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martes, 29 de octubre de 2013

La Orquesta Donato-Zerrillo

Dado que Edgardo Donato con su orquesta está de moda en las milongas de todo el mundo desde hace unos años, creo que vale la pena recordar un poco su historia para realzar los méritos de un violinista que creó páginas imperecederas como A Media luz o Julián, El huracán, y que después de vivir varios años en Montevideo, volvería a su ciudad natal -Buenos Aires-, para encontrar el aplauso de su público.

                             
Durante un largo tiempo se lo tuvo como uruguayo entre sus paisanos, pero había nacido a una cuadra del Departamento de Policía, en Belgrano y Virrey Cevallos. Sus padres eran inmigrantes italianos y su progenitor, Ernesto,  provenía del mundo de la música, ejecutaba algunos instrumentos entre ellos el violoncello, y como no encontraba trabajo a su gusto en Buenos Aires decidió trasladarse a la vecina orilla con su esposa y tres hijos. En Montevideo nacerían otros seis, lo que aumentaría la confusión sobre la nacionalidad de Edgardo, que partió hacia Uruguay con dos años de edad..

Edgardo como violinista, Ascanio cellista y Osvaldo pianista, fueron  los tres hijos que siguieron la huella del padre en la música, aunque debieron trabajar duramente en distintos empleos para ayudar al mantenimiento de la gran familia, dado que los ingresos del progenitor como director de una orquesta sinfónica, no alcanzaba para alimentar y vestir a la prole.


Edgardo, después de arrancar en el conjunto de cámara de su padre, sintió el calor del tango en la orquesta del Negro Quevedo, un bandoneonista que había ido con Arolas, y Enrique Delfino que también había escapado de la dura vigilancia paterna en Buenos Aires para radicarse en Montevideo, estaba a cargo del piano. Donato se alistó luego en la gran orquesta de jazz de Carlos Warren, a los  21 años, con la cual viajaría a su país natal para tocar en el Tabaris.


La fama de Donato en el Uruguay trascendió los límites del Río de la Plata que separa a ambos países, cuando entró a componer páginas que tendrían enorme repercusión. Los casos de Julián, con versos de Panizza, Muchacho, con letra de Celedonio Flores y especialmente A media luz. Con esos sucesos bajo el brazo, se radicó un par de años en Buenos Aires y en su vuelta a Montevideo se une a su antiguo compañero en la jazz de Warren, el también violinista Roberto Zerrillo, y forman la orquesta Donato-Zerrillo con el pretensioso agregado -9 ases del tango-. En el conjunto militan Osvaldo y Ascanio, los dos hermanos de Edgardo.

 En Uruguay tienen bastante éxito en los distintos lugares donde actúan y allí los escucha el empresario Agustín Álvarez,  del cine Select Lavalle, en Lavalle y Suipacha,donde acaba de dejar su sello triunfal nada menos que Julio De Caro con su orquesta, y los contrata para esa sala. Además les agrega más pomposidad a su coletilla y aparecen en los carteles del cine porteño y en las publicidades correspondientes como: "Los 9 ases del tango, la más formidable Orquesta Típica Criolla que jamás se ha escuchado".


Dos años estuvieron en cartel y fueron contratados por el sello Brunswick para grabar. Dejarían en el mismo 52 placas, 20 cantadas por Luis Díaz que se incorporó a la orquesta y también acompañaron a Azucena Maizani y Agustín Magaldi en el mismo sello. El romance entre Zerrillo y Azucena, hizo que se rompiera el rubro, ya que el violinista uruguayo se fue con la Maizani de gira a España. Antes formarían una gran orquesta en la cual integrarían a destacados músicos para animar las 7 grandes noches de Carnaval en el antiguo Teatro San Martín.  Nada menos que diez bandoneones encabezan la fila de músicos y los dos directores en el centro, la de violines, como se ve en la foto

                                                  

Las grabaciones de la orquesta Donato-Zerrillo, son distintas de la que luego formaría Donato bajo su nombre. Esta última tendría un ritmo bailable muy fuerte, lúdico, mientra que la primera, era más lenta y sin destacar los instrumentos solistas. Vamos a escucharla en el tango instrumental Triste amanecer, de 1928,  y con Agustín Magaldi y sus guitarras incluidas, en La cumparsita, grabado en 1929.

Edgardo Donato - Roberto Zerrillo - Triste amanecer

051- Donato-Zerrillo-Magaldi- La cumparsita



                         







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