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jueves, 27 de noviembre de 2025

Pobre flor

La flor es la estructura reproductiva característica de las plantas llamadas espermatofitas o fanerógamas. La función de una flor es producir semillas a través de la reproducción sexual. Para las plantas, las semillas son la próxima generación y sirven como el principal medio a través del cual las especies se perpetúan y se propagan.

Cuántas veces hemos comprado flores para celebrar algo de las mujeres que acompañan y acompañaron nuestras vidas. El tango le ha dedicado numerosas páginas en forma de tango, vals o milonga, como simbolismo de todo lo que representa y lo que nos atrae de ella. Y yo la recuerdo en ese valsecito que tuvo mucha repercusión.                                                                                                                                                                            

 

Porque la flor es un objeto importante para los seres humanos. A través de la historia y de las diferentes culturas, siempre ha tenido un lugar en las sociedades, ya sea por su belleza intrínseca o por su simbolismo. De hecho, cultivamos especies para que nos provean flores desde hace más de 5000 años y, actualmente, ese arte se ha transformado en una industria en continua expansión: la floricultura. 

 Los versos de Víctor Federico Spíndola, de quien no conocemos más creaciones en el rubro tanguero, la usa en este valsecito como elemento para definir la muerte del amor. Piensa que ella, la mujer que abandonó al personaje del verso, era la flor de su ilusión y simbólicamente, metaforiza este brote de las plantas primaverales-veraniegas, hundido en el invierno del dolor.                        

La flor de mi ilusión
la mató el frío
de un invierno cruel
de ingratitud y dolor.
¡Pobre flor!
Hoy es sepulcro y paz
de mis ansias de pasión,
porque no vuelve más
lo que amé con frenesí.
¡Ay!, qué se han hecho los besos
que con embeleso, me diste a mí...  

Esta página tuvo mucho éxito y sigue vivo y motivante en la milonga y en emisiones radiales. La música del violinista Luis Mottolese (Luigi nació en Potenza-Italia y actuó en varias orquesta típicas. Incluso tuvo la propia) le dio la vibración ideal para que repercutiera durante tantos años. Y es curioso que los versos tristes, agónicos, vengativos, se hagan alegres por la música que los acompaña. 

Todo lo cubrió el olvido
con su manto triste
para más volver.
Siendo mi ilusión primera
solitaria tumba
de mi último amor.
Juramentos vanos
de una boca ardiente
con ponzoña y maldición;
pero el recuerdo grabado
como una mortaja eterna,
sobre el alma mía,
triste la cubrió,
y por eso entre tinieblas
voy meditabundo,
vagando al azar
con tu nombre escrito
como una sentencia
de no poder olvidar
el corazón que te amó.
 

"Pobre flor" tiene como segundo nombre "Primera ilusión". La grabación de Alfredo De Angelis con su orquesta y sus cantores Carlos Dante-Julio Martel, realizada el 7 de enero de 1946, derivó en un éxito muy importante. Tanto que lo seguimos bailando en las milongas, muchos años más tarde..                                                                                                                                                                                                


 

                              

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Los muñequitos

 Título extraño para un tango, aunque algunos, en son de chanza, lo utilizaríamos para definir a aquellos "milongueritos" que se mueven en la pista de un modo llamativo y poco ortodoxo. Siempre existió esa pulla en las barras que concurrían a aquellas milongas tupidas de los años cincuenta. Pero, con el respeto debido y sin hacer ostentación, claro, que era la forma de evitar problemas serios.

En este tema, Oscar Rubens (Rubistein), los utiliza para intentar calmar la pena que agobia al protagonista y que lo lleva a mirar la vida hacia atrás, al pasado infantil, juvenil. Cuando jugaba con esos muñequitos de cartón que todavía quedan almacenados en su memoria. Como nos pasa a tantas personas que en algún momento retrotraemos la memoria muy hacia atrás y reaparecen imágenes desteñidas y vivificantes..                                                                                                                                                                                   


Los muñequitos son realmente una metáfora. Lo que mentaliza la persona es el valor de aquellos momentos lejanos en que todo era juego. Los muñequitos, en este caso, representan el símbolo de todo ello, y busca instalar su cerebro en la infancia, cuando todo le semejaba a un juego interminable y así los ve saltar, reír, jugar, al ritmo de sus impulsos y movimientos.

