Hace dos días se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento de Horacio Ferrer, ese poeta uruguayo-argentino que supo abrir camino con su verso y plantarse entre los grosos gracias a su obra. Incluso fue el fundador y Presidente de la Academia Nacional del Tango de la República Argentina. Tuve la suerte de contar con su amistad. Por todo su gran aporte al género, hoy lo recuerdo con un poema suyo
Se titula Bandoneón y lo incluyó entre los versos publicados en su pequeño libro: Romancero canyengue, editado en Junio de 1967 y que compré en uno de mis tantos viajes a Montevideo. Cátulo Castillo, en noviembre de 1965 escribió el préambulo del libro. Y entre otras cosas, dice:
-Desde luego un poeta. Y entiendo -aunque alguien no lo entienda- una sonoridad distinta y revelada, como una paleta de colores inéditos, donde la sola presencia de una palabra como bandoneonía, tiene una épica y lejana y nocturnal belleza de arrabal. Es una economía de lenguaje, saturado con un solo término, todo ese soneto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario