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lunes, 16 de marzo de 2015

Dos perlitas

En las milongas de los primeros años cincuenta, se bailaba con aquellos discos de pasta de 78rpm. Los discjockeys de entonces ponían un tango por ambas caras (que podía ser un tango y un vals o milonga) y uno de jazz (que incluía música caribeña o brasileña). Y recuerdo que era bastante común que en este primer género se escuchara  La vestida de rojo, una rumba movidita ejecutada por la orquesta de Harry Roy, que aparecía en la película Por unos ojos negros, en 1935.

Se trata de un director y clarinetista inglés nacido en Londres ( 1900/1971) como Harry Lipman, que tuvo mucha trascendencia en su época. Había arrancado con una banda junto a su hermano Sidney -pianista- a la que llamaron El Danrnswells. En la década de los años veinte llegaron a tocar en sitios de mucho prestigio como el London Coliseum y otros. Fueron cambiando los nombres de su banda y estuvieron tres años en el Café de París. Llamados The Original Five y The Original Crichton recorrerían lugares tan distintos como Sudáfrica, Australia o Alemania.

                                               


Poseedor de un prestigio personal adquirido por sus condiciones de director y ejecutante logró formar bandas que arrastraron mucho público, vendieron discos en grandes proporciones y a la vez supo demostrar condiciones artísticas que lo llevaron a incursionar en el cine. Conocería a Elizabeth Brook, con quien coincidió en un par de filmes (Ritmo Chantaje y Todo es ritmo); ella era hija del rajá blanco de Sarawak -Malasia- y se casarían en 1935.

Cuando llegaron los duros años de la guerra, Harry Roy acudió con su banda, llamada entonces Tiger Ragamuffins, a entretener a los soldados británicos en Medio Oriente. Viajaría a Estados Unidos donde era muy apreciado musicalmente pero le negaron el permiso de trabajo, quizás porque no tuvo la picardía de Francisco Canaro y otros argentinos que se inventaron diversas tretas para poder trabajar en Europa.

                               


En cambio realizó una gira por varios países de Sudamérica donde supieron recibirlos con los brazos abiertos y permaneció largo tiempo recorriéndolos con sus músicos. En Argentina, concretamente estuvo en 1938 y fue contratado por Radio El Mundo y actuó en cines, teatros y boites, con mucha aceptación popular, dada la espectacularidad de su Banda. Su orquesta provocó una verdadera revolución en el ambiente y con ella se despertó el interés de los músicos locales para dedicarse al jazz. La orquesta de Héctor Lomuto se inició precisamente en este género musical por la conmoción que había producido el clarinetista inglés con su banda.

Harry Roy
                                                 
Precisamente, todo este introito me sirve para traer a colación que le gustó mucho el tango y algunas orquestas de entonces que estaban golpeando con todo su arsenal de música renovadora a las puertas de la década del cuarenta. El famoso pianista y director inglés, Stanley Black  había hecho hecho el arreglo de dos tangos famosos como La cumparsita y Sentimiento gaucho y les dió un ritmo de rumba. Harry Roy grabó ambos arreglos con su banda y los tocó en su gira sudamericana.

                                             

                                          

Y yo arranco la semana precisamente con esas dos perlitas. Los tangos de Gerardo Matos Rodríguez y Francisco y Rafael Canaro, respectivamente, por la banda de Harry Roy.


 

                                         



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