El temperamento romántico de Alfredito Gobbi lo traduce claramente en cualquier tema que interpreta con su orquesta.
Tuve la suerte de tratarlo bastante y siempre me sorprendía con su calma, su sonrisa, sus buenas vibraciones y esa exquisitez en el trato que tenía con todo el mundo.
Cuando gambeteaba a los bandoneones y se acercaba con su violín al micrófono para tocar algún solo , cerraba invariablemente los ojos y viajaba con el instrumento y la música.
Era una suerte de místico porteño que concebía sus arreglos en el piano -su primer instrumento- con el cual acompañó a Gardel en los ensayos que hacían en casa de su padre, cuando el Morocho se aprestaba a cantar alguno de los temas del celebrado progenitor.
En este sentido estuvo muy influenciado por los arreglos de Francisco De Caro, a quien admiraba profundamente, y la orquesta de su hermano Julio De Caro fue el espejo en el que se reflejaría luego, como Pugliese o Troilo, sus grandes amigos y compañeros de trabajo y de sueños, o su compinche bohemio Orlando Goñi, a quien le dedicó un tango hermoso.
Piazzolla decía que "si pudiera volver a los '40 me gustaría hacerme amigo de Alfredo Gobbi, que fue mi ídolo. A su muerte yo escribí Retrato de Alfredo Gobbi. Su triste final me hizo mucho daño".
Yo era un ternero y él me cobijó bajo su ala en aquellas noches de tango, bohemia y amigos.
Hoy lo evoco con dos temas instrumentales que Alfredito embelleció con su peculiar marcación rítmica, que invariablemente llevan el sello gobbiano.
Y lo escuchamos en Puro apronte del bandoneonista Domingo Platerotti, grabado el 31 de enero de 1949 y Fraternal de Ismael Spitalnik, registrado el 26 de agosto de 1954. Dos delicatessen.
10- Puro apronte
17 - Fraternal
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