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lunes, 27 de enero de 2025

Los recuerdos de Cadícamo

    "La Avenida de Mayo se entroniza con el cuplé. Sus estrellas son españolas y se llaman Raquel Meller, La Goya, Pastora Imperio, Paquita Escribano, La Maravillita, La Fornarina, Linda Thelma y muchas otras que desde los tinglados del varieté deleitaban con sus figuras, su belleza y su gracia castiza de majas, más que con sus cuplés, a los porteños de los años 20.

   Sus apodos que venían de Lavapiés, eran: La Chulona, La Vecindana, La Castañera, La Marimandona, La Apasionada, La Gachona, La Cigarrera... Todas heroínas de un Madrid galante. Artistas magas, hembras maravillosas de fuerza real que ya no abandonarían Buenos Aires. Recordemos a una joven talentosa y además poseedora de una agradable voz, que se sintió atraída por los cuplés tan en boga y debutó por los tinglados del varieté con canciones españolas y criollas difundiendo "La chismosa", "Que la mar es muy traidora"...

                               


  

 ...y otras ya popularizadas por Gardel-Razzano como "El pangaré", "Ay..ay..ay...", "La pastora" y "El poncho del olvido". Esta joven tiple que poco después abandonó los cuplés por el arte dramático y la comedia, llegando a ser la gran actriz argentina, orgullo de nuestro teatro y también de los de la Madre Patria, se llamó Lola Membrives.

   Luego de las damas, aparecieron los parodistas, españoles e italianos que se llamaron Duarte, Buonavoglia, y dúos cómicos como Los Carpi, Negri-Appiani, Keta y Pepe Ruiz. Famosos tríos como Los  Rovira y troupes como Los Chivos y la brasileña  Guanabara, cuya figura mimada era el cantante adolescente Raúl Roulien, quince años después estrella cinematográfica de Hollywood.

   En esa época fue cuando el diario "Última hora" organizó un concurso de poesías populares con un premio de cinco pesos para el ganador del certamen. Este premio se lo adjudicaron a unos versos lunfardos titulados: "Por la pinta", que firmaba un poeta desconocido llamado Celedonio Flores. 

   Gardel, asiduo lector de "Última hora", famosa por sus pronósticos hípicos, leyó aquella nota de Celedonio flores y resultando tan de su agrado, sin previa consulta al autor, le hace adaptar música con su guitarrista El Negro Ricardo, aun cuando la misma siempre figuró a nombre de Gardel-Razzano.

                                     

Celedonio Flores

   Lo comenzó a ensayar pareciéndole que era una creación que debía grabar de inmediato. Lo citó a Cele al estudio de grabación el mismo día que iba a realizar el disco, haciéndosela escuchar primero, y aquél al terminar de oírla se emocionó tanto que no hacía otra cosa que agradecerle ese honor. Según me comentó Cele, cuando muchos años después de este episodio, éramos fraternales amigos, en aquel histórico momento Gardel, con ese gracejo tan porteño que tenía al expresarse, le dijo:

-Pero hay una cosa, pibe... Tenés que piantarle el título de "Por la pinta".

-Lo voy a pensar, Carlitos. En ese momento no se me ocurre ninguno...

-Pero, qué clase de poeta sos... No hay tiempo que perder. Dentro de unos minutos lo grabo...

Después de unos minutos a Cele se le ocurrió rebautizarlo con el título de "Margot".  

   El disco salió a la venta y aquellos cinco pesos de premio se convirtieron para Celedonio en una redoblona de miles. Cuando yo escuché aquel disco en la voz de Gardel cantando aquellos versos alejandrinos escritos por Flores -para mí un poeta nunca igualado en su género-, me parecieron más que un poema lunfardo una escuela, un modelo, una fuente donde tendrían que ir forzozamente a abrevar los autores de de letras de tangos futuros.

   Pero infelizmente no fue así. La poesía tanguera con el andar de los años se fue convirtiendo en poesía hispana. Algunos poetas de los denominados "cultos" quisieron incursionar en él pero fracasaron al expresarse en un lenguaje completamente extraño al género.

    Eso es otra cosa. El valor autóctono fue Celedonio Flores, que supo extraer poesía del barro, esa poesía desdeñada por los puristas.

   Como Mahoma, que escribió el Corán para los islámicos, El Negro Flores comenzaba con "Margot" a escribir para los porteños una nueva filosofía tanguística".

   (Carlos Gardel, acompañado por su guitarrista José Ricardo, lo grabó en 1921, ubicando a Celedonio Flores como el poeta que esperaba el tango)

                 

 


                   

      

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