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miércoles, 8 de enero de 2025

Esta noche

    La discoteca  de mi bulín exhala tangos, milongas y valsecitos de diversas añadas y mis ojos relumbran en el recuerdo, atiborrándose el cuore de cosas lindas, entrañables. Refractándose en un temperamento que reverbera en cada frase, en cada instrumento, en voces oscurecidas por el tiempo. Un mosaico de realidades e imágenes que enfocan momentos diversos.

   Emboco al voleo un disco y arranco con este tango que lleva letra del rosarino Lito Bayardo (Manuel Juan García Ferrari) y música del exquisito bandoneonista Carlos Marcucci. Lo compusieron en 1937 y el título ya destalla y se instala en la noche, esa parte tan importante de nuestras vidas pasadas y bien vividas. Aunque también hay astillas y en este caso los versos de Bayardo radiografían la tristeza y el desconsuelo amoroso.

                                     

 

   La descarga emocional está realizada en la reunión con los amigos que reciben el fervor de lo vivido por el enamorado, que se resiste a escuchar la opinión de ellos sobre el paso definitivo a la ruptura, el alejamiento de ella. El pasado se protege, hace trampas. Y él los anima a brindar por la tristeza,  en esas copas de sombras, llenas de entusiasmo dionisíaco, como un original locus oremus.

Esta noche,
Mejor dicho, cuando llegue medianoche
Mis amigos,
Yo festejo la tristeza de mi alma.
Brindaremos
Por la dueña de los ojos más hermosos
Por mi vida... por mis sueños... mis recuerdos
Porque quiero ahogar los sueños de mi vida sin amor.
 
Yo no quiero recordarla
¡Para qué voy a llorarla!
Si ya todo lo he perdido.
Esto digo muchas veces
Pero entonces se aparece
Frente a mí como un castigo!
Y me mira desde el fondo de una sombra
Y me vence... porque el alma me la nombra.
Cómo quieren mis amigos
Que la arranque de mi vida
Si no la puedo olvidar.

   En ese supuesto templo de la relajación podemos recordar a Borges cuando decía que "enamorarse es producir una mitología privada y hacer del universo una alusión a la única persona indudable". Lo cierto es que es muy normal llegar a estas situaciones en las parejas. Claro que se sufren de distintas maneras. Y acá el personaje  lo resuelve con los amigos, ahogando su pena en las copas.
 
Muchos años
A su lado yo viví para quererla,
Y bastaron
Unas horas nada más para perderla.
Ya no tengo
Ni una lágrima de amor... y son testigos
Que esta noche, de nostalgia, mis amigos
Vengo a ahogar en unas copas a mi vida sin amor.

   Reitero que Carlos Marcucci le dio vida musical a estos versos convirtiéndolo en un tango que grabarían Julio de Caro con Héctor Farrel en 1939,  Francisco Canaro/Frnesto Famá y Fresedo/Mayel, un año más tarde.  Escuchamos ala versión de Canaro-Famá, grabada el 14 de marzo de 1940.
 
                             


 


martes, 7 de enero de 2025

María Nieves y...

                                                      ...la milonga.

   Mi hermana, la Ñata, se adaptaba a todos los estilos. Porque en ese tiempo no se bailaba como ahora que es como una horma y todos bailan igual. En aquellos tiempos se milongueaba que para qué te cuento. Cada sábado y domingo eran diferentes pasos. Un buen milonguero no podía bailar siempre igual. Ellos practicaban entre hombres en clubes de barrio, en la semana, y después se largaban en los bailes. 

  Se juntaban, se inventaban pasos. Muy raro que uno se copiara de otro. Si a vos te gustaba un paso que hacía otro, lo mirabas, lo sacabas mentalmente pero no lo hacías igual: tratabas de hacerle algo distinto. Porque copiarse era horrible.




   Ir a milonguear era una ilusión que no creo que hoy los jóvenes tengan. Era… cómo te puedo decir… el tango era la falopa de la juventud. La milonga empezaba a las diez de la noche y ahí estábamos. ¡Y entrábamos como avalancha, eh!. Los sábados hasta las tres de la mañana. Y los domingos de ocho a una. No nos perdíamos una, ni con lluvia, trueno o relámpagos… 

   Es que era algo inexplicable lo que se sentía adentro. Por eso te digo que nuestra droga era el tango. Bailabas con rengos, con sucios, con piojosos… Los muchachos lo mismo. La cosa era ir a bailar. Todos los muchachos que bailaban conmigo, con mi hermana, con la barra nuestra, era raro que se tiraran un lance. Ellos tenían sus rebusques, esperaban a las últimas piezas y ahí sí sabían a quién sacar a bailar, pero no mezclaban.

   Yo no tenía una orquesta favorita. Pero como había bailarines de distintos estilos, cuando tocaban Pugliese buscaba a un bailarín que bailaba bien Pugliese. Tocaba D'Arienzo y había uno que te tiraba muchos pasos. Tanturi, Caló, Di Sarli, Troilo. ¿Quién no bailaba con esas orquestas? Vos ibas, no sabías bailar y al mes aprendías y ya bailabas porque el ritmo se te metía por los poros.

lunes, 6 de enero de 2025

Mensaje de la ACADEMIA NACIONAL DEL TANGO

    

   Mensaje de la Academia Nacional del Tango, nombrándome Académico del Tango en Madrid. Otorgado en Diciembre de 2023.