En la tortura de vivir sin canción,
Mi alma sin fe, rompió a llorar,
La dulce infancia, blanca flor de ilusión
Hoy con dolor, vuelvo a evocar...
Pobres... están aún en un rincón,
Pobres muñequitos que contemplo
Con ternura y emoción.
Ellos... muñequitos de cartón,

Lógicamente, no parece un poema ideal para ser representado en tiempo de tango, pero en el fondo contiene su enfoque filosófico. Porque restalla en la afirmación de que, el protagonista necesita forzosamente limpiar, calmar su profunda tristeza. Los muñequitos son el fértil abrevadero de su memoria infantil y cree que ellos le devolverán la alegría perdida.

Jueguen muñequitos,
Bailen, salten como ayer,
Que hoy mi tristeza
Necesita del recuerdo.
Jueguen muñequitos,
Bailen, salten otra vez,
Como en la infancia
Que revive mi emoción.

Vuelvan a brindarme esa alegría,
Para ahogar la pena mía,
Que hoy me quema el corazón.
Jueguen muñequitos,
Bailen, salten como ayer,
Que hoy me quema el corazón.

La música que le adosara Francisco Pracánico, levanta el vuelo de los versos de Rubens. El tango tiene un doble título: "San Fernando". No conozco más registros discográficos de este tango, que los de Enrique Rodríguez con su cantor Armando Moreno (28/12/43) , y el de Carlos Di Sarli con Roberto Rufino, grabado el 4 de noviembre de 1943. Éste último es el que les propongo escuchar.

                                 


 

 


sábado, 22 de noviembre de 2025

Relatos de la milonga

            


 A la distancia sueño con volver a esas noches impredecibles, en donde lo único certero es mi deseo. Que no es poco. Como si estuviera enamorada. Igual.
Recuerdo la última noche, una sorpresa... En aquel lugar conocido, donde bailé hasta el amanecer con desconocidos, hasta que cada músculo de mi cuerpo rogaba piedad.
Algunos hombres me contaban algo de su vida, otros sacaban temas de charla para conocerme un poco más, o porque el silencio simplemente los ponía nerviosos, quien sabe. Y hasta uno se animó a arriesgar sobre mi vida, y debo decir que algo acertó.
Pero las palabras entre tema y tema no eran nada. Absolutamente irrelevantes. Lo único que importaba era bailar. Bailar hasta que el agotamiento me deje extasiada entre las sábanas de verano de mi cama. Bailar hasta olvidar todo. Bailar hasta escuchar en susurros al cuerpo del hombre y acompañar su movimiento a la perfección. Sí. Por momentos era perfecto. El movimiento era perfecto, la música, el gesto, la pisada, el momento... pude respirar un instante en la perfección.
¿Cuántas veces de nuestras vidas podemos sentirlo? Aunque sea al menos por unos pocos segundos. Esos segundos que, en mi recuerdo, se transforman en eternos. Y cuando respiro ese aire, el resto del mundo no me es suficiente.
Por eso vuelvo. Siempre.
(Amor por el Tango)

 

 

martes, 18 de noviembre de 2025

TANTO

 Pocas veces un título tan corto puede ser suficiente para congregar adeptos y permanecer en el candelero del tango durante años. Porque Carlos Bahr y Elías Randal (Rubistein), compusieron este tema allá por 1942, pero da gusto seguir escuchándolo en las versiones grabadas del mismo. Es cierto que Bahr tiene una prolífica cosecha de tangos muy valiosa y perdurable, pero hoy me quedo en esta  página.                                                                                                                                                                                                       

Carlos Bahr

Tuve una relación amistosa muy grata con Manolo Sucher, que era la contrafigura de Bahr, y sin embargo compondrían muchos tangos de cartel entre los dos. Él me presentaría al poeta en el café que estaba frente a radio El Mundo. Yo era un pibe veinteañero, y pude compartir mesa con ambos. Aprecié la cordialidad y bonhomía de Bahr, que que me contó su contrariedad por no haber pasado de sexto grado.

Entre las cosas que me contaría en aquellos encuentros nocturnos, lo que más me llamó la atención  era en que sus temas provenían de historias reales. Las mismas habían sido vividas, algunas por él y la mayoría le habían sido trasladadas por distintas personas, en cartas o en encuentros solicitados por el personaje de turno. Incluso en ese mismo Café en que nos encontrábamos.  

