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domingo, 24 de febrero de 2013

María De la Fuente

Surgió en una época de grandes cancionistas y sus virtudes le permitieron instalarse en las marquesinas con notable éxito, dada la calidad, matices y calidez de su acento vocal y su interpretación, entre sentimental y dramática..

Siempre se la recordará como la primera mujer argentina que llevó el tango a Japón en aquella recordada gira de Juan Canaro con su orquesta y las voces de María y Héctor Insúa, además de parejas de baile. Esa embajada tanguera de 1954 tuvo tanto éxito que fue la que abrió las puertas del lejano Oriente a orquestas, vocalistas y bailarines. Desde entonces el giro no cesa.

                                      
María es oriunda de la provincia de Río Negro (Fuerte General Roca), y de ascendencia siria. De pequeña se advirtió en ella una gran facilidad para el canto y sus padres le pusieron un profesor. Al trasladarse la familia a Buenos Aires, su panorama se amplió. Estudiaba magisterio, pero el arte la llamaba con fuerza y disfrazando su apellido comenzó a cantar como Mary Mater en el Cuarteto Ferri, que organizó el Director de Radio El Mundo.

En 1940 lo transformó en el definitivo María De la Fuente y estuvo nueve años en la cartelera de la radiodifusión, en una época en que el artefacto radial se había instalado en las casas de la gente como un miembro más de la familia y le daba un espesor a la vida musical de la ciudad.

María De la Fuente en su plenitud
Ella y Carmen Duval fueron estrellas del momento en la Argentina de la revista Radiolandia y el encanto que trasunta la voz femenina en el tango, sirvió para auparlas. La radio le dió el pasaporte a la fama, fue su anclaje sentimental,  y en ella se instaló hasta que la televisión entró a tallar en el arrastre popular y  fue difuminando el fulgor de muchas estrellas.

Como un pájaro errante María recorrería toda América y en todas partes su voz y su radiante belleza árabe, cautivaban a los espectadores y oyentes. El cine la convocó en algunas oportunidades como actriz y cancionista, roles en que cumplió con la misma eficacia.


La década del cuarenta fue pródiga para el tango en orquestas y cantores y también oscureció aquella etapa descollante de las cancionistas. La triunfal gira a Japón la devolvió a la popularidad y demostró que su calidad de artista estaba intacta. Aunque luego tuviera etapas de problemas con las cuerdas vocales.

Hugo Baralis, María De la Fuente y Juan Canaro en Tokio
Y en el año 1997, el sello Melopea decidió rescatar grabaciones no editadas y entre ellas algunas de María De la Fuente. Como otras tantas veces, había que agradecerle a un tanguero japonés, el señor Yoyi Kanematz, que dispusiera de las cintas grabadas de aquel viaje al Japón y se las regalase a María. Y el sello TK entre 1950 y 1952, registró varios temas de María acompañada por un conjunto dirigido por Ástor Piazzolla, que integraban Ástor y Leopoldo Federico en bandoneón, Hugo Baralis en violín y Carlos Figari o Juan José Paz en piano.

De estos temas últimos  extraigo dos, muy románticos, especiales para un día de tanto frío como hace hoy en Madrid. Se trata del vals Canción Celestial, de Carlos Figari y José Rótulo y el tango La misma pena del propio Ástor y Homero Expósito, que tiene una hermosa letra.

05- Canción celestial- María De la Fuente

07- La misma pena -Piazzolla-De la Fuente

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