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lunes, 21 de marzo de 2016

Alma de bohemio

Este tango forma parte de la historia grande del tango porque sus formas muestran el espíritu de avanzada que necesitaba la música popular para evolucionar y mostrar su singular belleza, una vez transcurrida la etapa iniciática del tango canyengue y los esbozos que lucían la inspiración creadora de los Arolas o Bardi.

Roberto Firpo la compuso para la obra que iba a estrenar el cómico Florencio Parravicini en el Teatro Argentino de la calle Bartolomé Mitre 1448, y que terminaría llamándose como el tango de Roberto Firpo: Alma de bohemio. El evento ocurrió en 1914, y gracias al éxito de su tango, el sello Odeón lo contrató en exclusividad al pianista, en condiciones muy ventajosas. Ello le serviría para empinarlo en su imparable carrera hacia el éxito.

                                           



Quince años más tarde de la creación del tema, el periodista, hombre de teatro, y autor de una impresionante obra tanguera, Juan Andrés Caruso, le pondría versos, cosa que, en principio, no parecía nada fácil, dadas las características de la música de Firpo. Sin embargo, el acople fue perfecto, natural, y Alma de bohemio cobraría nueva vida en voces de cantantes de ambos sexos que lo llevarían al disco, y lucirían en radio, teatros y actuaciones de todo tipo.

 La letra que le adosara Caruso refleja con nitidez el espíritu del poeta. Hombre sufrido, huérfano de pequeño, trasladado de si ciudad natal: La Plata, a la Capital federal, criado malamente por familiares, pasa de casa en casa, y se escaparía con un amigo a Bahía Blanca en condiciones penosas. Allí desaparecería el chico que lo había inducido a la escapada y se encontró sólo y sin  medios, ni conocidos que pudieran echarle una mano.

                                             
 

Desesperado, divisó una imprenta, y sin pensarlo dos veces entró en ella y pidió trabajo. El dueño de la misma, viendo que conocía el oficio por haber trabajado de niño en una, lo vinculó a La Hoja del pueblo, un periódico local, cuyo dueño, Juan G. Franzetti, sería fundamental en su vida futura. Allí definiría su vocación periodística y la afición por la escritura. En una oportunidad que pasó Enrique Muiño por Bahía Blanca, se presentó a él y el gran actor lo instó a escribir para el teatro.

Con los años, Juan Andrés Caruso sería secretario suyo, instalado ya en la vida teatral porteña. Cerrada La hoja del pueblo, Caruso con sus 20 soñadores años había regresado a Buenos Aires y comenzó su carrera. Lo contrató el diario La Montaña,  y fue a vivir  en el barrio de San Cristóbal, donde se hizo amigo de Francisco Canaro y  de otros personajes del tango que visitaban a Pirincho como Bardi, Genaro Espósito, Castriota y otros. Ello le sirvió para ponerle música a un tango de Canaro: Cara sucia, que tuvo mucho recorrido en la época.

                         


En el libro: "San Cristóbal, el barrio olvidado", su autor Jorge Larroca, cuentra la mayoría de estos detalles de la vida del autor de tantísimas piezas que engrosaron el cancionero porteño. Carlos Gardel, de quien se haría compinche le grabó nada menos que 38 temas. Los tangos: Calandria, A contramano, Camarada, Cartitas perfumadas, Caricias, Cascabelito, Córdoba, Desengaño, El Pinche, Federación, Francia, El picolo navío, La brisa, La chacarera, La última copa, Los indios, Mi guitarra, Mi querer, Pedime lo que querés, Pobre Madrecita, Por ella, Puentecito, Raza noble, Sacate la caretita, Se acabaron los otarios, Sentimiento gaucho, Sufra, Tesorito, Tierrita, Tranco a tranco, Nido de amor, La garçonniere, Mía y también mala. La vidalita: Yo tuyo soy tuyo es mi amor. Los shimmys: La sulamita, Circe y Honolulu. Y el foxtrot: ¡Oh París.

Poco después de conocerse, se casaría con la actriz Elvira Quiroga en 1921, que sería demás su admiradora, pero tendrían serias desavenencias por los constantes viajes artísticos de ella. Pasaría por las redacciones de los periódicos: Crítica, Última hora y Mundo Argentino. Tuvo su propia revista: El jardín zoológico, donde da rienda suelta a su espíritu romántico, que a veces empñaba el recuerdo de sus desventuras infantiles. Escribió uns 35 obras teatrales, algunas de prolongado éxito.

                                      



Debió soportar una enfermedad que lo obligó durante años a muchos cuidados para no tener una temprana definición fatal, seguramente hereditaria. En los versos de Alma de bohemio muestra su lado romántico, una especie de confesión de vida.

Peregrino y soñador,
cantar
quiero mi fantasía
y la loca poesía
que hay en mi corazón.
Lleno de amor y de alegría,
volcaré mi canción.

Siempre sentí
la dulce emoción
de estar viviendo
mi pasión.

Si es que yo vivo lo que sueño.
Yo sueño todo lo que canto.
Por eso mi encanto es el amor.
Mi pobre alma de bohemio
quiere acariciar
y como una flor
perfumar.

Juan Andrés Caruso sufrió el final de su enfermedad a los 41 años, en el Hospital Fernández, acompañado de su amigos Alberto Vaccarezza y Enrique Muiño, e incluso de su esposa a quien  le dijo unas amargas palabras de despedida.

                                                                                                           
Su tango Alma de bohemio fue cantado entre otros por Ada Falcón, Teófilo Ibáñez, Alberto Castillo, Lucho Gatica, Osvaldo Ribó, Nelly Vázquez, Tino García, Alberto Gómez, Ignacio Corsini,  pero fue el caballito de batalla de Alberto Podestá, que lo comenzó a grabar en la orquesta de Pedro Laurenz y siguió entonándolo toda su vida con varios acompañamientos, deleitándose con la extensión de su voz, en varios pasajes del mismo.

Yo lo traigo, precisamente, por la orquesta de Pedro Laurenz cantando Alberto Podestá. Tema grabado el 15 de julio de 1943.

16- Alma de bohemio- Pedro Laurenz - Alberto Podestá



                                     

                                   




2 comentarios:

  1. salute jose maria,me conto un veterano que tambien lo cantaba rufino con di sarli pero sin ese largo calderon y que una vez se lo endoso a podesta de improviso y podesta hizo sapo.en realidad me quedo con la version de castillo ,los demas parecieran estar en una competencia aerobica aunque todos lo hicieron muy bien saludos juan de boedo

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    1. Salute Juancho. Alguna vez escuché la versión de Rufino con Di Sarli, creo que era de un programa radial. No lo puedo encontrar y me había gustado. Un amigo mío, tanguero y compañero, me decía. Vas a ver a Podestá y se manda con el:"cantaaaaaar..". Volvés del baño y todavía está: "aaaaarrrrr"...". Abrazo.

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