El último tango perfuma la noche (Óleo de Julio Ovejero) |
Este tango, que el pintor ilustra hermosamente, se lo sugirió Miguel Caló a Homero Expósito.
El enorme poeta de Zárate (aunque nacido en Campana) hizo los versos y el primer bandoneón de la Orquesta de las Estrellas, Domingo Federico, le puso música.
La idea de Caló era crear un tema así para cerrar los bailes. Y la letra lo insinuaba:
-¡A bailar, a bailar
que la orquesta se va!
Pero el tango consiguió el efecto contrario al buscado. Los milongueros se entusiasmaron tanto con este tango, que salían como flechas a la pista, reclamaban bises y la velada se prolongaba con unos cuantos temas más, como recordaba Caló.
Las magníficas grabaciones de Aníbal Troilo con Francisco Fiorentino el 5 de noviembre de 1943 y de Ricardo Malerba con la voz de Ricardo Medina, tres días más tarde, llenaron bailes, emisoras y se vendieron velozmente.
La versión de la yunta Troilo-Fiore es insuperable para milonguear. Y para escuchar, claro.
A bailar
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