                  





      



Aquellas letras de Tango...

    "Café La Humedad, billar y reunión... sábado con trampas. ¡Qué linda función! Yo simplemente te agradezco las poesías que la escuela de las noches le enseñaron a mis días". Cacho Castaña.

    "Remotos bandoneones despliegan en la noche sus pájaros de brumas. Y un coro de fantasmas que gritan en las sombras preguntan y preguntan, preguntan por qué lloro, preguntan por qué canto, por qué no la maldigo, por qué la quise tanto... tanto...". Rodolfo M. Taboada. 

   "Me achica el corazón salir del corralón, porque me sé perdido. Me tienta la ilusión que ofrece el bodegón, en su copa de olvido. Caña en la pena...llama que me abrasa,  mal que no remedia, pena que se agranda. Siempre lo mismo... Voy para olvidarla y entre caña y caña la recuerdo más...". Carlos Bahr.

   "Volvió esa noche, nunca lo olvido, con la mirada triste y sin luz, y tuve miedo de aquel espectro que fue locura en mi juventud. Se fue en silencio, sin un reproche, busqué un espejo y me quise mirar: había en mi frente tantos inviernos que también ella tuvo piedad...". Alfredo Le Pera.

                                    



   "Muchachos, comienza la ronda que el tango invita a formar. ¿Quién, al oir el arranque de un son tan brillante, no sale a bailar? Y así enredar su emoción a esta canción que en nuestras almas se ahonda. Muchachos, comienza la ronda... Vayan pasando al salón....". Leopoldo Díaz Vélez.

   "Contame tu condena, decime tu fracaso, ¿no ves la pena que me ha herido?. Y hablemos simplemente de aquel amor ausente como un retazo del olvido...¡Ya sé que me hacés daño! ¡Ya sé que te lastimo diciendo mi sermón de vino! Pero es el viejo amor que tiembla, bandoneón, y busca en un licor que aturda. la curda que al final termine la función ¡corriéndole un telón al corazón!". Cátulo Castillo.

  "Callejón...Callejón lejano... lejano... Íbamos perdidos de la mano bajo un cielo de verano soñando en vano...". Héctor Marcó. 

   "Vos fuiste el rey del bailongo en lo de Laura y La Vasca...¡Había que ver las churrascas cómo soñaban tras tuyo! ¡Alzaba cada murmullo tu taconear compadrón, que era como flor de yuyo que embrujaba el corazón!..." Mario Battistella.

   "¡Qué ganas de llorar en esta tarde gris! En su repiquetear la lluvia habla de tí... Remordimiento de saber que por mi culpa, nunca, vida, nunca te veré. Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer, temblando, al implorar de nuevo mi querer... ¡Y hoy es tu voz que vuelve a mí en esta tarde gris!". José María Contursi.

  "¡Qué noche llena de hastío y de frío! El viento trae un extraño lamento. Parece un pozo de sombras la noche y yo en la sombra camino muy lento. Mientras tanto la garúa se acentúa con sus púas en mi corazón..." Enrrique Cadícamo.

   "En la tarde que en sombras se moría, buenamente nos dimos el adiós; mi tristeza profunda no veías y al marcharte sonreíamos los dos. Y la desolación, mirándote partir, quebraba de emoción mi pobre voz... El sueño más feliz, moría en el adiós y el cielo para mí se obscureció."... Virgilio San Clemente.

   "San Juan y Boedo antiguo, cielo perdido, Pompeya y al llegar al terraplén, tus veinte años temblando de cariño bajo el beso que entonces te robé... Nostalgia de las cosas que han pasado, arena que la vida se llevó, pesadumbre de barrios que han cambiado y amargura del sueño que murió". Homero Manzi.

   "Si la vida es el infierno y el honrao vive entre lágrimas, ¿cuál es el bien...del que lucha en nombre tuyo, limpio, puro?... ¿para qué?... Si hoy la infamia da el sendero y el amor mata en tu nombre, ¡Dios!, lo que has besao...El seguirte es dar ventajay el amarte sucumbir al mal". Enrique Santos Discépolo.

   "Nada, nada queda en tu casa natal... Sólo telarañas que teje el yuyal. El rosal tampoco existe y es seguro que se ha muerto al irte tú... ¡Todo es una cruz! Nada, nada más que tristeza y quietud. Nadie que me diga si vives aún... ¿Donde estás para decirte que hoy he vuelto arrepentido a buscar tu amor?". Horacio Sanguinetti.

   "No sé que rumbos tomarán mis pasos, lejos de esta tierra me lleva el destino, yo tengo en el alma penas y fracasos que olvidar quisiera por algún camino. Y si entre las brumas espesas de Londres o en la algarabía infernal de Nueva York, arranque esa pena que siempre se esconde, adiós Buenos Aires, amigos adiós.". Leopoldo Torres Ríos.