Ahora también bailamos Tango los martes, porque la vida es una milonga.
Le tiran las milongas
(Tango)
Se empilchaba despacio, casi lerdo,
y enfilaba silbando para afuera,
la milonga se abría en su recuerdo
Petróleo milongueando |
Destacaba imponente su figura
entre pibes de arito y pelo atado,
las mujeres confiaban su cintura
a su abrazo seductor de bailarín trajeado.
Y él llega cada noche
con paso bien sensual,
se marca un dos por cuatro
mirando de costado
y asoma de un pasado
sonriente y fraternal.
Le tiran las milongas
fraternas y canyengues
él sabe que aunque el mundo
haya cambiado tanto
le queda mucho tango
aún para bailar.
El final le llegó sin previo aviso,
con rutina cobarde y mano lenta,
se murió una mañana sin permiso,
recordando a un mujer y a Troilo del cuarenta.
Sin embargo la vida no hizo caso
a la muerte que todo lo desea,
los muchachos todavía le abren paso
y las pibas hacen pista, cuando él las cabecea.
Letra: Raimundo Rosales
Música: José Teixidó.
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