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jueves, 11 de septiembre de 2025

Cantando se van las penas

El tango tiene muchas historias curiosas, después de haber desgranado el quejumbroso lamento malevo descrito con letra gorda, el tenue farolito del suburbio, el puñal de los guapos, las andanzas de paicas y gaviones y ese sur trasnochado de guitarras y de aljibes. Muchos poetas de calibre fueron renovando los versos y una ponchada de músicos con polenta supieron transmitir aquel chamuyo inconfundible de la noche porteña.

                                     

                                                             Ricardo Duggan
 

Incluso se dieron las circunstancias para que un actor como Ricardo Duggan, que tuvo la fortuna de vivir hasta sus 108 años, destacara también en el tango, con la creación de este tema que hoy me ocupa y que obtuvo un reconocimiento popular por las interpretaciones del mismo. También hizo los versos de "Melodía gris"-Suceso de De Angelis-Martel"- y "Tu voz", que grabara Biagi con Carlos Acuña.

Duggan se llamaba en realidad Fermín Carballeda, y filmó e hizo teatro junto a figuras como Julia Sandoval, Myriam de Urquijo, Iván Grondona, Diana Ingro, Beatriz Taibo, Hugo Pimentel, Ramón Garay, Carmen Campoy. Con varios de ellos formó parte de la "Compañía Argentina de Comedias Pepe Arias", que tuvo notable eco popular.

                                                     

 

Este tango que compuso en 1944 junto con Juan Canaro, el autor de la música, fue el que tuvo más relevancia entre los escasos que escribió. La versión de Troilo con Alberto Marino le dio proyección y por eso sigue vivo en las milongas donde se lo puede bailar todavía, como hemos podido comprobar. Los versos de Duggan retratan el eterno problema del amor frustrado que él quiere retener a toda costa.

Cantando se van las penasY es por eso que yo cantoSi mi corazón no lloraEs porque está ahogado en llantoAcercate vida míaQue estoy muriendo de amorCantando se van las penasY por eso canto yo
 
Es difícil entender y aceptar que la persona con quien compartimos momentos tan intensos  pueda olvidarnos con total ligereza. Es lo que le pasa al personaje de Duggan que aparentemente quiere calmarla en su dolor por la ruptura. Pero las contradicciones brotan enseguida y confiesa sin tapujos que la quiere y la seguirá queriendo. Y brotan sus ruegos amorosos para retenerla, incluso cantando, que ve como forma de alivio al dolor de la pérdida.
 
Yo fui sincero
y siempre supe quererte,
si tú llegas a olvidarme
antes prefiero la muerte.
No llores mi alma
que tu dolor me tortura,
lo que pasó ya no importa
lo que yo quiero es tu amor.

Cantando se van las penas
y es por eso que yo canto,
si tu no sabes quererme
para qué te quiero tanto...
No te vayas vida mía
que me muero de dolor... Sí.
Cantando se van las penas
y por eso canto yo.
 
Hay una milonga del mismo nombre, que firma Roberto Lurati y la grabó Biagi con su orquesta y el cantor Jorge Ortiz. Nada que ver con este tango que Francisco Canaro con Eduardo Adrián grabó el 18 de noviembre de 1942. Francisco Lomuto/Jorge Omar el 9 de diciembre de 1942. Aníbal Troilo con su cantor Alberto Marino lo llevó al disco el 30 de septiembre de 1943. Piazzolla, que integraba la orquesta de Pichuco hizo el arreglo del tema. Es la versión que podemos recordar aquí.
                                   

 
                                         

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