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lunes, 26 de marzo de 2012

Cátulo Castillo boxeador


Este documento fotográfico encierra varias historias en sí mismo. Basta citar a los tres personajes que aparecen en el mismo en ocasión de un combate de boxeo. Los contrincantes son nada menos que Cátulo Castillo y Luis Rayo. El árbitro de la contienda, es el doctor Leopoldo Bard. Cátulo, con 16 años llevaba ganados 15 sobre 18 combates realizados. Era peso gallo (53 kilos) y terminaría siendo campeón liviano amateur.

Uno piensa en ese violinista que debuta de la mano de su padre poeta, componiendo temas como Organito de la tarde o Silbando (lo acompañó Sebastián Piana) y que a la muerte de su progenitor escribiría temas de tango como María, La última curda, Caserón de tejas o Tinta roja, La calesita, Patio mío y no se puede creer que haya sido boxeador. Pero además fue charlista, Director del Conservatorio Municipal Manuel de Falla y catedrático, gremialista, director de orquesta, autor de temas para películas y revistas musicales. Y hasta veterinario, cuando prohibido por la dictadura de 1955 se dedicó a estudiar la materia y atender a todos los animales que le traían los vecinos de Ezeiza. Fue preseleccionado para los Juegos Olímpicos de 1924 y este combate resume una hermosa historia. Luis Rayo nació en Badajoz –España- y llegó con su familia a Buenos Aires cuando contaba apenas 6 años. Boxísticamente hablando fue un boxeador argentino que aprendió todo sobre este deporte en el Canadian Club, vecino a su casa de Moreno y Chacabuco. Quería tanto a España como a Argentina y en la prensa de la época se lo trataba como el hispano argentino.  Fue un gran boxeador con mucho arrastre.

En esta ocasión Rayo le quitó el invicto a Cátulo.Y ambos combatirían con el boxeador-poeta Alcides Gandolfi Herrero. Rayo lo hizo ya como profesional. En su regreso por sus obligaciones militares a España, mostraría su arte y lograría con el tiempo ser campeón de España y europeo de los livianos. Al regreso,
y ya en el campo profesional, Rayo se enfrentó a Pedrito Quartucci y le ganó por puntos.Fue muy popular y con muchos seguidores. Incluso Gardel era amigo y fan suyo.

Su combate con Justo Suárez en el estadio de River Plate fue todo un acontecimiento. El Torito de Mataderos venía invicto y llenaron el Coliseo. Al acabar el durísimo combate, mientras el árbitro recogía las tarjetas de los jurados, Luis Rayo en un gesto de deportividad, levantó el brazo de Suárez reconociéndolo
vencedor. El “Torito” respondió levantando en sus hombros a su digno rival. Luis Rayo percibió cerca de 26.000 pesos y Justo Suárez 19.500. En sus grandes combates europeos no llegaría Rayo a cobrar siquiera la mitad.

La anécdota ocurrió en el viaje de Cátulo Castillo con su orquesta que viajó a España para realizar una gira en 1928 y en la cual militaban bajo su mando, los tres hermanos Malerba, Miguel Caló, Antonio Cima y Roberto Maida. Allí se reencontraría con su gran rival de la época amateur, que lo fue a visitar sabiendo de su llegada gracias a los medios, y resolvieron hacer un combate de exhibición para promocionar a la orquesta.

Cátulo volvió a ponerse los guantes, y aunque estaba fuera de forma, la cosa no pasó de un encuentro
amistoso, pero con mucho “ruido” que era de lo que se trataba. En sus idas y vueltas entre España y Argentina, Rayo, que hablaba con acento muy porteño, hizo un par de combates preparando la revancha con Suárez y una pelea con Julio Mocoroa. En su combate con el norteamericano Babe Herman, éste le propinó un duro golpe cuando terminaba el asalto produciéndole una lesión pulmonar, y fue el principio
del fin para Rayo. Regresó a España, empeoró y falleció cuando apenas contaba con 24 años de edad.

Y a modo de cierre del telón de la historia que encierra la foto, volvemos al árbitro de aquel combate.
Leopoldo Bard fue un médico, político, escritor y futbolista ligado a los primeros tiempos del club River Plate, incluso fue, junto a Pedro Martínez, quien propuso el nombre del club. Además de ser uno de los fundadores, fue jugador y capitán del primer equipo, así como su primer presidente.

Coloreando esta acuarela, los invito a escuchar dos temas de esa orquesta, grabados en España en 1929.

Bandoneones: Miguel Caló, Pablo Flores y Ricardo Malerba
Violines:Carlos Malerba y Estanislao Lavarese
Pianistas: Alfredo Malerba y Cátulo Castillo

Cantor: Roberto Maida
Director: Cátulo Castillo


Pá que volvés.Cátulo Castillo

Invocación al tango. Cátulo Castillo



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