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miércoles, 27 de diciembre de 2017

El tango y sus pajaritos (2)

Continuando con los pájaros y aves que el tango ha introducido en sus páginas, algunas de las cuales siguen teniendo gran difusión, hoy hago el recorrido con ejemplares que pueblan los espacios públicos, parques, plazas y también el verde pampa que se extiende por los costados bonaerenses.

Y arranco con el zorzal que me trae hermosos recuerdos. Dorita Zárate, cancionista, se apuntó con esa milonga que bailamos tantas veces, y lo seguimos haciendo: Zorzal, Por Enrique Rodríguez cantando la propia autora, Di Sarli-Rufino o José García-Alfredo Rojas. Hay varios temas más donde nombran a este hermoso pájaro cantor, pero lo simbolizo en esta milonga. Mi padre recogió un día a un pichoncito de zorzal que criamos en casa. Vivió varios años y era como un perrito o un gatito, para nosotros. Cantaba melodiosamente. Mide unos 28 centímetros, se alimenta de frutos y lombrices preferentemente.

                                                 
El llamado Rey del bosque o Picogordo pechinegro es una especie que abunda en varias regiones de Argentina. Francisco Canaro lo conoció en casa de unos vecinos que lo tenían enjaulado y se enamoró de su canto. Compuso un foxtrot con su nombre y en 1939 decidió hacerlo tango sinfónico, con un poco de atrevimiento, claro. Lo cierto es que homenajeó a este ejemplar de torso, cabeza y plumas negras, con pecho amarillo, al que es una delicia escuchar cantando por la variedad de sonidos que emite.
                                     
                                          

Canaro también grabó en 1923 este tango de José Bohr, llamado La ratonera. Y nos recuerda a unos de los pajarillos más comunes en las zonas urbanas de la capital, llamados así. Es el más pequeño de los que pueblan parques y zonas verdes, de color marrón y de andar nervioso, a los saltitos entre las ramas o el suelo.

                                         

José Rótulo y Manolo Sucher, hicieron en 1944 esta tango que sigue bailándose en las milongas: Como el hornero. En el mismo homenajean a uno de los pájaron más admirables que pueblan el suelo de nuestro país. Lo grabaron D'Agostino-Vargas, Laurenz-Podestá, Biagi-Alberto Amor. Y lo asombroso de este ejemplar de color marrón-rojizo que puebla la Capital y alrededores, es el nido de barro y pajas que construye y que los propios arquitectos han elogiado. Son muy difíciles de destruir y es imposible llegar con la mano del hombre a los pichones guarecidos en él, por la división que realiza la pareja en medio del nido, protegiendo a sus polluelos. Una verdadera obra de arte.

                                     


Y me toca hablar de la calandria que emite uno de los cantos más llamativos de nuestros pájaros y aves canoras. Además imita el canto de otros ejemplares. Julio De Caro con Luis Díaz grabó el tango Calandria, de Cadícamo. Canaro en 1926 también grabó el tema con ese nombre y D'Arienzo con la dupla Echagüe-Laborde, registró la milonga Calandria pampa en 1946. Un homenaje más que merecido a este pájaro de plumas agrisadas, 27 cm. de largo, y vientre y garganta blanquecinos. Merodean mucho el suelo buscando insectos, de los cuales se alimentan y suelen imitar incluso el silbido del hombre. En la capital no quedan demasiado  ejemplares y se han trasladado a campo abierto.

                                 
El jilguero está presente en varios tangos realizados. Joaquín Do Reyes con su cantor Tito Reyes, grabó precisamente Dolor de jilguero. Celedonio Flores llamó Jilguero Criollo a Gardel - aquien también bautizaron como Zorzal- y le realizó un poema, a su muerte, con dicho nombre. Y la analogía guarda relación con el hermoso canto de este colorido pájaro, tan buscado por los cazadores para poblar sus jaulas y disfrutar su canto. Es del tipo de los canarios pero silvestre y los patios porteños supieron del caudal de sus registros canoros. En la estación de tren de Pompeya suelen reunirse los vendedores y coleecionistas de jilgueros los días domingo.

                                         

Podría hablar del gorrión, que es el pájaro urbano por excelencia en medio mundo y que Domingo Faustino Sarmiento llevó de Estados Unidos a la Argentina. O de Lechuza, de los hermanos Navarrine, que grabó Gardel y metaforiza a la rapaz nocturna. Y de tantos otros que están presentes en el tango. Pero termino con El tero, que fue uno de los primeros tangos que se compusieron y figura como de autor anónimo. El tero es un ave que estaba presente en los jardines de las casas porteñas. Emite un sonido que suena algo así : "Teru teru...". En la cancha de Independiente, por la tarde he visto aterrizar a bandadas de teros para picotear en el césped, después de los entrenamientos. Recuerdo cuando, en algún jardín queríamos tocarlo y mostraba como un gancho que le surgía del pecho y que usaba para defenderse.

                                    

Y adornamos la nota con dos temas musicales que recuerdan a nuestros pájaros y aves. Arranco con Pobre gallo bataraz, de Adolfo Herschel y José Ricardo por Roberto Goyeneche con la orquesta dirigida por Raúl Garello, grabado el 16 de agosto de 1978,  y la sigo con Como el hornero, por D'Agostino-Vargas, registrado el 5 de abril de 1944.


Roberto Goyeneche - Pobre gallo bataraz

Como el hornero - D'Agostino-Vargas
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