Aunque nunca pudo vivir de su trabajo poético, Bahr fue un creador incansable y sus celebradas obras entraron en el repertorio de orquestas y cantantes con un éxito imparable. La lista es muy larga y sigue en el candelero milonguero y en la expansiva onda radial y victrolera con éxitazos como: Mañana iré temprano, Me quedé mirandolá,  Soledad la de Barracas, Humillación, Equipaje, Pecado, No te apures Carablanca...                                                                                                                                                                                                          


Y entre tanta composición poética, este tango que compuso con Elías Randal: "Tanto", que me empuja desde siempre y que que hoy desparramo en sus versos. La vieja historia del amor diluido, y que el personaje retorna una y otra vez leyendo aquellas cartas de la etapa amorosa. Con el estilo romántico y abolerado del tango de los cincuenta, que lo instaló en el área de los notables creadores.

Vuelvo a leer tus viejas cartas,
que ya he leído tanto y tanto
y vuelvo a hallarte apasionada
en las cálidas palabras
del momento del amor.
Es lo que queda de un pasado,
hecho de lágrimas y risas,
con un final desesperado
que escribieron el dolor
y el desamor.

Y entonces su corazón se agiganta y su cerebro recuerda cuánto amor los unió y una parte de ambos juntos, se ha quedado para siempre en su vida. El dolor lo oprime cuando comprueba que la relación se ha roto para siempre. Y entonces, una y otra vez mastica ese "tanto", que encierra la profundidad de lo vivido entre ellos y que ya nunca se volverá a recuperar. Aunque sea repetitivo, es profundo, vital.

Tanto,
tanto como nos quisimos,
tanto, tanto que soñamos,
tanto como hemos vivido.
Y de repente,
peor que el martirio,
peor que la muerte
este terrible comprender
que te he perdido,
que ya nunca he de tenerte.
Tanto,
tanto como fuiste mía
como nunca ya en tu vida
de ninguno más serás.

Guardo tus cosas más queridas,
porque conservan algo tuyo
es como un poco de tu vida
de tu vida y de mi vida
de mi muerta soledad.
Pero yo se que ya no hay nada
que te devuelva hasta mis brazos
y estoy así, sin esperanzas,
esperando nada más, por esperar.

Entre las grabaciones registradas de este tango, hoy escojo la de Roberto Florio, acompañado por la orquesta de José Libertella, realizada en 1967. 

                       




 


domingo, 16 de noviembre de 2025

martes, 11 de noviembre de 2025

Los cantores de Caló

 La historia registra el hecho de que la orquesta que mayor número de cantores enroló, fue la de Miguel Caló. Desde el pibe amigo del barrio, Carlos Dante en el inicio -que dejó 18 versiones grabadas-, su hermano Roberto Caló -luego director y pinta de galán-, Rufino, Dalton, Arrieta, Ortiz, Roldán, Tito Reyes o cancionistas como Chola Luna, entre otras.

Pero sus tres grandes descubrimientos fueron: Alberto Podestá, Raúl Berón y Raúl Iriarte. Al turco Washington Alé, lo trajo de San Juan el cómico Salvador Striano con 15 años. Se lo presentó a Roberto Caló a fines del '39, que intercedió ante su hermano para llevarlo a la orquesta. 

Éste lo incorporó el mismo día que al bandoneonista Domingo Federico y debutó en el disco con el nombre artístico de Juan Carlos Morel, que le impuso el director, y los temas: Yo soy el tango y Bajo un cielo de estrellas. Dos golazos de Federico, Francini y Stamponi mordidos por los versos de Homero Expósito y José María Contursi.

En 1942 Podestá se va a la orquesta de Di Sarli (que lo rebautiza con el apellido de la madre del cantor), dejando un hueco tremendo en la filas de Caló. Pontier,  bandoneón de la orquesta,  le recomienda al director que escuche a su comprovinciano zarateño Raúl Berón y Caló lo rechaza en principio con la frase "No quiero folkloristas en la orquesta"...

                          


Lo cierto es que todos los hermanos Berón (José, Adolfo, Elba, Rosa y Raúl) venían del foklore, pero la insistencia de Pontier  lo llevó a Caló a probarlo en el cabaret Shangai. Y aunque Raúl no se sabía entera la letra de ningún tango, apenas pasajes, pasa el examen con nota y debuta con la orquesta en el dancing Singapur, de Montevideo y Corrientes.

