Pero Miguel, que emergió de las milongas y los escenarios nativos, hoy es requerido de todo el mundo porque ha sabido despojarse de un vanidoso enamoramiento de sí mismo, para entregarse en cuerpo y alma a la pasión que lo sostiene: el tango y sus posibilidades escénicas.
En estos tiempos de simulacros y falsificaciones, con su obra queda demostrado que el Tango es un arma cargada de futuro y lleva prendida la memoria de una música que se enciende como una llamarada. Sobre todo, explotando la pulsión coreográfica, sin perder el alma milonguera en el viaje de la pista al escenario.
Para ello se dotó de las mejores condiciones y a los 17 años comenzó a perfeccionarse con los grandes maestros de la época. Estudió con Rodolfo Dinzel a los 21, pero siguió entregándose de cuerpo y alma a las milongas. También buscó perfeccionarse con Ana María Stekelman en coreografías y a los 27 años ya daba seminarios para bailarines del Teatro Colón y el San Martín. Y comienza a varearse por el mundo con Tango Argentino, el mítico espectáculo que reflotó el tango, cuando estaba en horas bajas, incluso en Argentina. En Broadway plantaron la bandera y recorrerían infinidad de paises, junto a Copes, Virulazo, Dinzel, Arquimbau, sus parejas y músicos y cantantes. Con ellos anduvo por casi todo Estados Unidos, varios países de Europa y Japón.
Pero, al regreso, decidiría darse un baño de realismo tanguero, recreándose en la esencia del mismo y tomaría clases con Antonio Todaro, Copes, Finito, Petróleo, Virulazo, Pepito Avellaneda.
El resultado de todo ello es este gran artista del que en 1988 crea la Compañía Tango X 2 y muestra sus garras en el ámbito internacional con pronunciado éxito. Es el comienzo de una gran carrera que lo proyecta meteóricamente en los escenarios de medio mundo. Desde entonces no ha parado de crecer y viajar.
Creó 8 espectáculos teatrales con su firma que llenaron los teatros de la calle Corrientes durante 21 años. Como ningún bailarín ha logrado hacerlo. Y con eso que estaba tan cerca, que nadie -salvo Canaro- había logrado comprender en su verdadera dimensión, en su potencial: El tango argentino.
Para ello invierte tiempo y alma, buscando buenas parejas de bailarines, músicos y cantantes, iluminadores y vestuaristas, sonidistas, representantes, promociones, regidores y sastres. Y el tango alcanza su verdadera dimensión de arte y espectáculo, en la conjunción de estos pilares.
Y a los 54 años, con la meta alcanzada y el futuro esperándolo con las puertas abiertas, ha encontrado la paz interior y la felicidad junto a su pareja de vida y de baile: Daiana Gúspero, con quien el pasado 4 de Enero tuvieron sus primeras hijas y gemelas: Lara y Brisa.
Y 5 meses más tarde, estuvieron dando 3 horas de clase intensivas a más de 180 alumnos en el 3º aniversario de la milonga porteña Taconeando. Y luego, con 450 personas en la sala se mandaron esta milonga de Canaro que los muestra en plena forma y además con ganas de juguetear con el cuerpo y los remos. ¡Grande, pareja!
si es uno de los grandes, excelente articulo!
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