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viernes, 26 de abril de 2024

Sinsabor

     Son muchos años bailándolo en las milongas y este tango que grabara Edgardo Donato con sus cantantes Lita Morales y Horacio Lagos, allá por 1936, sigue sonando tanto en Europa como en Argentina y países milongueros de América. Es cierto que el ritmo que le imprime Donato a todos los temas que interpreta con su orquesta, es muy bailable y bienvenido en las pistas tangueras.

    Los versos son obra del poeta César Vedani, que ya en 1927 se apuntó con dos tangos ganadores al mango como "Adiós muchachos" y "Barra querida", grabados ambos por Carlos Gardel y lanzados a la popularidad. Previamente Agustín Magaldi había cantado y llevado al disco otro tema suyo "Vieja escuela de mi barrio" y un año después "Barra querida".

                                         

Céar Felipe Vedani

   En este tema que, evidentemente no tuvo la difusión y llegada de los nombrados anteriormente, aunque continúa alimentando a milongueros/as que sienten el efecto de música y verso, Vedani con su pluma define los rasgos anímicos del hombre frustrado. Y con su pericia va narrando el presente grisáceo, oscurecido, de dicho protagonista,  por el desamor  clavado en su alma.

Llevando mi pesar
como una maldición,
sin rumbo fui.
Buscando de olvidar
el fuego de ese amor,
que te imploré.

Y allá en la soledad
del desamparo cruel,
tratando de olvidarte, recordé;
con la ansiedad febril
del día que te di,
todo mi ser.

Y al ver la realidad
de toda tu crueldad,
yo maldecí.
La luz de tu mirar
en que me encandilé,
llevado en mi ansiedad de amar.

                                           


  La nostalgia del hombre decaído, lo lleva a enaltecer cada vez con más hondura, su amor desechado.Y en su quejumbre, las palabras se hacen amargas, crueles, se encanallan. La angustia que se ha ido  acumulando en su corazón , le hace estallar  bruscamente. La quejumbre amorosa da lugar al sinsabor  ante la penuria del recuerdo que lo abruma. 
 
Besos impregnados de amargura
tuve de tu boca en su frialdad,
tu alma no sintió mi fiel ternura
y me brindó con su rigor, maldad.

Quiero disipar toda mi pena
busco de calmar mi sinsabor,
siento inaguantable esta cadena
que me ceñí al implorar tu amor.
   
   El violinista Ascanio Donato le puso música a estos versos agridulces y la orquesta de su hermano Edgardo, lo grabó el 5 de junio de 1939, con las voces de Lita Morales y Horacio Lagos. Esa versión que sigue sonando en las milongas, podemos escucharla acá una vez más.

                                   



  

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