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martes, 2 de mayo de 2023

Carta de Piazzolla a Gardel

                                        


Buenos Aires, año 1978

   Querido Charlie: Quizás llamándote Charlie te acordarás del pibe de 15 años que vivía en Nueva York, que era argentino y que tocaba el bandoneón. además, trabajó de canillita contigo en "El Día que me quieras". Te puse Charlie cuando me preguntaste en tu casa, cómo se decía Carlitos en inglés. ¿Te acordás cuando te llevé el muñeco de madera que había tallado mi viejo? Esa mañana me dedicaste dos fotos, una para Vicente Piazzolla y la otra "para el simpático pibe y futuro gran bandoneonista". De 1934 a hoy, 1978, pasaron 44 años, y realmente no te fallé.

                                     


   ¿Te acordás cuando me llevabas a tus filmaciones en los estudios Paramount de Long Island? Febrero de 1934, la peor nevada del año, 2 metros de alto y 10 bajo cero, y yo tu traductor de piropos a las pibas que te querían conocer. Nunca olvidaré las dos bicicletas que agarramos con Tito Lusiardo y rompimos tratando de entrar en calor.  Por las tardes solía acompañarte a que te compraras ropa en las grandes tiendas de Neva York. Recorrimos Saks, Macy's, Florsheim, y al fin te compraste tus dichosas camisas con rayas verticales y horizontales. Docenas de ellas, zapatos de charol, borsalinos, etcétera, como si te sobrara la guita. Te mostré toda mi ciudad (estaba orgulloso de saber tanto; también... hacía ya 11 años que vivía allí), sobre todo mi barrio, Greenwich Village, adonde te llevaba a conocer las mejores cantinas italianas, y vos, con problemas de busarda, te cuidabas; sin contar la vez que viniste a casa donde probaste los ravioles de la nonina Asunta, además de un final de buñuelos de membrillo. ¡Cómo te gustaba comer bien!

   Jamás olvidaré la noche que ofreciste un asado al terminar la filmación de "El día que me quieras". fue en honor de los argentinos y uruguayos que vivían en Nueva York. recuerdo que Alberto Castellano debía tocar el piano y yo el bandoneón, por supuesto para acompañarte a vos cantando. Tuve la loca suerte de que el piano era tan malo que tuve  que tocar yo solo y vos cantaste los temas del film. ¡Qué noche Charlie! Allí fue mi bautismo con el tango. Primer tango de mi vida y ¡acompañando a Gardel! Jamás lo olvidaré!

  Al poco tiempo fuiste con Le Pera y tus guitarristas a Hollywood. ¿Te acordás que mandaste dos telegramas para que me uniera a ustedes con mi bandoneón? Era la primavera del '35 y yo cumplía 14 años. Los viejos no me dieron permiso y el sindicato tampoco. Charlie, ¡me salvé!!!. En vez de tocar el bandoneón estaría tocando el arpa.

   Comienza una nueva época de mi vida. Volvemos a Mar del Plata en el '36. Me agarra el flechazo de la música y estudio locamente el fuelle. Mi bandoneón y yo nos vamos a Buenos Aires y debuto con Aníbal Troilo. ¿Sabés quién era Troilo? Él era vos tocando el bandoneón. Es como decir: tu continuador. 

   Estábamos en 1939 y hacía 4 años que eras Dios. Tus films y discos subieron desesperadamente. Ahora los giles descubren que cantabas bien. Se acuerdan de aquel momento en que preferían escuchar a otros cantores. Tu teatro estaba vacío. Tu ida a Europa fue premonitoria y tus presentaciones son cada  vez más importantes. Después USA, tus films, Hollywood, Centroamérica y Medellín, el fin de la ruta. Sabés una cosa... a mí tampoco me gusta el avión. y menos esa catramina que tomaste vos. Pero... después de tu ausencia comienzan a aparecer los nuevos personajes de Bs.As. 

                                     


   Charlie... le arruinaste la vida a los cantores, esos que solían decir "menos mal, se fue Gardel y hay más laburo para nosotros". Y otros contestaban: "Guarda muchachos, que quedan los discos". .Aprovechando este momento aparece una nueva clase social, "Las viudas de Gardel", personajes que compraban o tenían tus discos. Automáticamente se hacían locutores de radio y "críticos".. además, todos decían que eran amigos tuyos y nunca te habían visto en la vida. 

   Esta gente, que tienen su clan formado en toda la Argentina,  Uruguay, Colombia, Venezuela y muchos países más, hace casi 45 años que viven gracias a vos. Pero allí no termina la cosa. Después de 1936 nacen los Gardelianos, Gardelones, Gardelitos o Gardeluchos. Son bichos raros que usan tu sonrisa, tus mismas pilchas, tu misma manera de andar y hablar, pero lo que no pueden hacer es cantar como vos. Charlie, sé que la mayoría de los cantores quisieron ser Gardel, y Gardel fue todos. Aquí, se ha corrido la bola de que tus discos ensayan de noche, por eso cada día cantás mejor. 

   Te cuento una linda, Charlie. Ciertos profesores de canto del teatro Colón hacen escuchar tus discos como modelo de canto, y estoy seguro que siempre estarás mirándonos de allá arriba y pensarás que te hubiera gustado cantar los grandes tangos del '40; además yo hubiera escrito  para vos y te hubiera hecho los arreglos y tocaría el bandoneón. Matamos, Charlie. Lo único que no quisiera emplear en la orquesta es el arpa.  Allá tendrás una colección de todos los colores. Vos que conocés a los ángeles, ¿por qué nos les pedís que cambien el sistema y metan algún bandoneón en la orquesta? Mirá que está el gordo Pichuco...Maffia, Laurenz. Me estoy entusiasmando demasiado y prefiero esperar un poco para ser yo quien organice esa orquesta.

   Me voy a trabajar, o sea, como hoy se dice: "tengo un recital". Voy a pensar en el pibe Piazzolla cuando vos le dijiste: "Ahora poné la música de Arrabal amargo y dale con todo". Era la primavera del '35 y había nacido el dúo Gardel-Piazzolla. Soy un tipo de suerte.

   Algún día nos encontraremos en el último piso. Esperame, pero... NO TE MUERAS NUNCA.

                                        

                                                           





/(Del libro de dibujos gardelianos "AL TROESMA CON CARIÑO", obra de Hermenegildo Sábat, editado por Editorial Fraterna, en 1978)


1 comentario:

  1. Gardel es la voz de Buenos Aires, Gardel es la voz del obelisco y del Luna Park o la Bombonera llenos. Troilo es la música del pueblo, del barrio, del individuo de cualquier rincón de la Ciudad. Cualquier cosa que compusiera o tocara Troilo es tango del pueblo, del barrio, del ciudadano porteño. Piazzolla es la música del paisaje, la arquitectura, del ritmo de vida, del tráfico y de la multitud porteña indiferente. Por más que cambie la Ciudad, esa identidad atada a la música y el canto son para siempre.

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