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martes, 19 de abril de 2016

Obelisco

Es nuestro símbolo. Como la Torre Eiffel en París, la estatua de la Libertad en Nueva York o la Cibeles de Madrid. Más sencillo, pero ahí está, enhiesto, apuntando al cielo porteño e instalándose en la memoria de todos nosotros. Pedro Laurenz, Alfredo Gobbi,  Piazzolla, Juan D'Arienzo, Enzo Valentino, Alberto Gómez, Troilo, Discépolo, Hugo Díaz y tantos otros, fueron sus vecinos cercanos. Si los  habremos cruzado en aquellas madrugadas, cuando salíamos de bailar en la Montecarlo, la Nóbel o la Dominó, para ir a cenar en Pippo o Bachín a las 4 de la matina...

Como un recuerdo agradecido a aquellas madrugadas de fábula y a ese faro orientador del porteñaje, le he dedicado este sencillo poema lunfa que les traigo acá.


                      OBELISCO
                                                                                         “Según me cuenta el recuerdo /
                                                                                           que está hecho un poco de olvido”
                                                                                                                Jorge Luis Borges

Te embroco en mi grato recuerdo a palo errao
vigía de nocheras y nostálgicas paradas,
en garitas tangueras que acogían zapadas                       
de conciertos lejanos y fueyes desinflaos.                           
 Escracho la punta de tu naso que olisquea
una tufarada de Bachín o Las Cuartetas,
la Rosa de los vientos agitando tu veleta
y orientando al gato violador de la azotea.

Periscopeó revolutas y fragotes tu mangrullo
y el yiro en recalada de fiocas y percantas;
también cobijaste a tu sombra la atorranta
procesión de la hinchada, con su canto y barullo.

Sos el faro que orienta a la runfla nocturnera
como el fueye de Laurenz, tu vecino de bulo,
de Pichuco, de Gobbi y de Rivero aquel fulo,
que hicieron en su ronda la Corrientes nochera.

Cuando ya pise el disco del final esta noria
y desexilie mi resto en el azar de la vida
juntaré los fantasmas en tu quieta guarida
y dejaré encanutada en ella mi memoria.

                                      José María Otero
 


Y para acompañar estos versos, nada mejor que el tango de Homero Expósito y Domingo Federico: Tristezas de la calle Corrientes. Lo estrenó Libertad Lamarque en 1942, fue grabado por varias orquestas y cantores y escojo esta versión de Miguel Montero acompañado por la orquesta de Armando Cupo (merece mucho mayor reconocimiento este pianista-director) que lo grabaron el 22 de amyo de 1967.

23- Tristezas de la calle Corrientes - Miguel Montero

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