Curiosamente, al actuar en radio El Mundo, el director artístico de la emisora le pidió a Caló  que reemplazase a "ese cantor que no tiene acento de tango...". Con todo el dolor del alma, Caló le comunicó al cantor que a fin de mes terminaban la relación. El cantor sintió como una puñalada en el corazón porque ya se veía titular de la orquesta y su imaginación volaba.

En el ínterin sale a la venta el disco "Al compás del corazón". grabado por Caló-Berón, y el éxito impresionante del tema en la voz aterciopelada  y gardeliana del cantor lo lleva al mismo directivo a reconocer su error y la gran valía del zarateño. Y lo cierto es que Raúl Berón creó un estilo de interpretación vocal, con algo más de lo que enseñan las escuelas de canto, por su sentido rítmico y su prístina manera de tratar melódicamente la frase, convirtiéndose en una de las grandes voces del '40.

Al marcharse con Lucio Demare a su orquesta, en diciembre de 1942, otra vez la oreja de Caló volvería a acertar. Su hermano Juan le recomendó a Rafael Fiorentino que cantaba los estribillos en la orquesta de Enrique Forte y fue a escucharlo. De inmediato lo contrató, lo  rebautizó como Raúl Iriarte ( el nombre de una tienda de ropa que estaba junto a Radio Belgrano) y fue el sucesor ideal de Berón.

(De mi libro "ABC DEL TANGO - Biografías de grandes figuras". 

"Al compás del corazón" por Miguel Caló- Raúl Berón. Grabado el 29 de abril de 1942.) 

                              







sábado, 8 de noviembre de 2025

El abrazo en el tango

 Hace aproximadamente un año que aprendí a bailar tango y fue así que tomé mi primera clase en la Academia de Susana Miller y Ana María Schapira. Grande fue mi sorpresa cuando lo primero que me enseñaron, además de la postura, fue abrazarme a un señor.

El tiempo trnscurrió y muchos de los compañeros con los que empezamos, nos encontramos hoy en el grupo de avanzados. Sin embargo no todo fue tan fácil, y en general todos tuvimos que vencer ciertas dificultades o inhibiciones. 

Pero las idas y vueltas nos permitieron finalmente incorporar la técnica y actualmente este bailar "abrazados" se encuentra dentro del orden de lo placentero y, por qué no, mágico.

Mi actividad laboral se desarrolla dentro del campo de la psicología clínica y últimamente, a través del trabajo institucional, he tenido la posiblidad de coordinar talleres con pacientes incluyendo técnicas corporales. 

                                 


La inclusión del cuerpo dentro de la psicoterapia fue abriendo puertas y muchos de los pacientes  tuvieron logros con sólo aprender a escuchar "lo que el cuerpo dice". Sabemos que la historia de un individuo no sólo está escrita en su psiquis, y fue en función de esta idea que me puse a pensar que este "abrazo milonguero" conlleva en sí mismo algo que nos permie también rescatarnos de una serie de cosas.

Y sin ponerlo en términos técnicos, ya que no hace el objetivo de estas líneas, cuando nos abrazamos a "alguien" para "bailar", se produce un intercambio corporal. Aprendemos a escuchar el cuerpo del otro y también a conectarnos con nuestras propias corazas.

Debemos decodificar el lenguaje del otro cuerpo y lograr así una armonía de comunicación a través de su acercamiento que, desexualizado en su fin, transmita una corriente de ternura.

En este momento en que la institución de pareja se encuentra algo alterada, muchos de los que bailamos tango, pasamos por períodos de soledad. Quién sabe, nuestros hijos son grandes, o no hay hijos y el contacto corporal con otro no existe.

                                                       


Es así que, a través de las clases, las milongas, en esos minutos de abrazo y movimiento, se despliega lo que tiene que ver con el "sostén", sostener y ser sostenido, otro nos devuelve la conciencia de nuestro cuerpo, el calor, la armonía.

Lo demás lo hace la música. Pugliese, D'Arienzo, Di Sarli ponen su magia y nuestro cuerpo se mueve más allá de un mecanisismo como si también en ese instante nos estuviéramos, una vez más, abrazando a la vida.

Y entonces nuestra cotidiana individualidad cobra vuelo, trascendiendo los propios límites y cada uno elige su lugar favorito de destino como en un sueño del que se despierta, pero al que siempre se puede volver.

Gloria Schlieper  (Revista "El Tangauta"- Abril del 2000)