los compadritos, lo adecentaron, lo refinaron, lo convirtieron en un rito casi litúrgico".

   Y nos preguntamos: ¿No era, pues, preciso que el ritmo se adecuara a ese tango caminado? No sería demasiado arriesgado, inferir, entonces, que, a causa del tal innovación en la danza del tango, los músicos que lo interpretaban en París se hubieran propuesto limar asperezas en su ritmo, es decir, reemplazar la corchea con puntillo y la semicorchea de la primera mitad del compás por dos corcheas. 

   Con ese nuevo ritmo, probablemente, haya hecho oír el tango Marchal en el Palace Thèátre. Pero, ya sin dudas, con ese ritmo tocaron, a partir del 17, Arolas, Firpo, Canaro, Berto y siguió haciéndolo toda la tanguería posterior.

Roberto Selles- La Porteña nro.25  

  

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