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jueves, 3 de marzo de 2016

Una emoción

El título ya está describiendo certeramente algunos de esos momentos que atravesamos en una pista de baile, cuando nos sentimos transportados por un sentimiento íntimo, poderoso, especial, que va guiando nuestros pasos. Cuando nuestro cuenta kilómetros milonguero está al mango, le prestamos más nuestra oreja a los versos que van acompañando a la música y seguimos descubriendo profundidades en algunos de ellos, como en éste del título, por ejemplo.

La letra le pertenece a José María Suñé, hombre del tango, que además de formidable hacedor de páginas que perduran en el recuerdo y el presente, fuera representante de varias orquestas de lustre, en aquellos años felices para el tango, seguido por multitudes. Y la música es de ese violinista maravilloso que se llamó Raúl Kaplún, representante dilecto de la escuela judía del violín, que tantos  instrumentistas aportó al tango.

                                         

Que lo hayan cantado Raúl Berón con la orquesta de Lucio Demare, Enrique Campos con Tanturi o años más tarde Roberto Goyeneche y Atilio Stampone acompañándolo con su orquesta, le da un calor especial, cercano, hermoso, porque nos transmite cosas que hemos vivido, que conocemos, que sentimos, que nos emocionan...

Vengan a ver que traigo yo
en esta unión de notas y palabras,
es la canción que me inspiró
la evocación que anoche me acunaba.
Es voz de tango modulado en cada esquina,
por el que vive una emoción que lo domina,
quiero cantar por este son
que es cada vez más dulce y seductor.

                                           


Es cierto que las versiones citadas lo enriquecieron aún más, pero estos versos sencillos, entradores, los llevamos anclados a nuestro pasado barrial, cuando los muchachos lo silbaban, tarareaban o cantaban en la esquina, mientras soñaban con hazañas milongueras. Y debatían con calentura sus preferencias por una u otra orquesta, por los cantores impresionantes de aquellos momentos.

Envuelto en la ilusión anoche lo escuché
compuesta la emoción por cosas de mi ayer,
la casa en que nací,
la reja y el parral,
la vieja calesita y el rosal.
Su acento es la canción de voz sentimental,
su ritmo es el compás que vive en mi ciudad,
no tiene pretensión,
no quiere ser procaz,
se llama tango y nada más.

Esta última frase (se llama tango y nada más)..., me recuerda a todos esos inventos: tango de salón, tango milonguero, tango nuevo, tango fantasía, tango electrónico....Y era sólo esa palabra sencilla, como la humildad registrada en todos los componentes de la familia del tango. Se admiraba a los mejores bailarines como se admiraba a los que estaban arriba del escenario, inspirándonos con su música y esos versos que entonaban cantores  que hoy están en los discos y en la leyenda. El tango era cosa del pueblo, que arrastraba a los bailarines de ambos sexos, o a los fieles que se arremolinaban en los cafés, confiterías y teatros para seguir a sus ídolos. Tiempos de radio que descargaba sus emociones en casas y conventillos, con orquestas y cantores en directo.

                                             


Esta emoción que traigo yo,
nació en mi voz cargada de nostalgia.
Siento un latir de rebelión cuando a este son
sus versos le disfrazan.
Si es tan humilde y tan sencillo en sus compases,
porque anotarle un mal ejemplo en cada frase.
Con este resto de emoción
muy fácil es llegar al corazón.

Nos detenemos a meditar en esta primera bis, y se nos ocurre pensar en la orquesta de Di Sarli, por ejemplo. ("Si es tan sencillo y tan humilde en sus compases..."). A tantos años de su desaparición física, seguimos hablando de los valores de su orquesta, de la falta de arreglos y orquestaciones especiales. que no le impidieron ser genial.  Simple, muy simple, pero maravilloso en sus resultados. Y los milongueros tenemos el privilegio de poder seguir bailando con sus grabaciones. Modelo de tango clásico, el tiempo lo jerarquiza aún más, y bailar Di Sarli con la pareja ideal, es como acercarnos al cielo presentido. O D'Arienzo, Tanturi, con esas interpretaciones  sencillas pero llenas de fuerza milonguera. O Pichuco borrando "todo lo que sobraba", en los bellos arreglos de Galván, Piazzolla o quien fuere, para acercarse más a la gente del tango.

                                       


Porque anotarle un mal ejemplo en cada frase... Si lo comprendieran y entendieran todos aquellos músicos que han querido darle otro barniz al tango... Y que en lugar de inventar un género distinto con otra denominación, usan la palabra  tango para conseguir los favores del público, se evitarían los constantes fracasos que observamos en la fugaz aparición de constantes renovadores que son apenas advenedizos que desaparecen con la misma rapidez con que intentan sorprender a incautos. Por supuesto no incluyo a Ástor Piazzolla en este apartado, porque fue un músico genial, renovador, que dejó una obra maravillosa.

Escucho estas versiones que cito en la nota y más me reafirmo en la belleza de este tango y estas interpretaciones que me arrastran a la pista de baile. ¡Cuánto sentimiento porteño atesoran! ¡Cuántas veces nos hace poner la marcha atrás y sumergirnos en aquellas inolvidables veladas tangueras que inspiraron los versos y la hermosa música de Kaplún!

                         
Raúl Kaplún -centro- al frente de su orquesta típica.


Sencillito pero querendón, como aquellas barras de muchachos y muchachas que llenaron las pistas de los clubes de barrio, donde muchos de ellos encontraron su pareja, se casaron, tuvieron hijos... al compás de una emoción, tanguera....

Y me mando con las tres versiones citadas, "en esta unión de notas y palabras"....  La de Demare-Berón grabada el 3 de septiembre de 1943. La de Tanturi-Campos, del 17 de noviembre de 1943. Y la del Polaco acompañado por Stampone, del 3 de octubre de 1972.

01- Una emoción - Lucio Demare - Raúl Berón

10- Una emoción - Ricardo Tanturi-Enrique Campos

Una emoción - Roberto Goyeneche - Atilio Stampone

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