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miércoles, 4 de julio de 2018

Tedio

Estoy escuchando este tango y mi cabeza se llena de recuerdos. Porque en uno de mis encuentros con Miguel Bucino, que es su autor, alguna vez comenté lo que sucedió cuando puse este tema. Ocurrió durante una entrevista, en el programa "Dialogando con swing" que hacíamos con Osvaldo Papaleo, los domingos de 8 a 12.30 por Radio Argentina.

Miguel era un tipo muy simpático, nos cruzamos unas cuantas veces en el Hipódromo y siempre llevaba la sonrisa puesta. Nos pasábamos  fijas, que después fallaban. Pero él se reía siempre. Aquella mañana dominical escogí un par de temas suyos para alternar durante la charla. En uno de los intervalos de la misma, puse Tedio -que me gusta mucho- y Bucino me sorprendió en su reacción, luego de quedarse pensativo un momento, con la pera acariciada por su mano derecha:

-Sabés... a veces me detengo a pensar cual es mi tema más logrado, el que más me gusta y creo, sinceramente, que es éste que pusiste... Lo hice una tarde de lluvia, en un momento de melancolía y tristeza, por esas separaciones sentimentales que se producen en la vida...

                                
Miguel Bucino


A todo ésto y antes de entrar en el motivo que hoy me impulsa a escribir, vale la pena recordar la historia de este personaje que ha hecho de todo en el tango. Entre otras cosas unos 70 temas, muchos de los cuales llevan música y letra suyas, como por ejemplo: Bailarín compadrito, Una carta, Me llamo como me llamo, El viento me cuenta cosas, Y siempre la misma historia, Que me quiten lo bailao, Milonga del corazón, A palo errao (donde muestra su alma burrera), Lo pasao pasó, el valsecito Cuatro palabras, El corazón me engañó, Decile que vuelva, La mañana (hermosa milonga), Guitarra, No va más, Música de mi Argentina y otras tantas. Más las que realizó con diversos músicos y poetas  como Alessio, Pontier, Lázzari, Donato Racciatti, Horacio Sanguinetti, José Basso, Luis César Amadori, etc.

Vale la pena recordar que con sus atrevidos 17 años se presentó ante Francisco Canaro, nada menos, ofreciéndose como bandoneonista para su orquesta. Pirincho lo llevó en una gira, donde tocó con el conjunto, pero después le dijo que le faltaba bastante y que estudiara. Lo cierto es que tocaba de oreja, pero Miguelito no se amilanó y le dijo que era un gran bailarín y podía actuar en esa faceta. Y lo cierto es que gustó y mucho, y también fue secretario de Canaro. Actuó en numerosos escenarios con la orquesta.

También viajó a Brasil con Julio De Caro. Con la compañía del Teatro Sarmiento actuó en Madrid y París. Se lució en casi todas las revistas musicales de Canaro-Ivo Pelay y durante sus dos décadas de bailarín profesional le enseñó a bailar tango a unas cuantas personalidades mundiales. Anduvo por México, Colombia, Puerto Rico, Portugal y otros países, luciendo su arte milonguero.

                                     
Miguel Bucino en una exhibición con su pareja de turno


Y vuelvo al tema que me traen hoy los recuerdos: Tedio. Como me lo explicaba Bucino, la lluvia, el clima, la música, incidieron en sus estado de ánimo, tras la ruptura amorosa. Y en su tema no surgen el rencor, la traición, ni el deseo de castigo, sino la melancolía, acentuada con las gotas de lluvia que golpean sobre su ventana. La música que le adosó a sus versos, acentúan la tristeza del protagonista.

Bajo el tedio que borda la lluvia
con sus rojas agujas de esplín,
te adivino romántica y rubia
sobre el viejo dolor del jardín.
Qué será lo que borre tu asedio,
quién será que te aleje de mí,
si las grises alondras del tedio final
sin remedio me acercan a tí.

Tedio,
largas horas de la vida
que recuerdan tu partida.
Tedio,
sin remedio ni esperanza
que hace gris la tarde mansa.
Tedio,
con un canto de cigarras
en la voz del bandoneón.
Cuando suenan las guitarras
y sollozan las amarras
que dejó tu corazón.

Miguel Caló con su orquesta y el cantor Roberto Arrieta, dejaron una interesante versión. También lo grabó Francisco Canaro cantando Alberto Arenas. Pero el registro de Aníbal Troilo con Alberto Marino cantando los versos,  realizado el 18 de diciembre de 1945, es impagable.

Tedio- Aníbal Troilo-Alberto Marino






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