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lunes, 11 de septiembre de 2023

El apache argentino

    El uruguayo Manuel Gregorio Aróztegui (Montevideo, 4 de enero de 1888-Buenos Aires, 14 de noviembre  de 1938) ha de haber sido, con Roberto Firpo, de los primeros que tanguearon sentados al piano para el público de los cafés.

   Los hermanos Bates lo presentan debutando en 1912, en el café El Maratón, de Canning y Costa Rica. Lo acompañaban Paulino Facciola al violín, Y Manuel Firpo al bandoneón. Por aquellos años compuso sus tangos El apache argentino y El cachafaz, éste dedicado a Florencio Parravicini. Otros de sus tangos, como es sabido, son Champagne Tangó y La gigolette.

   Algo significan estos nombres franceses. Apache es el nombre de una tribu aborigen norteamericana. Cuando, a fines del siglo pasado, la guerra contra los apaches  difundió los apelativos de algunos caciques, los hampones de París dieron en usar esos apelativos como alias. Fue entonces cuando  los periodistas de Matin y de Journal comenzaron a llamar apaches a los hampones de Paname (así llaman ellos, los hampones, a París.)

                                    

Manuel Aróztegui 


    En cuando a gigolette, es término anterior a gigoló: designó a ciertas jovencitas más alegres que tristes, precisamente porque gigottaient, es decir, bailan con frenesí. Por fin, con respecto a Champagne Tangó, debe recordarse que la palabra tangó se puso  se moda en París hacia 1912 y 1913. Hubo entonces un color tangó, thes tangó y champagne tangó. Los títulos de estos tangos de Aróztegui testimonian aquel triunfo parisino del tango.

   Ha contado Enrique Delfino que "Por entonces, en Buenos Aires hacía furor La Morocha, aquel tango silbado y cantado en todos los rumbos de la inquieta ciudad: -Yo soy la Morocha, / la más agraciada, / la más renombrada / de esta población...-. Y haciéndole competencia andaba en las lenguas otro tango que -como aquél- era de los primeros que se presentaban con letra: El apache argentino.

   "Entonces yo compuse a mi vez El apache oriental. Pero el argentino venía con mucha fuerza y el mío no dejaba de ser el intento de un principiante. Yo tendría unos diecisiete años..."

   Roberto Selles ha recordado que El cachafaz y El apache argentino llevaron letras debidas a Arturo A. Mathon, payador y trovero de aquellos años. Éste último alcanzó gran popularidad y decía, según una vieja grabación de la casa Columbia:                                                                                                       

    "Es el Apache argentino / el tipo fiel de una raza / que deja ver en su traza / la astucia de su valor. // Y ¡ay! de aquél que se atreviera / a hacer de su amor ultraje; / ha de vengar con coraje / la chinita de su amor.". 

                              



   Y agrega Selles: "Con esta letra, introdujo Mathon el tema de protesta en el tango, mucho antes de que Marambio Catán creyera hacerlo con Acquaforte.

   En realidad no se advierte cuál de los ocho octosílabos transcriptos por el distinguido estudioso alberga la protesta, en el sentido de rebeldía social que la palabra adquirió hacia la década de 1960.  Tal vez el más antiguo antecedente porteño de la canción de protesta sean los siguientes versos de José Eneas Riú, si bien no fueron cantados con música de tango, sino de milonga:                                        

"Lo que me debe lo agarro / al rico que tiene mucho, / si se me fuma el cigarro, / me conforma con el pucho. // Cuando no soy pedigueño / soy ladrón de lo que es mío; / cualquier hombre se hace dueño / de un poncho teniendo frío. // Si en este mundo no fuera / para unos pocos el trigo, / como todos comerían / nadie sería mendigo. // El corazón tiene amores, / la vida, espinas de tala, / el desgraciado, dolores, / y los bajos, yerba mala."


José Gobello (De su libro "Crónica General del Tango"


Escuchamos la versión de El apache argentino por la orquesta de Juan D'Arienzo. Grabación del 17 de mayo de 1944)

                            


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