El hombre que radiografió al porteño
[Rosario 1925 – Buenos Aires 1963]
Alejandro Del Prado (Calé), humorista gráfico y dibujante rosarino, que desplegó su talento inmenso en la década del 50 y parte de los 60. Calé es uno de los grandes del humor gráfico argentino de todos los tiempos.
Cuentan sus hijos que antes de asumir su profesión, intentó cantar tangos, jugar en River Plate y ser periodista. Calé
dirigía una revista del club de sus amores, River Plate, y era
representante de la orquesta de Horacio Salgán, del que era fanático.
Su primera ocupación, como la de muchos de sus colegas, fue sin embargo
la publicidad, donde se inició ilustrando avisos que anunciaban bailes
populares.
En la revista River desarrolló una
serie de comentarios humorísticos con el título de ‘El seguidor fiel’
que firmaba como Alejandro, el “fana”. Después publicó sus primeros
dibujos humorísticos en la revista Pobre Diablo y luego su primer
personaje, ‘El perrito Pistola’, en el diario Democracia. A inicios de
la década de 1950, hizo a ‘Galerita’ en la revista Pica Pica.
Posteriormente, en una efímera publicación llamada Sucedió con la farra,
dio a conocer una serie de dibujos titulados ‘Buenos Aires íntimo’,
antecedente inmediato de su máxima creación. Esta se llamó ‘Buenos Aires en camiseta’,
se publicó en Rico Tipo y fue un auténtico fresco ciudadano que reflejó
durante más de diez años, con estilo vanguardista y una depurada
técnica, los rasgos esenciales de los porteños, especialmente los de
clase media y media baja, los habitantes de los barrios, los que
poblaban las oficinas y los bares, los que cada domingo iban a la
cancha. Esos porteños fueron observados y reflejados por Calé con una
lupa implacable que mostraba en detalle sus modismos, sus lados flacos,
su forma de hablar, sus miserias, poses y rasgos más salientes. Su
capacidad de introspección del alma de los porteños (mucho más
emparentada con las cualidades de un antropólogo que con las de un
humorista) es tan profunda, que hacen casi imposible su ubicación dentro
de categorías.
Una primera aproximación define lo que hacía en ‘Buenos Aires en camiseta’ como costumbrismo porteño. Calé es uno más de los múltiples cultores de este tipo de humor, característico de la época y del medio en el que publicaba. Con temas recurrentes alevosamente subrayados –el rioba, el fútbol, el tango, el café…– Calé construyó un mundo rico, original y convincente. Encontró una mirada piadosamente perturbadora y universal de la condición humana. La mirada de Calé tiende a disolver la distancia entre observador, protagonista y receptor de la observación. A eso hay que sumarle un dibujo extraordinario, único, que en los últimos trabajos fue objeto de cierta obsesión perfeccionista.
Sus personajes de barrio bordeaban peligrosamente la abstracción y la pura geometría. Su colección de variaciones sobre jopos, peinados y cabelleras diversas eran sorprendentes. Los ritmos y grosores de sus rotundos trazos negros para representar arrugas, ceños fruncidos, narices, trajes cruzados, manos velludas, pechos y caderas, eran descomunales. Las diferentes texturas visuales (puntos, ondas, rayas, flores, cuadriculados, etc.) para tratar los ropajes de sus muchachas y muchachos nos retrotraía a pinturas persas o bizantinas, y a un sentido casi musical de la imagen. A esto se añadía una capacidad natural para las representaciones arquitectónicas donde se vivía esta comedia dramática que era la vida barrial de los 50, y que resultaba fundamental para comprender cierto costado “espacial” del planteo argumental.
Hoy podemos volver a disfrutar de sus viñetas sobre la milonga.
El texto y las dos viñetas de arriba han extraídas del Archivo de Ilustración Argentina. De chico disfruté muchísimo con la obra de este genial dibujante que logró expresar con su lápiz y su talento las manifestaciones porteñas del fútbol, el tango y la vida diaria. Su hijo Horacio Del Prado fue compañero mío en la Revista el Gráfico. El otro vástago, Alejandro es músico, guitarrista y compositor. También canta y ha incursionado en el rock, el tango, el candombe y la murga.
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