En los últimos años que este género popular que ha extendido sus redes vertiginosamente por casi todo el mundo, las pantallas le han abierto sus puertas y han sido el caso de directores europeos y norteamericanos quienes le han dado la alternativa, antes que los propios argentinos. Una pena. Por eso, se me ocurre volver a ver algunos cortos muy interesantes que explotan el arte de la danza milonguera, su naturaleza, los códigos, la magia del abrazo y el encuentro.
Y pongo como ejemplo a este corto francés: Je ne suis pas là pour être aimé (Yo no estoy para ser amado) de Stéphane Brizé, con Patrick Chesmais y Anne Consigny como protagonistas. Es de 2005 y muestra la vida de un cincuentón maduro que encuentra la luz de su vida en el baile del tango. Vemos en el mismo a Javier Rodríguez y Geraldine Rojas, bailando el tango Bahía Blanca, por Carlos Di Sarli y su orquesta. Es hermoso ver las miradas de ambos protagonistas, mientras bailan Geraldine y Javier.
Tras ello, la necesidad del encuentro, una vez aprendida la lección del baile. Los ojos de ambos "hablan" y uno cree estar recreando tantas escenas reales vividas en la milonga. Hermoso.
Y para no cambiar de tema me voy a otro cortometraje de parecido estilo: Se llama Milonga y lo dirigió Marco Calvise en 2011. Hay cosas que nos llegan a fondo a los milongueros porque forman parte de nuestra vida. En este caso se trata de los encuentros y desencuentros de una pareja y el drama de un hombre que fuma, fuma y fuma (como el de El último organito) observando toda la escena en la milonga.. ¿Quien de nosotros no habrá visto estas escenas de la pareja?. El final es precioso.
Y termino con un gracioso D'Arienzazo,,, Se llama Ode au Tango y es encantador. La chica se llama Aude Fauconnier, es actriz y bailarina y lo hace genial, muy divertido, bailando sola por las calles de Dijon -Francia-. El tango es Bar Exposición, de Luis Teisseire.
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