Título extraño para un tango, aunque algunos en son de chanza, lo utilizaríamos para definir a algunos "milongueritos", que se mueven en la pista de un modo llamativo y poco ortodoxo. Siempre existió esa pulla en las barras que concurrían a aquellas milongas tupidas de los años cincuenta. Pero, con el respeto debido y sin hacer ostentación, claro, que era la forma de evitar problemas serios.
En este tema, Oscar Rubens (Rubistein), los utiliza para intentar calmar la pena que agobia al protagonista y que lo lleva a mirar la vida hacia atrás, al pasado infantil, juvenil. Cuando jugaba con esos muñequitos de cartón que todavía quedan almacenados en su memoria. Como nos pasa a tantas personas que en algún momento retrotraemos la memoria muy hacia atrás y reaparecen imágenes desteñidas y vivificantes..
Los muñequitos son realmente una metáfora. Lo que mentaliza la persona es el valor de aquellos momentos lejanos en que todo era juego. Los muñequitos, en este caso, representan el símbolo de todo ello, y busca instalar su cerebro en la infancia, cuando todo le semejaba a un juego interminable y así los ve saltar, reír, jugar, al ritmo de sus impulsos y movimientos.
Mi alma sin fe, rompió a llorar,
La dulce infancia, blanca flor de ilusión
Hoy con dolor, vuelvo a evocar...
Pobres... están aún en un rincón,
Pobres muñequitos que contemplo
Con ternura y emoción.
Ellos... muñequitos de cartón,
Lógicamente, no parece un poema ideal para ser representado en tiempo de tango, pero en el fondo contiene su enfoque filosófico. Porque restalla en la afirmación de que, el protagonista necesita forzosamente limpiar, calmar su profunda tristeza. Los muñequitos son el fértil abrevadero de su memoria infantil y cree que ellos le devolverán la alegría perdida.
Jueguen muñequitos,
Bailen, salten como ayer,
Que hoy mi tristeza
Necesita del recuerdo.
Jueguen muñequitos,
Bailen, salten otra vez,
Como en la infancia
Que revive mi emoción.
Para ahogar la pena mía,
Que hoy me quema el corazón.
Jueguen muñequitos,
Bailen, salten como ayer,
Que hoy me quema el corazón.
La música que le adosara Francisco Pracánico, levanta el vuelo de los versos de Rubens. El tango tiene un doble título: "San Fernando". No conozco más registros discográficos de este tango, que los de Enrique Rodríguez con su cantor Armando Moreno (28/12/43) , y el de Carlos Di Sarli con Roberto Rufino, grabado el 4 de noviembre de 1943. Éste último es el que les propongo escuchar.
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