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viernes, 23 de mayo de 2014

Puglieseando

Alguna vez la Cultura argentina y los gobernantes comprenderán el valor impresionante que ha tenido y tiene nuestro tango, por su arraigo popular y por la enorme difusión que ha llegado a alcanzar en otros países y continentes. Y que incluso les han llevado a realizar películas y documentales sobre el Tango argentino y rioplatense..

Por culpa de ese rechazo o ignorancia de la clase dirigente y de las capas altas de la sociedad, no se ha hecho justicia con toda esa pléyade de músicos, poetas, cantantes, compositores, arregladores que han logrado la maravilla de la continuidad y perpetuidad de esta música-danza, paseándola por el mundo incluso con enorme éxito, y la bienvenida de los críticos. Ástor Piazzolla logró el reconocimiento internacional a puro pulmón. Y su música se viene tocando desde hace años en Teatros y Salas de concierto.

                                                 


Si Carlos Gardel representó todo eso que nos enorgullece, fue porque filmó en Europa y Estados Unidos, cuando tal hazaña definitiva parecía imposible de alcanzar. O Francisco Canaro colocando en Europa cinco orquestas en demostración de coraje. O Julio De Caro tocando en la Mansión del barón Rothschild. O Juan Canaro y María De la Fuente llevando por vez primera el tango a Japón, iniciando un constante ida y vuelta y logrando que nuestra música prendiera con mucho vigor en ese lejano país que siguen visitando nuestros representantes: músicos, cantantes, bailarines. Mientras Buenos Aires recibe a muchos milongueros nipones de ambos sexos en las abigarradas salas porteñas.

Osvaldo Pugliese representa el ejemplo más claro de las injusticias que se cometieron en Argentina contra este género. Simplemente por pensar políticamente distinto a los gobernantes de turno, fue perseguido, encarcelado y le cerraron muchas veces las puertas de grabadoras y emisoras.



El mismo Juan Domingo Perón, cuando volvió al país en 1973 para volver a presidirlo y numerosos artistas participaron en una gran fiesta popular en Plaza de Mayo, lo recibió a Pugliese en Olivos y le dijo: "Gracias por saber perdonar".

Pero la persecución le llegó desde distintos gobiernos, sobre todo por parte de los militares. Y ese caso lo he comentado muchas veces que le sucedió a tantos artistas del tango en 1955, con la caída del gobierno de Perón: Hugo del Carril, Nelly Omar, Libertad Lamarque, Rodolfo Scianmarella, Luis César Amadori, Cátulo Castillo, Alfredo Attadía y otros.


                           

Por eso siento un gran placer cuando noto el reconocimiento a la música de Osvaldo Pugliese en un país, como por ejemplo, Holanda, hoy también muy vinculado al tango, porque se ha enraizado gracias a la danza y tienen incluso orquestas propias en ese país.

Y aunque ya hace años que se filmó este documento donde se lo escucha al Maestro, me satisface volver a traerlo a la memoria colectiva. El Director y editor holandés Henryk Gajewski fue el autor del homenaje y lo podemos ver a Don Osvaldo chamuyando con esa vocecita tan personal y a Piazzolla junto a él trasmitiéndose mutuo afecto-admiración y tocando juntos en un escenario de dicho país.

Atenti.



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